La Comisión Europea ha salido al paso de los temores respecto al impacto de la robotización en el mercado laboral en su informe anual sobre el empleo y el desarrollo social en Europa.
Según apunta el estudio, "los robots, la inteligencia artificial y las tecnologías digitales están revolucionando la forma en que se fabrican los productos y se brindan los servicios. Estas tecnologías pueden hacer obsoletas las tareas de rutina en los trabajos tradicionales, lo que genera preocupación por la pérdida de puestos de trabajo".
Sin ir más lejos, un informe de la consultora PwC advierte de que el 34% de los empleos actuales en España podría desaparecer por la robotización después de 2030.
A este respecto, el informe de Bruselas señala que "aunque no hay una conclusión definitiva sobre el posible alcance del impacto de la tecnología en el empleo, los estudios muestran que las tareas rutinarias repetitivas son las más propensas a la automatización total o parcial. Este proceso continuo ha estado acompañado por la polarización del empleo: la incidencia de empleos con salarios altos y bajos ha aumentado, mientras que la cantidad de empleos de ingresos medios está disminuyendo".
El estudio, no obstante, afirma que "la automatización no necesariamente lleva a la destrucción del trabajo". "Los Estados miembros donde la automatización de la producción está más extendida, como Alemania y la República Checa, son también los que registran las tasas de desempleo más bajas de la Unión Europea en este momento", asevera el informe. "Alemania, por ejemplo, tiene la mayor proporción de robots en la UE, aunque hay poca evidencia de que los robots tengan un impacto negativo en el empleo".
Productividad vs polarización
El informe sigue así una línea en parte similar a lo que alumbran distintos economistas como Manuel Hidalgo. "El mayor uso de robots eleva la productividad y por ello los salarios. Esto provoca un aumento de la renta disponible y por tanto de la demanda, lo que termina por elevar el empleo en otros sectores", explica Hidalgo sobre los casos de países con altas tasas de automatización y bajo desempleo.
Hidalgo, no obstante, advierte "que la parte negativa de la noticia" es que la robotización puede provocar desplazamientos entre sectores del empleo de forma que, mientras que el sector 'robotizado' genera más riqueza para sí, un porcentaje de los trabajadores que antes estaban en él acaba en empleo con menos salarios, profundizándose la 'polarización'.
Para el informe de Bruselas, en cualquier caso, la piedra de toque está en la formación y su capacidad para aprovechar la sucesión de oportunidades tecnológicas. "La medida en que el trabajo puede ser reemplazado por tecnología depende del nivel de habilidades requeridas por las tareas que se realizarán en cada trabajo. Esto explica la tasa de reemplazo relativamente alta de tareas repetitivas de baja destreza. En contraste, se necesita mano de obra calificada para explotar por completo el potencial de las tecnologías modernas al operarlas, mantenerlas, repararlas y mejorarlas", dice el informe. "Si la mano de obra es o no sustituida por la tecnología, en última instancia, depende de la capacidad de los sistemas de educación y formación para adaptarse a las oportunidades tecnológicas que cambian rápidamente. Es por eso que es tan importante invertir en las habilidades de las personas, por lo que siguen siendo utilizables, independientemente de la evolución tecnológica".