El próximo 27 de mayo se celebra la primera edición de Libros a la carrera, una carrera popular que saldré de la plaza Colón y recorrerá el madrileño Paseo de Recoletos. Ahora que la pasión por el ‘running’ –correr, pues- acumula cada vez más entusiastas, la intención es añadir a esta actividad el incentivo de la lectura.
Quienes deseen participar en Libros a la Carrera pueden inscribirse hasta este miércoles en www.librosalacarrera.com. Durante el viernes y el sábado los participantes podrán recoger sus dorsales en la caseta de la Comunidad de Madrid en la Feria del Libro de Madrid (ubicada en la zona central, frente a la caseta nº 1, abierta el viernes de 11:00 a 14:00 y de 18:00 a 20:00 horas y el sábado de 11:00 a 15:00 y de 17:00 a 20:00 horas). Aquellas personas que no hayan podido formalizar su inscripción tendrán la oportunidad de hacerlo allí.
Esta carrera organizada por la Comunidad de Madrid destinará todo el dinero recaudado a la compra de libros que se repartirán entre diferentes organizaciones no gubernamentales. La competición transcurrirá por un circuito íntegramente urbano y cerrado al tráfico, con salida y meta en la plaza de Colón, y contará con dos distancias: 5 kilómetros y carreras infantiles.
‘Running’, literatura y escritores
La literatura y el acto de correr conservan una cierta afinidad. Acaso porque, como dice Leila Guerriero –que corre media hora diaria- haber escrito es como haber corrido. Lo que importa en ellas es el efecto compensatorio de su práctica prolongada. Muchos autores han convertido esta disciplina en una especie de subgénero de su propia obra. Por ejemplo, el japonés Haruki Murakami. en su libro De qué hablo cuando hablo de correr. Murakami habla de la escritura como un acto físico y reflexiona sobre la influencia que la costumbre de salir a correr ha ejercido en su vida y en su obra.
Este libro es tal vez el más personal de los suyos, y en él manifiesta más ampliamente sus opiniones sobre la literatura y sus propias obras. "De todas las cosas que comportó para mí la experiencia de la ultramaratón, la más significativa no fue de carácter físico, sino espiritual". Incluso, llega a afirmar el autor, quien ha participado en varias competiciones: "El acto de correr se hallaba ya en un ámbito que rozaba casi lo metafísico. Primero estaba el acto de correr y luego, como algo inherente a él, mi existencia. Corro, luego existo".
Otros autores han convertido la acción de correr en un eje de sus vidas, le ocurrió a Joyce Carol Oates en 1972, cuando tomó un año libre y se marchó a Londres para enfrentar una crisis creativa . Comenzó a correr compulsivamente, o al menos sí lo describió ella. Oates disfrutó de esta libertad mental y la soledad especial que experimentó corriendo durante su juventud. Según ella misma recuerda, atravesó huertos, campos de maíz, senderos de agricultores y acantilados. “Estas actividades están íntimamente ligadas a la narración de cuentos, porque siempre hay un ser fantasma, un ser ficticio , en tales configuraciones. Por esta razón, creo que cualquier forma de arte es una especie de exploración y transgresión ".
