Así que, si nos fijáramos en esos inicios, tal voz no chirriara tanto que un artista como Ryan Adams (ojo, nada que ver con el intérprete de rock descafeinado Bryan Adams, confusión que este Ryan siempre ha llevado muy mal) anunciara su disposición a realizar una serie de versiones de la estrella. Pero sí resulta sorprendente el giro que ha ido tomando el asunto a medida que el propio Adams ha ido adelantando acontecimientos en sus redes sociales.
Lo que está haciendo es directamente versionar en su integridad el último disco de Taylor Swift, de nombre 1989. Extraño porque es un disco muy reciente, del año pasado. Extraño, porque fue un disco que vendió millones de copias en un mundo no muy acostumbrado actualmente a la venta física y subió a los primeros puestos de las listas de éxito de medio mundo. Y extraño porque es el paso definitivo de Swift a la música pop comercial y bailable, abandonando toda relación, siquiera de marketing, con el mundo del country. Pero Ryan Adams es así.
Dos estrellas muy especiales
Porque el de Carolina del Norte siempre ha sido un músico inquieto, con un prestigio incuestionable en el mundo del rock tanto cercano a la música de raíz como al espíritu punk, pero con una lista de diabluras, voladuras de cabeza y salidas de tono, artístico y personal, que en más de una ocasión ha estado a punto de enterrarlo en el ostracismo. Desde sus inicios con la banda Whiskeytown, nombre que en la jerga de su ciudad está relacionado con las borracheras, cómo no, hasta sus discos en solitario de principios de los años 2000, de Heartbreaker a Rock N Roll pasando por Gold y Demolition, que le encumbraron también más allá de su territorio habitual entre el country y el rock, géneros que en su caso nunca abandonó, Adams siempre ha mostrado una personalidad a prueba de bombas.
Incluso las que parecía ponerse él mismo con unas actuaciones en directo que nunca sabías si iban a ser recordadas por su genialidad o por su estulticia. Sea como fuere, desde hace años con un perfil más bajo, pero con una calidad que recientemente ha vuelto a trepar significativamente, sigue ocupando un lugar destacado entre los recuperadores de la raíz de la música americana que han aparecido en las últimas décadas.
Así que, claro, Taylor Swift, que seguramente no olvidará así como así de dónde viene, ha manifestado que se encuentra encantada con esta nueva salida de Adams. Porque ella, que ya ha demostrado su intención de defender al menos alguna de sus convicciones enfrentándose a entes pantagruélicos del mundo de la música actual, como Spotify o Apple, no le hará ascos a que alguien de prestigio en otros escenarios, reivindique su música. Y más si le da una vuelta de tuerca a la misma. Cosas más raras se han visto.