Sully, que aterriza este viernes en las salas de cine, podría ser otra superproducción más sobre un héroe a bordo de un avión a punto de estrellarse con el único objetivo de ganar un Oscar si no estuviese dirigida por Clint Eastwood (Gran Torino, Million Dollar Baby, Mystic River), protagonizada por Tom Hanks y tratar sobre una historia real que conmocionó a Estados Unidos: la del piloto Chesley Sullenberger.
15 de enero de 2009. El vuelo 1549 de la compañía US Airways despega a las 15:11 hora local del aeropuerto de LaGuardia de Nueva York con destino al aeropuerto internacional de Charlotte, en Carolina del Norte. Tan solo tres minutos después, una bandada de gansos -según la versión oficial- se cruza en su itinerario. El impacto sobre el fuselaje y el motor del avión, un Airbus A320, es tan fuerte que provoca que la aeronave pierda altura y presión, obligando a Sullenberger, más conocido como Sully, a tomar una decisión crucial en cuestión de segundos. Finalmente, consiguió amerizar en las aguas congeladas del río Hudson salvando la vida a 155 personas, 150 pasajeros y cinco miembros de la tripulación.
Un piloto casi jubilado
Con casi 40 películas dirigidas a sus espaldas, el veterano Eastwood recoge esta hazaña que conmocionó a Estados Unidos hasta el punto de bautizarla como "el milagro del Hudson" para homenajear a un hombre que, sin buscarlo, se convirtió en un héroe cuando le faltaban dos años para jubilarse.
De hecho, si George W. Bush no hubiese firmado un decreto en 2008 para permitir a los pilotos comerciales de larga experiencia prorrogar su vida activa de los 60 a los 65 años, Sully, ex piloto de caza de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) habría estado a abocado a retirarse como aviador tras una larga carrera civil y militar, pues cuando sucedió el episodio contaba ya con 58 años.
Con el pelo blanco y bigote, Tom Hanks se pone por primera vez a las órdenes de Clint Eastwood logrando transmitir a los espectadores la responsabilidad que caracteriza al capitán Sully. Su historia es el eje del largometraje destacando por encima de los efectos especiales, que se quedan en un segundo plano. Pese a que el reparto y la dirección gozan de reconocimiento suficiente y la historia tiene gancho, no es el mejor trabajo del cineasta.