Cientos de homosexuales serbios celebraron este domingo en Belgrado la segunda Marcha del Orgullo Gay de su historia, entre grandes medidas de seguridad y sin incidentes graves, después de que la convocatoria fuera suspendida durante los últimos tres años por amenazas a la seguridad de los participantes.
La zona de la marcha, en el centro de Belgrado, se bloqueó al tráfico con un enorme dispositivo policial de miles de agentes, que contaban además con carros blindados, un cañón de agua, y varios helicópteros sobrevolando la zona, según informa Efe.
Ante la perspectiva de que pudieran repetirse agresiones como en la primera marcha en 2010, que dejó 150 heridos, las autoridades judiciales advirtieron de que cualquier intento de violencia sería tratado por procedimiento de urgencia.
Los participantes marcharon con banderas arco iris y pancartas con inscripciones en apoyo a la defensa de los derechos de las minorías sexuales por las calles del centro de la capital, en un recorrido entre el edificio del Gobierno serbio y la plaza frente al Ayuntamiento de Belgrado. Como muestra de apoyo a los derechos del colectivo, aún poco aceptado en el país, varios ministros, políticos, diplomáticos y personalidades de la cultura serbia se unieron al desfile, entre ellos el alcalde de Belgrado.
Durante la marcha, grupos homófobos intentaron romper los cordones de la policía en varios puntos y tiraron piedras contra los agentes que protegían el evento, pero no se registraron daños. La noche pasada en Belgrado, unas 2.000 personas de grupos ultraderechistas protestaron contra la marcha de homosexuales y anunciaron para hoy una nueva manifestación.
La celebración del Orgullo Gay es una importante prueba de la dedicación de Serbia, país candidato a la adhesión a la Unión Europea (UE), a la protección de los derechos de las minorías. El país balcánico negocia desde el pasado enero su ingreso en la UE, algo que se ha propuesto completar en 2020.
Los homosexuales serbios celebraron en Belgrado en 2010 su primer desfile pro-derechos, pero grupos homófobos reventaron el acto y atacaron a los policías que los protegían, lo que desató unos enfrentamientos en los que hubo unos 150 heridos, la mayoría de ellos agentes antidisturbios.
En los tres años siguientes el Orgullo Gay fue suspendido por las amenazas de grupos homófobos y ultraderechistas, una decisión criticada por la Comisión Europea y ONG como Amnistía Internacional por considerar que el Gobierno no garantizaba derechos fundamentales como las reuniones pacíficas.
El colectivo homosexual sufre en Serbia un fuerte rechazo, aunque la situación ha mejorado en los últimos años, entre otras cosas por los avances del país en su integración en la UE. Los activistas homosexuales aseguran que este año los preparativos de la marcha se han llevado a cabo en un ambiente de menos tensiones y amenazas que en años anteriores.