El objeto de discusión de estas jornadas era el lector. ¿Cuál de todos? ¿El que descarga audiolibros? ¿El que viaja en el metro con su edición rústica en la mano o el que lee historias escritas en WhatsApp?¿No son, a fin de cuentas, lectores todos? Para la industria editorial no. La crisis del modelo empresarial del sector del libro, a la que se sumó la contracción económica surgida a partir de 2008, enturbió una categoría: la del lector, en tanto persona que compra libros. Dilucidar quién es el potencial renovador de lo que hasta hace unos años se entendía como tal, es un tema al que los editores dedican horas de debate, incluidas las que se destinaron a este asunto en el encuentro El Autor en el mundo edición, una jornadas que desde hace cinco años reúnen a editores, escritores y periodistas, en Bilbao, y que en esta ocasión se celebró los días 13 y 14 de septiembre.
Organizado por la Asociación de Escritores de Euskadi/ Euskadiko Idazleen Elkartea (AEE/ EIE), este encuentro de profesionales buscaba discutir qué deben hacer los autores y los editores para hacer llegar a los lectores sus historias de la manera más atractiva y novedosa posible. La pregunta surge en un momento en el que el hábito de lectura se transforma, al mismo tiempo que se desdibuja. ¿Debe la lectura aspirar a disputarse su espacio con una serie de Netflix? ¿Realmente compiten entre sí? ¿Pensamos que Internet va a desbancar a la novela como género, de la misma forma en que lo hicieron en su momento los editores con la radio? Obcecados con el formato, los editores intentan dar la vuelta a la tortilla con un cuchillo de palo en lugar de una espátula. Lo de toda la vida, al parecer, no da resultado. Y las cifras, dependiendo de quién las cite y de qué forma, indican panoramas desiguales.
En julio de este año, durante el Foro Edita que convoca el Gremio de Editores Catalunya, Markus Dohle, CEO de Penguin Random House, uno de los principales grupos editoriales en el mundo, que agrupa 250 sellos y publica 15.000 títulos al año (es decir: 41 libros por día, a razón de casi dos por hora) expresó su optimismo con respecto a la industria del libro: "El mercado editorial vive su mejor momento en cincuenta años y puede que en quinientos. Es estable y tiene un equilibrio saludable: 80% en formato físico, el papel, y 20% en electrónico. Soy agnóstico en el formato: queremos crecer en ambos", dijo el ejecutivo en una conversación con el periodista Sergio Vila-SanJuán.
Dos meses después, la aproximación que hicieron algunos invitados a las jornadas El Autor en el mundo de la edición, en Bilbao, era menos aséptica. Molly Barton, la ex directora digital global en Penguin Random House, acudió a las jornadas como directora de la start-up, Serial Box, una plataforma que ofrece el acceso mediante suscripción a obras de ficción seriadas para ser disfrutadas en multiformato. En otras palabras, el Netflix de los audiolibros. ¿La gente consume tanta literatura como para conseguir ese efecto? Barton lo explica de manera muy directa: el audiolibro es el formato que más crece y por tanto toca apostar con fuerza por éste.
“Los datos demuestran que el crecimiento del audiolibro viene del decrecimiento del libro impreso y electrónico. Y la relación inversa entre cuanto decrecen estos y cuánto aumenta el consumo del audiolibro son una muestra”, explica Bloom ante la pregunta sobre si Dohle era o no demasiado optimista. Idoia Cantolla, de Story Tell Original España, la fragmentación contenidos es un proceso ya en marcha que se expresa en la eclosión del audio por encima del formato de lectura: es más rápido, depende del mismo tipo de dispositivos y ofrece un servicio de suscripción (otra vez, Netflix). “Esto nos obliga cambia forma de leer y escribir”
Como Serial Box, la plataforma Storytel vive del negocio del streaming y publishing, en castellano algo así como “emisión” y “edición” de libros que pueden escucharse y leerse a la vez . El área de streaming ofrece un servicio basado en suscripción de audiolibros y libros electrónicos bajo la marca Storytel –que a su vez adquiere los derechos para ese formato-. Ésta es una compañía fundada en 2005 por Jonas Tellander y Jon Hauksson y que tras fusión con Massolit Förlagsgrupp, empezó a cotizar en el mercado bursátil. El servicio está actualmente disponible en Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia, Polonia, Holanda, Rusia, India y desde hace más de un año, en España.
¿Qué pasa pues, con el audiolibro? De momento, según sus profetas, es el que más crece dentro del 20% del formato electrónico, hasta llegar casi a un 10% en España. A la pregunta sobre por qué del éxito de un formato antiguo y que se probó en su momento, la respuesta es unánime: porque ya no necesitas un dispositivo adicional –un reproductor de CD, por ejemplo- para escucharlo. “Con el teléfono inteligente todo se puede tener a la vez. Es incluso más práctico que el Kindle”, asegura Javier Celaya de la consultora dos-doce.com.
Tanto Planeta como Penguin Random House hace ya algo más de un año que producen sus propios audiolibros. Incluso aunque su elaboración sea comparativamente más engorrosa y costosa que el libro, lo prefieren. ¿Por qué? La probabilidad de que se venda es más alta, porque la compra por suscripción asegura un flujo constante, a la manera de una plataforma de ficción audiovisual , explican los entusiastas de las nuevas plataformas y que en España están representadas en la ya mencionada Story Tell o Lemur (historias escritas para WhatsApp). Esta epidemia, pues, de recitaciones obliga a crear nuevas formas de contar las historias.
¿Qué piensan al respecto los autores que han acudido a Bilbao?Fernando Aramburu, el encargado de abrir las jornadas en una conversación pública con su editor Juan Cerezo, apuntaba una verdad que no por mayúscula deja de pasar desapercibida. “Aunque vuelvan a editar los libros en papiros, yo no cambiaría mi forma de escribir”, dijo. A la mañana siguiente esa frase comenzó a atomizarse en las distintas partes en las que suele estallar el tema cuando pasa por el tamiz del negocio –cada vez menos rentable- de editar libros. Y es ahí donde aparece la palabra transformación e innovación, con toda la carga de artificio que ambas cosas suponen.
Desde su aparición en el mercado, el e-book ha tenido un crecimiento lento, prácticamente igual de malo que el del libro físico. La facturación del libro digital en España aumentó un 0,1% en 2017, hasta situarse en 119,10 millones de euros. Esta cifra representa el 5,1% de la facturación total del sector, cuyo dato de conjunto no es demasiado esperanzador: 2.319,36 millones de euros, un 0,1% más que en 2016, según el avance del informe de Comercio Interior del Libro 2017 presentado por la Federación del Gremio de Editores. ¿El audiolibro va a corregir una foto de conjunto o tan sólo colocar paños calientes? ¿Es realmente un tema de formato o del modelo de una industria que crece, elefantiásicamente, para financiarse a sí misma?