En España hay una generación que ronda los 20 años que, desde que nació, ha visto como algo normal que en la televisión haya personas anónimas aspirando a alcanzar la fama cada año. Ya sea por su gracia y su salero, como los concursantes de ‘Operación Triunfo’, o por estar en el momento adecuado en el casting adecuado, como ‘Gran Hermano’ o ‘Mujeres y hombres y viceversa’.

Con la primera edición de Gran Hermano en Telecinco, el reality llegó a España y, con él, la posibilidad de convertirse en famosete de la noche a la mañana. En famosete odioso, en más de una ocasión.