Los trabajos de búsqueda de los dos trabajadores desaparecidos en el desprendimiento de un vertedero en Zaldibar (Vizcaya) se han vuelto a suspender este lunes ante la inestabilidad del terreno y el riesgo de nuevos corrimientos. Se trata de la tercera vez que los trabajos tienen que detenerse desde que se produjese la avalancha de tierras y basura.
En una conferencia de prensa en el Ayuntamiento de Zaldibar, la consejera de Seguridad del Gobierno vasco, Estefanía Beltrán de Heredia, ha declarado que los geólogos han aconsejado no continuar con los trabajos ante el riesgo para los operarios que participaban en las tareas de búsqueda con la ayuda de medios mecánicos.
Los geólogos deben analizar ahora si es posible continuar con los trabajos con medios mecánicos en algún punto del desprendimiento, que el pasado jueves arrastró más de medio millón de metros cúbicos de residuos industriales con presencia de amianto ladera abajo desde el vertedero y sepultó a dos trabajadores de la instalación, además de cortar durante horas la autopista AP-8 (Bilbao-San Sebastián) en ambos sentidos. Si no es posible seguir con esos trabajos, será necesario proceder a la estabilización de los terrenos.
"No hay que generar alarma"
En el mismo acto informativo, el consejero de Medio Ambiente, Iñaki Arriola, ha asegurado que las mediciones del aire que se están efectuando en la zona reflejan unos "niveles normales", y que no existe riesgo alguno para el abastecimiento de agua en las localidades del entorno, por lo que "no hay que generar alarma".
La consejera de Seguridad ha detallado que tras una primera fase de los trabajos de búsqueda de los desaparecidos por medios manuales, ayer se abordó una segunda fase mediante el uso de excavadoras, que esta mañana ha quedado paralizada a la espera de que los informes de los geólogos determinen si es factible reanudarla en alguna zona del desprendimiento. De no serlo, "habría que pasar a la tercera fase, de estabilización de los terrenos y de actuaciones vigiladas hasta que se pueda localizar" a los desaparecidos, ha indicado Beltrán de Heredia, quien ha expresado su solidaridad con la situación "de angustia" que sufren las familias de los desaparecidos.
Según les ha asegurado, "los medios que se están aportando" para su búsqueda "son todos los posibles" en las condiciones existentes, dada la "gran inestabilidad" del terreno sobre el que se trabaja y las garantías de seguridad que se requieren para el personal que allí opera. Por su parte, Arriola ha explicado que se ha informado a la ciudadanía de que las mediciones de aire que se vienen realizando arrojan unos niveles "normales" y que también se ha controlado la calidad de las aguas y hasta el momento no se han detectado afecciones a los ríos de la zona.
Arriola, que ha solicitado comparecer en la comisión del Parlamento Vasco para informar del asunto, ha explicado que en los próximos días hay que investigar las causas del derrumbe del vertedero, instruir el correspondiente expediente a la empresa propietaria, Verter Recycling 2002 S.L., y exigirle que presente un proyecto con soluciones para estabilizar el terreno. Si no hay una respuesta rápida por parte de la empresa, el Gobierno Vasco actuará de manera subsidiaria para desarrollar las actuaciones necesarias "con garantía y prontitud".
El departamento de Medio Ambiente también trabaja en la búsqueda del lugar adecuado al que trasladar los materiales industriales con presencia de amianto contenidos en el vertedero derrumbado con las medidas de seguridad adecuadas.
La viceconsejera de Medio Ambiente, Elena Moreno, que ha dado por descartada la presencia de lindane y otros contaminantes orgánicos, ha explicado que cada cuatro horas se efectúan en la zona controles de amianto y ha indicado que la consejería está en contacto con los dos vertederos que reciben este mineral en Euskadi, ubicados en Mallabia y Zalla.
La viceconsejera ha señalado que las irregularidades detectadas en una inspección en julio de 2019 en el vertedero siniestrado, que tiene capacidad para albergar 2,4 millones de toneladas de residuos y aún faltaban unas 600.000 toneladas para completarla, consistían en "muchas cosas pequeñas que no se hacían bien". "Nada de lo que vimos nos podía llevar a pensar que había riesgo" para la estabilidad del terreno, ha afirmado.
Entre otras cosas, la inspección detectó la presencia de residuos cuyo depósito no estaba autorizado, fundamentalmente plásticos, según el consejero Arriola, quien ha afirmado que la actividad del vertedero es "una actividad controlada", pero "las desgracias ocurren".