Opinión

¡Viva la Guardia Civil!

Viva la Guardia Civil, que salva vidas, que protege fronteras de cualquier hostilidad y que vela por los intereses del país. Cuanta más unidad política nos hacía falta en este

  • Labores de rescate de la Guardia Civil.

Viva la Guardia Civil, que salva vidas, que protege fronteras de cualquier hostilidad y que vela por los intereses del país. Cuanta más unidad política nos hacía falta en este último año -con la pandemia y con esta crisis sin precedentes en décadas con Marruecos- más ha brillado por su ausencia. Las aguas están demasiado revueltas por encuestas, por campañas electorales que no cesan y por mirar siempre por un interés particular en lugar de por el bien común. El hartazgo por una manera de hacer política es generalizado, no hace falta que lo diga el CIS, socialmente lo indican todas las encuestas, léase hartazgo o desafección, dos factores que van a ser dignos de estudio para nuestros hijos.

Ellos son quienes nos hacen encoger el corazón, al ver, por ejemplo, en la portada de los diarios a un guardia civil que salva del agua a un bebé, tenga la nacionalidad que tenga. Cuando se contempla esa fotografía entran ganas de gritar por todo lo alto ¡viva la Guardia Civil! Este cuerpo está haciendo el trabajo que por ejemplo la Unión Europea tiene pendiente por hacer en el terreno de las migraciones.

La actitud de Marruecos

Marruecos no es 'hermano', esa es una forma de hablar, porque un 'hermano' no tiene la crueldad que se palpa y se divisa estos días en la frontera de Ceuta. Ahora mismo es un país hostil para España, sea porque hayamos acogido de forma humanitaria al líder del Frente Polisario, o por lo que sea. Me da francamente igual. Hay cosas que son inadmisibles y sobra hipocresía y faltan actuaciones contundentes que no pasan solo por proteger fronteras, pasan por gestionar con los países de origen para salvar vidas y evitar que tanta gente muera. Marruecos no ha tenido en cuenta ni a los suyos ni a sus vidas. Los ha dejado en la más absoluta desprotección. Frente a eso solo cabe firmeza en todos los frentes de actuación que no son pocos, desde la Casa Real a las Fuerzas Armadas, a las organizaciones humanitarias, a los pactos que se establezcan en Bruselas. Hoy España deberían ser todos los miembros de la UE, no solo con mensajes de apoyo. Sobran palabras y falta actuación. Ceuta no puede asumir esto sola, como tampoco puede Canarias o cualquier otro lugar donde las costas se convierten en objetivo de quienes huyen de sus países en busca de zonas de prosperidad. Nuestro mar tampoco puede ser un cementerio.

Ahora toca buscar una solución para los menores que ya han cruzado a nado la frontera, o que han saltado la valla, o que han pasado debajo de un camión

Ningún ser humano dejaría morir a un bebé si está en sus manos poder salvarlo, ningún ser humano que sea buen padre querría ver a su hijo en la calle buscándose la vida, solo, sin trabajo ni dinero ni comida. Ahora toca buscar una solución para los menores que ya han cruzado a nado la frontera, o que han saltado la valla, o que han pasado debajo de un camión. Francamente, no sólo sirve la acción de las ONG de las que yo he sido partícipe y testigo, en mi caso de una entidad catalana –Punt de Referencia- acogiendo en casa a un inmigrante menor de edad, tutelado por la Generalitat, que cruzó de Marruecos a España en los bajos de un camión. Vivió en casa, compartió mi vida y la de mi familia, vivió unas navidades con nosotros y nosotros vivimos su ramadán –y su cuscús y sus guisos exquisitos-, le acogimos como uno más, le dimos el cariño y apoyo que cualquier ser humano necesita y más siendo tan joven y viviendo sin los suyos en un país que tampoco es el suyo.

En busca de soluciones

Vienen cargados de sueños, que poco a poco en muchos casos se desmoronan cuando descubren la realidad y la soledad. Pero la fortaleza les persigue queriendo sacar a su familia de la pobreza, enviando dinero o trabajando para hacer una agrupación familiar. Contribuí en lo que pude en acompañarle a buscar trabajo, en hacerle entender que tener papeles suponía tener derechos y también obligaciones en esta sociedad, en valorar también lo nuestro y reconocer su cultura y sus costumbres. No es incompatible, se basa en respetar, respetar aquí y allí y acogerse a las normas que rigen en la comunidad en la que vives, no en atacarlas como algunos otros pretenden o persiguen. Esto va de vidas, de gestión de vida. Tan responsable es Marruecos como Europa y España. La política migratoria debe estar encima de la mesa hasta resolver no solo lo de hoy sino lo de ayer y lo de mañana. De hecho, es el pan de cada día de nuestra sociedad. Un nuevo reto. No nos pueden seguir salvando la vida solo la Guardia Civil, la Policía Nacional o local, la Cruz Roja o cualquier ONG. Cuídense, con mascarilla siempre.

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