La elección de Miquel Martí Escurell como presidente de la Fira de Barcelona no es casual. Fuentes empresariales consideran que constituiría un éxito sin paliativos para las tesis separatistas y un balón de oxígeno para los partidarios de la independencia. De confirmarse su designación el próximo mes de julio en sustitución de Josep Lluis Bonet, la Fira, considerada la joya de la corona de la economía catalana, quedaría en manos de las tesis soberanistas.
El valor estratégico de la Fira es tan importante en términos económicos como de proyección, una de las instituciones empresariales más relevantes de Cataluña. cada año organiza y acoge en sus salones, reuniones y congresos que implican a todos los sectores de la economía. Entre los eventos que mas beneficios les aporta destaca el Mobile World Congress, que le supone un 40% de sus ingresos o Alimentaria un salón que que concentra el 12 % de su negocio. El año pasado cerró con unos ingresos récord de 165 millones de euros, un 10% más que el año anterior. Para este ejercicio prevé unos ingresos de 160 millones de euros.
La Fira ha estado dirigida, hasta ahora, con mano de hierro por Josép LLuis Bonet pero su mandato acaba el próximo mes de julio y son muchos los que se preparan para hacerse cargo del festín. Los estatutos de la institución marcan que el candidato que se proponga deberá contar con el apoyo unitario del Ayuntamiento de Barcelona, la Generalitat de Cataluña y la Cámara de Comercio. Un triunvirato en el que se perfila un nombre con fuerza el nombre del Martí Escursell.
Martí es el actual presidente de Moventia, una empresa dedicada al transporte de pasajeros y la distribución de vehículos. Es la tercera generación que lidera la empresa familiar. Sus vínculos son también políticos. Fue el máximo impulsor y presidente del FemCat cuando sustituyó en el cargo Carles Sumarroca. El FemCAT nació en 2004 como una entidad que pretendía revolucionar el mundo empresarial barcelonés. Un forma de resarcirse por el sentimiento de ciertos sectores de hallarse apartados de los centros de decisión a pesar de formar parte de grandes grupos empresariales. Empresarios que coquetean con el process, afines a Mas y Pujol y que ejercen como lobby de presión colocando a directivos en los puestos de administración catalana. La idea era crear estructuras de estado en el mundo de la empresa para vencer las barreras de la internacionalizacion del proceso independentista. Una entidad para ir por el mundo representando a Cataluña. FEMCAT intentó asaltar a la patronal Foment del Treball en las elecciones de 2010 pero fueron derrotados por el actual presidente de la CEOE , Juan Rosell.
Los empresarios de FemCAT
En sus filas se inscriben empresarios como Ricard Aubert, de los enchufes, interruptores y apliques SIMON. Elena Massot, de la inmobiliaria VERTIX. Elena es hija de Felip Massot, fiduciario de Artur Mas, según recientes informes policiales y titular de una cuenta corriente en el mismo banco HSBC donde el padre de Mas tenía un saldo cercano a los dos millones.
Otros empresarios en las filas del FemCAT son– Josep Mateu, del RACC. Jordi Bagó, de SERHS a cuyo hermano hermano, Ramon Bagó se le atribuye la frase “habría que matar a todos los del PP”.
En el FemCAT están demás, Joan Font, de los supermercados BONPREU y ESCLAT donde se prohibe el hilo musical en castellano. Albert Esteve, del Laboratorio ESTEVE, Josep M. Lloreda, fabricante del conocido limpiador KH7 LLOREDA y Mireia Tomàs, de Agrolimen, (GALLINA BLANCA, AVECREM, BOCATTA o PANS&COMPANY).
Martí y su relación con Spanair
El principal candidato para la presidencia de la Fira ,Miquel Martí fue también el máximo promotor de la compra de Spanair. Adquirida en 2009 por un grupo de empresarios catalanes con la intención de convertirla en el motor del aeropuerto de EL Prat. La crisis de esos años y la falta de dinero para ejecutar un plan de reflotamiento llevó a la aerolínea a una axfixia financiera que empezó a ser irreversible en verano de 2011. Con los propios accionistas exhaustos, la Generalitat se implicó a fondo con créditos y avales, pero el concurso de acreedores, con deudas de 600 millones de y la posterior liquidación dejaron un reguero de pérdidas entre los acreedores bancarios, los proveedores y los accionistas públicos y privados. La implicación del Govern en los últimos años de Spanair derivó en una comisión de investigación por la que pasaron todos los implicados y en la que nadie asumió responsabilidades.