Los líderes de Podemos ven demasiada televisión. En concreto, demasiadas series tipo Juego de tronos, Borgen o House of Cards. Se suele decir que la ficción es un reflejo de la realidad, pero en el caso del partido morado parece que sus líderes tratan de imitar cada día lo que contemplan en la pantalla. Sólo así se entiende la sucesión de odios, purgas y traiciones que hemos visto en estos cinco años que llevan entre nosotros y esa retórica que emplean con frecuencia, que es más propia del cine de serie b que de una calle española.
Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Irene Montero y Juan Carlos Monedero, entre otros, se toman la política como si fuera una película de Netflix y, por tanto, se comportan como actores. Les da igual haber sido amigos, novios o compañeros de piso. No hay piedad entre ellos. Ponen voz grave, fruncen el ceño… y se acuchillan sin contemplaciones. Podemos es un gran videojuego de esos donde la sangre corre a borbotones.
Hay quien dice que todo lo que está pasando en Podemos es fruto de su bisoñez como partido. Puede ser, pero más bien es consecuencia de la bisoñez de sus líderes, que se creen que están metidos en una serie de televisión y en vez de estrategias elaboran guiones. No les importa ni el bienestar general y ni el interés del partido. Sólo buscan su lucimiento personal.
El serial sobre Errejón
Estos días asistimos al serial sobre el futuro de Errejón, y Podemos ha conseguido que todo el mundo esté pendiente de cada nuevo capítulo de este folletín. Los periodistas, sabedores de esta tendencia cinematográfica de Podemos, ya no cuentan lo que pasa en cada momento, sino cuál podría ser la siguiente escena. En vez de narrar los hechos, estamos interpretándolos como si esto fuera una partida de ajedrez. Así, por ejemplo, si alguien tiende la mano a Errejón, decimos que es una trampa, porque sabemos que los podemitas nunca dan un paso en falso.
Todo esto puede parecer muy divertido, pero en el fondo empieza a resultar agotador. Se comportan como niños en el patio de un colegio y todavía no han entendido que la política es mucho más que puro entretenimiento.