En Granada, cuando los conductores rondan la capital por la circunvalación miran al paisaje con un orgullo renovado. Lo que era un espacio funcional o industrial se ha convertido en arte. Y un arte que, como dicen en la ciudad nazarí, está entre los finalistas de los óscar de la ingeniería y la arquitectura.
Los premios de IABSE nacieron en 1998 y suponen una de las más renombradas distinciones a nivel internacional para las estructuras más notables, innovadoras, creativas o estimulantes de todo el mundo. La gala que reúne a lo mejor de la ingeniería ha puesto su ojo en las renovadas cocheras del metro de Granada. El secreto de este éxito radica en "trabajar para crear un paisaje mejor”, nos cuenta el arquitecto responsable de una nueva vista de Granada, Tomás García Piriz.
Las cubiertas del metro de Granada están en el límite de la ciudad, al inicio de la Vega de Granada, y tienen como escenario de fondo las crestas de Sierra Nevada, “entendimos este proyecto como una infraestructura muy valiosa, pero a la vez como un paisaje”, explica García Piriz, que ha formado parte del equipo de PONTEM, la empresa responsable de Heliosfera, el acabado de los talleres del metro.
García Piriz y el ceo de PONTEM, Manuel Escamillas, no imaginaron cuando eran unos adolescentes que compartían clase en el IES Generalife, un centro ubicado en el paisaje de la Vega de Granada, que acabarían configurando ese mismo paisaje que ha sido reconocido la Asociación Internacional de Puentes e Ingeniería Estructural (IABSE).
La empresa PONTEM hizo frente a un reto mayúsculo. Tenían que diseñar las cubiertas para cocheras y talleres de los vagones del metro, que valen millones de euros. En una ciudad como Granada, es fácil que se rebasen temperaturas de 38º por arriba y 5º por abajo. “Es una infraestructura enorme y compleja”, explica el arquitecto.
Además, el equipo de PONTEM hacía frente a otro hecho, las cubiertas son vistas a diario por miles de personas, ya que está al paso de la autovía, “ante nuestra obra pasan 150.000 coches cada día que se convierten en espectadores de nuestras cubiertas, o sea, que nuestra propuesta va a ser la construcción más vista de la ciudad, ¡más que la Alhambra!”, reflexiona García Piriz, “así que era la oportunidad de demostrar que estamos a la última”.
No es una cubierta, es un paisaje
Las cejas se arquearon cuando los diseñadores propusieron que la obra no fuera una cubierta, sino un paisaje. Tuvieron que afanarse para convencer al órgano contratante de la Junta de Andalucía. El reto está en que ese nuevo paisaje propuesto tiene 9.000 metros cuadrados bajo la que podrán guardarse hasta 32 vagones.
Sobre la superficie superior emergen claraboyas, que aseguran la iluminación y ventilación natural del interior de las cocheras, una torre de comunicación, un mirador, 2.400 metros de placas fotovoltaicas que abastecerán un 10% de la energía que consume toda la propia red de metro.
Pero el despiece esencial de las cubiertas de Heliosfera está en su compuesto vegetal. “Hemos creado un jardín, una cubierta verde ajardinada de más de 3.300 metros cuadrados y lo hemos llenado de plantas autóctonas”.
El jardín se vale de una colocación estratégica, de un innovador sistema de bandejas ensambladas con una base de serum plantadas con varias especies mediterráneas, lo que permitirá un uso inteligente del agua con riego automático y reutilización del agua. La cubierta vegetal absorberá un total de 20 toneladas de CO2 que dejarán de emitirse a la atmósfera cada año, mitigando además el efecto “isla de calor” en la zona.
Como arquitecto, García Piriz fortalece en sus trabajos el desarrollo del paisaje granadino, ya sea ensalzando la silueta de Sierra Nevada, el entorno industrial de la capital o los paisajes lunares de cuevas de la Hoya de Guadix, en Heliosfera redunda en la idea de conectar medio ambiente y la funcionalidad arquitectónica, “hoy en proyectos como este tenemos que responder a una normativa muy exigente en sostenibilidad. Nosotros queríamos ir más allá de una buena propuesta estética o la solvencia sostenible, queríamos crear una unicidad en la que todo se hibrida”, explica el arquitecto.
Una cochera de trenes convertida en obra de arte en la que el todo es mucha más que la suma de sus partes ha permitido a este proyecto integrarse con obras mucho más costosas y mastodónticas de todo el mundo. Por suerte, este año IABSe ha abierto su concurrencia a “proyectos pequeños” como el de Granada. Grandes autovías y puentes en China, rascacielos en Dinamarca o el nuevo viaducto de Bolintxu, Bizkaia son algunos de los nominados en IABSE, que cuenta entre sus anteriores premiados con obras tan relevantes como el Museo Guggenheim de Bilbao (2001), el Stade de France de París (2002), la Copenhagen Opera House (2008), el National Aquatics Centre de Pekín (2010) o el Burj Khalifa Tower de Dubai (2011), por citar algunos de los más conocidos. Ya saben, es cuestión de saber mirar, toca disfrutar del paisaje de la circunvalación de Granada capital.