Arte, historia, museos, gastronomía, tierra de paso del Camino de Santiago, alojamientos de nivel, bonitos paisajes… Un destino único, a tan sólo dos horas de Madrid, jalonado por numerosas bodegas en las que la uva verdejo reina por derecho propio. La Ruta de los Vinos de Rueda nació con la función de revitalizar la zona y darle también un significado turístico.
Son varias las claves para que en esta comarca se obtengan vinos espléndidos: por una parte la verdejo es una uva noble y de gran calidad y, por otra, el terreno se eleva entre 700 y 870 metros, lo que es fundamental y beneficioso para su maduración. A esto habría que añadir sus tierras de ‘cascajo’ (pedregosas), otro factor muy favorable para las cepas.
Un vino con historia
Actualmente es la D.O. con mayor consumo en España de vinos blancos. Una comarca delimitada entre tres provincias- Ávila, Segovia y Valladolid- al margen izquierdo del río Duero, en pleno corazón de Castilla y León. Pero en 2021 no es blanco todo lo que reluce: desde 2008 se pueden elaborar también tintos, rosados y espumosos.
En el siglo XV el vino ‘Dorado’ de esta zona se bebía con fruición en la corte de los Reyes Católicos; un siglo más tarde, añejos y trasañejos se exportaban a Gran Bretaña haciendo la competencia a los de Jerez y Málaga.
Se cree que fueron los mozárabes quienes en el siglo XI introdujeron la verdejo en España desde el norte de África y ya en el siglo XV su vino ‘Dorado’ se bebía con fruición en la corte de los Reyes Católicos; un siglo más tarde, añejos y trasañejos se exportarían a Gran Bretaña haciendo la competencia a los de Jerez y Málaga. También había vinos jóvenes, denominados ‘mostos’.
Pasado y presente
Tras una larga época dedicada a los graneles y la exportación fundamentalmente, el resurgir de estos vinos, comienza en los años 70. Pionera en muchos sentidos, Rueda fue la primera Denominación de Origen de Castilla y León y la D.O. como tal se crea en 1980.
Hoy en día, no todo es verdejo. También pueden encontrarse en la ruta vinos de otras variedades distintas reconocidas por la D.O.: las blancas sauvignon blanc, chardonnay, viura, viognier y palomino fino, junto a las tintas tempranillo, garnacha, merlot, syrah y cabernet sauvignon.
En busca de la excelencia
En Rueda hay bodegas que son auténticas joyas y elaboran algunos de los blancos mejores de España. Aunque no es así en todas las ocasiones, por eso, una de las últimas iniciativas ha sido la nueva calificación: “Gran Vino de Rueda” del que hasta ahora sólo uno, de la Cooperativa Cuatro Rayas, ha salido al mercado como ya destacábamos en Gastrópoli. Una categoría que exige viñedos con más de 30 años, entre otras condiciones, y apuesta por rigurosos controles de calidad.
La Ruta de los Vinos de Rueda ofrece la posibilidad de visitar 30 bodegas diferentes y todas incluyen catas de sus vinos como broche final. Entre ellas, Bodegas Viore. Perteneciente a Bodegas Riojanas, sigue la estela de esas grandes casas de Rioja que han llegado a Rueda para completar su oferta con vinos blancos de calidad. El respeto por el terruño y sus peculiaridades ha sido una constante en Viore desde que se fundara en 2016.
Una bodega rodeada de viñedos, todos de verdejo, que produce unas 700.000 botellas de vinos blancos. El enólogo Pablo García hace los vinos desde la viña como principal punto de partida, para lograr unos blancos elegantes y de altura con sus marcas, Viore y Viña Albina, que gozan de gran proyección. Este año, debido a la pandemia, las visitas enoturísticas comenzarán de nuevo tras la recolección y, si todo va bien, en 2022 ya se podrá visitar su vendimia nocturna, un espectáculo único.
Vino de crianza biológica
Una de las grandes peculiaridades a descubrir en Rueda es Bodegas De Alberto. Enclavada en Serrada (Valladolid) recuperó la tradición de los vinos de licor en una antigua casa de labranza de los monjes dominicos, que data del siglo XVII. Aquí elaboran vinos 'Pálidos' de crianza biológica en botas de roble- durante tres años- y el vino Dorado. Éste último se hace mediante crianza oxidativa en damajuanas expuestas al sol y luego envejecidas en botas de roble por el sistema de soleras con una madre de más de 80 años.
Unos vinos exclusivos y multipremiados, elaborados en una bodega que la familia Gutierrez recuperó hace 40 años. Hechos con verdejo, reposan en unas profundas y rehabilitadas galerías subterráneas del siglo XV que se encuentran bajo la casa; el ‘Dorado’ es, en su categoría, el más premiado mundialmente. Son muy adecuados para tomar de aperitivo o con los postres y los ofrecen en los mejores restaurantes de España.
Un hito en Rueda
Otra bodega única en la zona situada en La Seca, considerada la 'milla de oro' de la D.O. La salida al mercado de su vino Malcorta, una cepa recuperada, fue todo un hito en el mercado. El bodeguero Javier Sanz basa su filosofía en la conservación de viñedos prefiloxéricos con mas de 150 años en su Pago del Saltamontes y la recuperación de variedades prácticamente extinguidas. Una de ellas es la malcorta es un tipo de verdejo que como su nombre indica, era dificultoso de vendimiar, lo que junto a sus bajos rendimientos estuvo a punto de hacerla desaparecer.
Javier Sanz la recuperó junto a la ‘colorado’, otra uva tinta única de esta bodega. Con genética desconocida, elaboran con ella un puntero vino monovarietal hecho desde la viña, como siempre en esta casa. Además, no falta en su producción la verdejo, sauvignon blanc, moscatel y bruñal, ésta última procedente de Arribes del Duero. Cinco generaciones de viticultores que, a lo largo de 150 años, han continuado una espléndida labor hasta nuestros días. Posee un espectacular espacio para eventos en una antiguo iglesia rehabilitada, donde se suelen hacer las catas de sus vinos.
Moneo apuesta por los tintos
La Mejorada se encuentra en lo que fue un antiguo monasterio jerónimo, rehabilitado por el arquitecto Rafael Moneo, dueño de las bodegas desde 2007. Un amplio espacio ajardinado con capilla mudéjar, donde se elaboran principalmente vinos tintos de variedades foráneas como syrah, merlot, malbec o cabernet sauvignon, junto al tempranillo, todos como Vino de la Tierra de Castilla y León.
Fue hospedería y monasterio, donde los monjes ya cultivaban viñas y entre sus paredes se alojaron personalidades como Cristóbal Colón o Felipe II. Un lugar con una gran historia que cuenta con 42 hectáreas de viñedo y cuyos vinos se elaboran en el antiguo claustro, algo extraordinario. Además, da la oportunidad de probar vinos nada habituales en esta D.O.
Aunque la Ruta del Vino de Rueda da un gran protagonismo a las bodegas, también comprende la posibilidad de conocer sus restaurantes- ¡los deliciosos asados de la zona!-, panaderías donde hacen honor a la fama de sus panes o queserías artesanales como Cantagrullas. No olvidemos la fama de sus piñones o la repostería. A estos aspectos gastronómicos se suman sus alojamientos variados, desde hoteles boutique a casas rurales o el bonito Parador de Tordesillas. Un microcosmos vinícola y gastronómico con numerosos atractivos de los que ahora el público puede disfrutar.
Nota: Ninguno de los establecimientos mencionados se han seleccionado por algún motivo comercial, su elección es una decisión únicamente de calidad y periodística. Los precios son meramente orientativos.