Para muchos, la Navidad es sinónimo de reuniones familiares, reencuentros con amigos y, en definitiva, felicidad. Pero para muchos otros estas fechas suponen todo un reto y revivir posibles problemas y traumas del pasado. Algunos trastornos mentales y diversas condiciones empeoran con la llegada de la Navidad, por lo que ser comprensivos y adaptarse a las necesidades particulares de cada uno puede ser fundamental en noches como el 24 y 31 de diciembre, así como el próximo 5 de enero. Ejemplo de esto es la conocida como 'depresión blanca' o 'blues de Navidad'.
La depresión blanca no es más que una especial tristeza que tiene su origen en la llegada de estas fechas del año. Se trata de una mezcla de síntomas de depresión y ansiedad que convierte la Navidad para quiénes lo padecen en una temporada nada deseable. Según los expertos, en estos casos el ambiente festivo, las reuniones y los regalos se viven como algo hostil, pero lo cierto es que no es un fenómeno tan raro como se puede pensar. Detrás de esto no siempre hay problemas graves o pérdidas recientes, sino también distintas sensibilidades o momentos vitales que no incitan a participar en celebraciones.
Los 5 trastornos que empeoran en Navidad
Además de la llegada del 'blues de Navidad', otros trastornos sufridos a lo largo de todo el año pueden agravarse en esta época del año. La baja autoestima, inseguridad, o una personalidad introvertida son factores de riesgo que pueden hacer más fácil atravesar una de estas situaciones. Así, uno de estos problemas puede ser el de 'afenfosfobia', que no es más que el miedo al contacto físico. Aquellos que lo sufren llevan hasta el extremo la idea de proteger el propio espacio, y esto no se reduce al trato con desconocidos, sino a toda persona, sea conocida o no. Así, hay cuatro trastornos más que se ven agravados durante estas festividades:
• Compras compulsivas.
• Trastornos de conducta alimentaria.
• Fobia social.
• Miedo a los ruidos fuertes.
Para las personas con ansiedad o trastorno por atracón, el aumento de reuniones alrededor de la mesa puede suponer todo un problema. Además de esto, aquellos con ansiedad ante ruidos fuertes como cohetes o petardos también deben enfrentarse a situaciones complicadas. El clásico descorche de una botella de cava o inflar y explotar globos puede ser de lo más perjudicial para ellos. Así, este tipo de problemas puede conllevar sudoración excesiva, frustración, temblores y, en definitiva, ansiedad generalizada.