A veces las obras cinematográficas ambientadas en épocas pasadas hablan más de los problemas que envuelven a los artistas en el momento de crearlas que de los que realmente atormentaban a los propios protagonistas. Es el caso de Handia, una película enmarcada en el País Vasco del siglo XIX, donde los directores de Loreak, Jon Garaño y José Mari Goenaga, narran la historia real de Miguel Joaquín Eleizegui Arteaga (1818-1861), el Gigante de Altzo y, con ella, abordan a su vez muchos de los dilemas a los que se enfrentan diariamente las sociedades en la actualidad.
La capacidad para adaptarse a los cambios o el conformismo; la necesidad de ser aceptado por los demás o la indiferencia; preservar o exhibir la intimidad y ser partidario o no del mercantilismo son alguno de los focos en los que se centran los cineastas vascos.
Con las redes sociales, todos tenemos que mostrar nuestra cara más amable para que todo el mundo vea lo guay que somos. Pero muchas veces uno no sabe realmente quién es"
"Hay muchas de las cosas de la película que son actuales como el exhibicionismo, el mercantilismo... Uno se puede sentir aceptado por la sociedad con muy poco, mientras que otros necesitan todo para sentirse así. Con las redes sociales, por ejemplo, por ser simplista, todos tenemos que mostrar nuestra cara más amable para que todo el mundo vea lo guay que somos. Pero muchas veces uno no sabe realmente quién es y, lo más importante, uno no siempre es el mismo porque vamos evolucionando", explica a altavoz Jon Garaño, quien asegura que, al igual que nosotros, los personajes están determinados por la sociedad: "Es muy difícil escapar".
Un viaje a la inversa
Handia cuenta el viaje personal de dos hermanos, en principio dispares, que terminan intercambiando modos de afrontar los cambios. Tras haber combatido durante años de guerra junto a los carlistas, Martín (Joseba Usabiaga) regresa a su caserío familiar para ser testigo de un extraño prodigio: su hermano Joaquín (Eneko Sagardoy) es todo un gigante, una criatura extraña que no ha parado de crecer. Sus zapatos en un escaparate de Tolosa dan muestra de la expectación que provoca entre los vecinos. Es entonces cuando Martín decide explotar el gigantismo de su hermano como un monstruo de feria, alcanzando gran popularidad y llegando a viajar por media Europa, siendo exhibido delante de personajes ilustres como la Reina Isabel II de España.
La película plantea una reflexión, si adaptarse es bueno, malo o lo más miserable que le puede pasar a una persona"
"En la película, ambientada en el siglo XIX, hay dos fuerzas, un mundo que no quiere cambiar y un mundo que quiere progresar. Un personaje abraza el cambio, mientras que otro lo hace resignado. Tanto si lo quieres asumir como si no, al final te tienes que adaptar al cambio. Podemos ponernos una coraza y no afrontarlo, pero habrá un momento en el que se romperá. La película plantea una reflexión, si adaptarse es bueno, malo o lo más miserable que le puede pasar a una persona", comenta el director. En este sentido, los dos protagonistas hacen "un viaje a la inversa". "A veces uno quiere adaptarse, pero no es capaz y, otras veces, no te quieres adaptar, pero lo acabas haciendo", añade.
Según Garaño, la situación que se vive actualmente en Cataluña es una muestra actual de los planteamientos que se hacen en la cinta. "Hay una parte que quiere mantener las cosas como han sido y otra que quiere cambiar, hay un conflicto entre dos partes, pero también hay muchos grises, es decir, gente que no lo ve todo de un color, sino que a veces las ve blancas o negras. Al final estamos en esa rueda constantemente y eso es aplicable a nosotros en cualquier ámbito de nuestra vida, ya sea familiar, social o político",
Mitos y 'fake news'
Según Garaño, la idea nació cuando era pequeño la ikastola organizó una visita al Museo de San Telmo, donde había pertenencias del Gigante de Altzo como los zapatos, un sombrero de copa y una silla enorme. "Se me quedó grabado y, años más tarde, empecé a comentarle a mis socios que quería hacer una película sobre su vida. Después de muchas negativas, finalmente el proyecto comenzó a ver la luz, pero un déjà vu en torno a El hombre elefante (The Elephant Man, en inglés) -película estadounidense de 1980 basada en la historia real de Joseph Merrick, un hombre gravemente deformado que vivió en Londres durante el siglo XIX- les llevó a modificar el guion que tenían en mente.
Nos pareció buena idea abordar cómo se crean, se difunden y se deforman los mitos, es lo que pasa con las 'fake news'. No es tan importante la verdad, sino lo que se llega a creer la gente"
"Comenzamos a preguntar a la gente y comprobamos que muchos no conocían la historia de este gigante y, entre quienes la conocían, algunos pensaban que nunca existió de verdad, así que nos pareció buena idea abordar cómo se crean, se difunden y se deforman los mitos", cuenta Garaño. Y, a continuación, lo relaciona con el fenómeno de las llamadas fake news (noticias falsas). "No es tan importante lo que sucede de verdad, sino lo que se llega a creer la gente. A la vez, en la película también deformamos la historia del gigante, pues hay hechos reales como que no paraba de crecer y que le medían en la iglesia que viajó, pero otras forman parte del mito", compara.
A diferencia de El hombre elefante, Handia está contada desde los ojos de otro personaje y no desde los del propio gigante. "La angustia del gigante es algo que debe aparecer en la película, pero desde el punto de vista de otra persona da la posibilidad de aportar algo más. Martín no solo es un testigo, sino que es también protagonista. Uno presenta la tradición y otro el progreso. Una parte de la sociedad vasca ha querido mantener las tradiciones, pero otra quería progreso. Al final los dos se convierten en uno y eso ocurre en la sociedad vasca, española o china, en todas", opina.
Loreak vs Handia
En el caso de Martín, añade una reflexión más: "Él cree que es capaz de afrontar las nuevas realidades de una forma digna, pero muchas veces no lo hace. No podemos pasarnos toda la vida diciendo que queremos hacer algo sin poner de nuestra parte". En su caso, en el de Garaño y el equipo que dirige Handia, ansiaban alejarse de Loreak y mostrar una nueva historia y así lo han logrado. Tras su presentación en el Festival de Cine de San Sebastián, hubo amantes de Loreak a quienes no les cautivó la historia del gigante y, en contraposición, detractores de la primera que abrazaron el nuevo filme en euskera.
"La verdad es que si de ha podido hacer Handia ha sido gracias al éxito de Loreak, nos abrió muchas puertas, entre otras, la financiación. Pero también llegó un punto en el que estábamos cansados, casi que un poco hartos. Funcionó muy bien, estamos muy agradecidos, pero queríamos romper con el intimismo Loreak. Ahora traemos una película sobre dos personajes que están en un pueblo pequeñito y que, de repente, van conociendo mundo. Aparecen diferentes paisajes, diferentes realidades y eso teníamos que mostrarlo", describe. Aunque reconoce que, a medida que iban desarrollando el proyecto, algunos aspectos coincidían algo más de lo que esperaban con Loreak: "En el fondo nos gustan las personas, es lo que nos sale de dentro y en Handia pasamos muchas veces del gran angular a lo psicológico, al zoom en los personajes".