Cultura

¿Te comerías el cadáver de tu compañero de trabajo? 50 años del rescate de '¡Viven!'

Hace 50 años se completaba el rescate de los 16 supervivientes de un vuelo estrellado en los Andes que recurrieron a la antropofagia para poder sobrevivir

  • Avión de la Fuerza Aérea Uruguaya fotografiado en enero de 1973.

Uno de los tabús más extendidos entre las culturas del mundo es la antropofagia, sin embargo, en situaciones de necesidad extrema estos impedimentos morales se suelen superar. La situación se complica cuando además de tener que recurrir a comer carne humana, sabes que lo que estás masticando es la pierna o vísceras de un compañero de trabajo.

La trágica desventura de los tripulantes del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya fue mundialmente conocida por la película ¡Viven! de 1993, basada en el libro del mismo nombre. En 2023, Netflix estrenará ‘La sociedad de la Nieve’ rodada por Juan Antonio Bayona y basada en el libro biográfico homónimo de Pablo Vierci. El 13 de octubre de 1972, el avión de las fuerzas aéreas uruguayas en el que viajaba el equipo de rugby Old Christians Club de Carrasco de Montevideo se estrelló contra la cordillera de los Andes por los cálculos erróneos de uno de los pilotos. Junto a los 19 deportistas viajaban otras 21 pasajeros entre familiares, amigos y aficionados, en total, sumaban 45 personas de las que solo sobrevivieron 33, algunas de ellas gravemente heridas. 

Con solo algunas conservas disponibles, la comida se terminó durante la primera semana, al mismo tiempo que cesaban las tareas de búsqueda del avión que había quedado cerca de la frontera entre Argentina y Chile.  A miles de metros de altitud, con temperaturas bajo cero y en el erial alimenticio que representa una cumbre nevada, los supervivientes acordaron recurrir al canibalismo con los cadáveres de sus compañeros, bien conservados por el frío de la montaña. Primero fueron pequeñas tiras de piel y músculo y posteriormente vísceras. 

Después de 72 días en la nieve, sufriendo las calamidades del frío y hasta una avalancha que acabó con la vida de otros nueve pasajeros, los supervivientes pudieron ser rescatados después de que dos de ellos se aventuraron a buscar ayuda. Tras diez días de caminata, encontraron a unos arrieros chilenos que les condujeron al cuartel más cercano donde informaron de la localización de sus compañeros. El día 23 de diciembre de 1972 concluyó el rescate en helicóptero de los 16 supervivientes.

Muy pronto la prensa publicó la noticia de la antropofagia y cinco días más tarde del rescate, los supervivientes explicaron y justificaron su acción en una rueda de prensa. Las memorias de los supervivientes nos hablan de cómo superaron este tabú, muchos de ellos recurriendo a la religión, identificando la práctica caníbal como un símil de la Eucaristía, que no deja de ser un acto simbólico de teofagia que cada domingo repiten millones de cristianos en el mundo al ingerir una representación del cuerpo de Cristo.

Escena de canibalismo del Códice Magliabechano (siglo XVI)

Caníbales desde Atapuerca

La Historia nos ha dado una larga ristra de ejemplos en el que la extrema necesidad llevó a grupos humanos a la práctica de la antropofagia superando uno de los tabúes culturales más extendidos. En épocas recientes, eran pequeñas sociedades tribales las que seguían recurriendo a la ingesta humana y se cree que todavía hay algunas comunidades que lo practican. Dejando fuera de esta categoría al canibalismo protagonizado por individuos aislados como Jeffrey Dahmer, el 'Caníbal de Milwaukee', cuya historia ha protagonizado una de las series del año.

La expansión oceánica de los europeos a partir del siglo XV proporcionó múltiples relatos de los marinos y conquistadores ojipláticos y asqueados ante la práctica canibal. Fue Colón el que primero dio testimonio del canibalismo entre las poblaciones caribes, origen etimológico de la propia palabra caníbal. 

En Atapuerca se comieron hasta la última caloríaJuan Luis Arsuaga

En la Europa cristiana la antropofagia era una absoluta aberración que hizo vomitar a los españoles que entraron a Tenochtitlán y vieron extremidades humanas flotando en los calderos mexicas. Hernán Cortés prohibió la práctica que en la Península Ibérica sabemos que se practicó, al menos, desde el Homo antecessor, el antepasado común y más reciente de sapiens y neandertales, que también recurrieron a ella.

Los fósiles de antecessor de Atapuerca que vivieron hace un millón de años no dejan duda del canibalismo entre estos humanos que vivieron en la sierra burgalesa. Los científicos Jesús Rodríguez, Ana Mateos y Guillermo Zorrilla, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), llegaron a la conclusión de que se comieron unos a otros por el bajo coste que suponía encontrar esos alimentos, según publicaron en el año 2019 en la  Journal of Human Evolution. En el balance de coste-beneficio que marcan las estrategias de alimentación de los animales, los científicos argumentaron que de los cuerpos humanos se podía obtener una gran cantidad de alimento a un bajo coste. El paleoantropólogo y codirector del yacimiento Juan Luis Arsuaga lo definió como “un festín canibal”. “En Atapuerca se comieron hasta la última caloría”.

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