La inmobiliaria Reyal Urbis se enfrenta a la semana más decisiva de su historia. Este es el plazo con el que cuenta para evitar un concurso de acreedores cuya sombra es, cada vez, más alargada, sobre todo desde que solicitara el preconcurso, a finales del pasado mes de octubre. A diferencia de otras grandes empresas del sector que se han mantenido milagrosamente, la compañía que preside Rafael Santamaría cuenta con un gran inconveniente: el saneamiento del sector financiero, que ha llevado a provisionar la mayoría de sus inversiones fallidas.

Los problemas se acumulan para Rafael Santamaría, presidente y principal accionista de Reyal Urbis. Mientras la inmobiliaria negocia a marchas forzadas con sus acreedores para evitar el concurso, Santamaría se encuentra también en una situación complicada respecto a sus propias sociedades, con las que controla la participación en la compañía. La banca no quiere prorrogar los préstamos y exige la liquidación de los mismos, además en efectivo.