Cada vez está más extendido el dicho que afirma que la realidad supera muchas veces la ficción, un leitmotiv que el propio director Santiago Segura ha declarado en numerosas ocasiones que le sirve para sus esperpénticas películas de Torrente, que se basan en historias captadas en la calle. La de Luis Rodríguez Toubes, apodado Luisito, podría ser una de ellas. Su historia ha vuelto a saltar a la palestra al comenzar ahora el juicio que se dirime contra él por estafa.
Este joven de ahora 24 años fue detenido el 26 de julio de 2011 por haber estafado unos 38 millones de euros a un matrimonio de ancianos en Llucmajor (Mallorca), habiendo conseguido la cesión de quince fincas y de todos sus bienes. Le entregaron además 200.000 euros en metálico.
Según la Fiscalía, que solicita para él cuatro años de prisión y una multa de 3.000 euros por un delito continuado de estafa, este joven de buena familia mallorquina se aprovechó de la escasa formación cultural de los perjudicados y de la buena relación que mantenían ambas familias para persuadirles de que, con la adquisición de las fincas, ambos tendrían una de las propiedades más importantes de Mallorca por su extensión costera.
"Ni son pobres, ni son ancianitos ni están en la indigencia. Se encapricharon conmigo y yo les tenía que aguantar. Sabían lo que hacían", se defiende el joven
El matrimonio no disponía entonces de la liquidez necesaria, de manera que Luisito les convenció para que le donasen todos sus bienes y poder aparentar solvencia económica para comprar la finca a un precio ventajoso, asegurándoles que después les devolvería sus inmuebles, ya que, como les dijo, "eran donaciones ficticias". No fue así, y lo primero que hizo fue firmar una permuta con un constructor para cederle una finca situada en primera línea de mar, y añadió las donaciones a su patrimonio, llegando a poner en alguna de ellas incluso a su madre, Catalina Roselló, como beneficiaria.
"Creían a pies juntillas lo que Toubes les decía. Es listísimo y con muchas habilidades sociales. El matrimonio depositó su confianza en el acusado, no sólo llevan una vida austera, lo que se percibe en su vestimenta. Si hubieran tenido más rango social hubieran podido comentar los hechos con más gente", decía el Ministerio Público alegando la escasa formación cultural de los perjudicados.
"Me cedieron lo que quisieron, sabían perfectamente lo que hacían porque han recibido todo su patrimonio a través de donaciones y saben perfectamente lo que es una donación. He tenido que aguantar que eran unos pobres ancianitos en la indigencia. Ni son pobres, ni son ancianitos, ni están en la indigencia. Se encapricharon conmigo y yo les tenía que aguantar. Era gente que estaban tirados como colillas, no tenían hijos, no tenían nada. A lo mejor me donaron sus bienes para que les cuidara, no lo sé. La envidia es muy mala, cuatro vecinos paletos cuando se enteraron fueron allí a meter cizaña", respondía a un reportero de Espejo Público.
En la misma línea de defensa se manifestaba su madre, quien desde el banquillo como partícipe a título lucrativo alegó que los denunciantes habían comentado que "para que nuestro patrimonio se lo quede el Estado, que sea para tu hijo". Según Luisito, el matrimonio es peculiar, "no son gente común, no tenían hijos y les gustaría que su patrimonio quedara en manos de alguien de su misma cuerda, de su mismo nivel. Somos dos de las pocas familias 'buenas' de Llucmajor, una localidad de 'payeses'. Han vivido toda la vida del patrimonio, no era gente que trabajara. Me veían de su misma condición y me tenían cariño. Los estafados somos nosotros, nadie compra por 30.000 euros un solar en primera línea", alega el denunciado en referencia al solar adquirido que está en la Avenida Mediterráneo de S´Estanyol, en Mallorca, según recoge Europa Press. "Tontos no eran, tenían sus asesores y abogados. Están enfurruñados, ya se les pasará", añadía.
"Un tirillas"
Para apoyar esta versión de Luisito, su abogado defensor, Laureano Arquero, se preguntó en pleno juicio "cómo éste tirillas, que no pesa más de 40 kilos ni mide más de 1,50, iba a ser el gran embaucador del siglo XX", tildándole además de "alfeñique y niñato" sin capacidad para urdir la estafa que habría cometido con 21 años.
Fiscalía pide 4 años de prisión, mientras que la acusación los eleva a 8. Previamente ya tuvo denuncias por estafas de medio millón de euros y 600.000 euros respectivamente
Sin embargo, los letrados de la acusación, Eduardo Valdivida y Jaime Campaner, que solicitan para Luisito ocho años de prisión, hablan de un auténtico "fenómeno de la negociación a nivel jurídico, fiscal y económico". De hecho, consideran que de haber participado terceras personas en la negociación, como asesores, se hubiera destapado la maquinación. "Tiene pedigree en el pueblo, es el niño bueno de la familia y aprovecha las relaciones personales que ésta mantiene con el matrimonio. No ha inventado una nueva modalidad de estafa, pero sí la mejoró, imponiendo la ley del silencio y haciendo creer a los afectados que cualquier revelación sería perjudicial para ellos", afirmaba Campaner.
Lista de denuncias
La del matrimonio no es la única denuncia que ha recibido el joven Toubes, ya que previamente, Mercedes Llop de Villalonga, aristócrata y joyera, lo denunció por una deuda de 500.000 euros y el robo de muebles y joyas. Al parecer la joyería le cedió una serie de piezas que Luisito vendió (sin pagarlas) a un precio muy inferior.
También el joyero Guillermo Cuadrado interpuso una demanda contra él por acumular una deuda de más de 600.000 euros.
AMIGO DE FELIPE VI Y NADA QUE VER CON NICOLÁS
Luis Toubes siempre se ha hecho pasar por un integrante de la alta sociedad mallorquina, con una imagen cuidada y afirmando incluso que su familia es muy amiga del rey Felipe VI, quien "le acompañaba hasta la cama los días que iba a su casa a cenar", según declaró en una entrevista que publicaba la revista Vanity Fair.
El joven se pasea por la zona alta de Barcelona dilapidando el dinero presuntamente estafado y afirma que ha vivido en Londres, Laussane, Madrid o Barcelona después de cursar su bachillerato en la capital británica. "Me levanto todos los días a las dos de la tarde, me abren las cortinas, me tomo un zumo, me arreglo y a eso de las tres tomo un aperitivo. Almuerzo, me relajo un poco y saco mi sombrilla japonesa y salgo a dar un paseo, o de compras. Llevo la vida de un señor rico de 70 años. Mis amigos son de avanzada edad. En un fin de semana puedo gastarme 6.000 euros en ropa. Estoy en la cama, hago llamadas bancarias, miro cómo están mis pisos, las acciones... Pero sí, algo tengo que hacer, porque para la edad que tengo esto es totalmente insano. No se trata de poner sellos en un estanco, pero tampoco la dolce vita", declaraba a la revista.
Inevitablemente cuando su caso saltó a la palestra fue comparado de inmediato con el de Francisco Nicolás Gómez Iglesias, al que todavía muchos no saben si tomar en serio o considerarle un bufón. A Toubes, sin embargo, le indigna la comparación. "No tengo nada que ver con el pequeño Nicolás, él es un universitario que no ha salido de Madrid en su vida, de clase normal tirando a baja con aires de grandeza, yo me considero un chico con clase. Yo no estudio y mi familia siempre ha estado muy bien posicionada", señalaba.
Para mostrarle su apoyo en estos días de juicio, sus amigos han creado incluso el hashtag #prayforLuisito para animarle en redes sociales.