La jugada de Pablo Iglesias, arropado por Irene Montero, no tiene nada de novedosa ni de arriesgada. Es el “conmigo o contra mí” de siempre de todos los caudillos

No me refiero a la amenaza asiática tan sobada en novelas de aventuras. Hablo de la plaga de lazos amarillos, de cruces amarillas, de la invasión del pensamiento totalitario que

Lo de iglesias y Montero no es una consulta, es un plebiscito con el que pretenden blindarse a pocos meses de las elecciones autonómicas y municipales, asegurándose que nadie ose toserles a cuenta del chalé ni de ninguna otra cosa