El veranillo de San Miguel es una de esas expresiones que hemos escuchado toda la vida pero no sabemos muy bien de dónde vienen.
Este veranillo, también conocido como el veranillo del membrillo (ya que coincide con la cosecha de esta fruta), no es más que un fenómeno meteorológico que tiene lugar en otoño y viene acompañado de temperaturas cálidas, más propias del verano. Habitualmente, se produce en torno a finales de septiembre, de ahí viene la coletilla de San Miguel, ya que la festividad de este santo es el día 29 de septiembre.
Después, lo habitual es que las temperaturas desciendan de manera definitiva entrando ya en un clima otoñal. Científicamente, no existe una explicación concreta para este "veranillo" y se considera simplemente un fenómeno de transición entre dos estaciones del año.
En Estados Unidos se da un fenómeno similar llamado Indian Summer, y en los países de habla alemana se le llama Altweibersommer.
En el hemisferio sur ocurre algo semejante cuando comienza el invierno y recibe el nombre de veranito de San Juan. Se llama así porque hace su aparición alrededor del 24 de junio, fecha de nacimiento de San Juan Bautista.
Al norte de Suramérica, particularmente en la república del Ecuador, se conoce como veranillo de las Almas a aquel episodio de días soleados y temperaturas elevadas que ocurre en los primeros días de noviembre (entrada la primavera); su nombre se debe a que el 2 de noviembre se celebra en el calendario católico el día de los fieles difuntos.
Durante la segunda mitad en estos mismos territorios y en particular en el Ecuador se presenta también el veranillo del Niño como resultado de los cambios atmosféricos y climáticos que se producen por el fenómeno del Niño, en particular por la presencia de la corriente del Niño que se origina en el golfo de Guayaquil. El nombre se debe a que, a pesar de ser este fenómeno erráticamente cíclico, la cultura popular lo relaciona a fechas próximas a la celebración cristiana de la Navidad.