Grigory Antipov, un experto en computación involucrado en los laboratorios franceses Orange, es el responsable de que podamos predecir cómo será nuestro físico en el futuro. Con la ayuda de su equipo y a través de determinadas técnicas, es capaz de generar una simulación de la apariencia llegada una determinada edad; aunque su coste y tiempo es elevado aún.
El algoritmo, además de envejecer rostros, retrocede en el tiempo a aquellas personas en edades maduras que quieran volver a ver sus caras jóvenes. Antes de este último avance, la empresa ya era capaz de modificar los rostros, pero no de mantener las características personales de cada individuo. Ahora, gracias a un software de aprendizaje profundo, ha podido solucionar este problema y tiene en cuenta los rasgos más personales para envejecerlo o rejuvenecerlo.
En el proceso están implicados dos aparatos: un generador de caras, y un discriminador facial. Ambas máquinas han aprendido a sincronizarse de forma adecuada practicando con 5.000 rostros diferentes, tomados de las bases de datos Internet Movie y Wikipedia, y divididos en seis grupos de edad: de 0 a 18 años, de 19 a 29, de 30 a 39, de 40 a 49, de 50 a 59, y más de 60.
Así, el sistema asimila los rasgos más característicos de cada franja de edad, y los aplica a otros para que parezcan tener la deseada. Sin embargo, esta operación en solitario puede provocar la pérdida de identidad, por lo que, después, se vuelve a analizar la imagen envejecida para comprobar que se le reconozca. En este sentido, el reconocimiento facial del algoritmo tiene un 80% de precisión, un 30% o 50% más que otras técnicas desarrolladas anteriormente.
Este avance no sólo sirve para uso personal, sino también para seguridad o investigación, como la identificación de criminales o la búsqueda de desaparecidos. No obstante, de momento, estos desarrolladores no pretenden hacerlo público; aunque, según afirman, la descripción aportada es lo “suficientemente detallada” como para que cualquier interesado pueda implementarlo.