Era el Chestterton del fútbol, que dice Eduardo Rodrigálvarez. Acaso por ser una enciclopedia de frases geniales, el futbolista Alfredo Di Stéfano fue también un hombre-reclamo. Y lo fue en aquellos años en los que los futbolistas no monopolizaban todavía los escaparates. Debutó en el River, siguió en el Millonarios y a los 27 llegó al Real Madrid, el que sería su club, aquel lugar en el que estallaría de gracia y talento. Fallecido este lunes en Madrid, el futbolista protagonizó varias películas, en total diez. Acaso junto con Kubala uno de los astros que anticipaban el futbol globalizado, sin territorios, que conocemos hoy -ese en el que las ligas reciben jugadores venidos de otros lugares-, Di Stéfano se convirtió en moneda de cambio de la guerrilla venezolana de los sesenta cuando fue secuestrado en Caracas. Una estrella con muchas puntas que en aquel firmamento -menos mediático, más pequeño- se engrandeció por méritos propios. Jugador y personaje en un mundo que era otro –sin escaparates, insistimos, ni galácticos- reunió las que, según Carlos Marañón, han sido las dos pasiones del siglo: el fútbol y el cine.
En 1949, los años en el River, ya había participado en Con los mismos colores, un filme del argentino Carlos Torres Ríos que narra la historia de tres chicos que quieren alcanzar la fama.En la película trabajaron también Norberto Tucho Méndez y el delantero del Boca Junior Mario Boyé. Recién desembarcaba en el Real Madrid cuando toma parte en Once pares de botas, película futbolera por antonomasia. En ella se cuenta la vida delantero que ve desmoronarse su vida cuando ficha por un equipo de primera división y en la que Di Stefano -prácticamente depasada- aparece junto a otros futbolistas como Zarra, Molowny Marcet o Gaínza.
En 1956 rodó La saeta rubia, película en la que se interpreta a sí mismo. Estructurada en una trama urdida con valores de superación y redención a través del deporte, la película dirigida por Javier Setó narra cómo el 9 madridista encausa a un grupo de chicos que le roban la cartera (sin saber que se trata del astro del fútbol). No repitió en la gran pnatalla hasta siete años después. En 1963, el último año de su carrera futbolística y (paradójicamente) el mismo en que es secuestrado en caracas, Di Setafano participa en La batalla del domingo, de Luis Marquina. Se trata de una película de humor que retrata la vida del delantero, espolvoreada con episodios rocambolescos como el supuesto secuestro al que desea someterle una banda de inofensivos e ineficaces integrantes de una banda.
Aparece en otras películas documentales como Real, la película, dirigida por Borja Manso y que cuenta la historia de cinco vidas en distintos continentes que comparten una misma pasión: el Real Madrid. Una universitaria de Nueva York que hace footing por Central Park, un adolescente en Tokio que siente celos de su novia, un niño de Senegal que vive en una pequeña aldea, un profesor de instituto en Madrid, un niño caraqueño. Di Stefano aparece junto a Florentino Pérez y Emilio Butragueño. También hizo apariciones en los documentales Sinfonía española (1964), de Jaime Prades; La técnica el fútbol (1974), de Ricardo Blanch, y en el que aparecen Gento, Kubala, Amamcio o Luis Aragonés. A esos siguen Eusebio, un jugador de todos los tiempos (1990), Puskas (2009), El alma de la roja (2009) y la serie El partido del siglo, de Elías Querejeta –dirigida por siete realizadores- y escrita por Jorge Valdano y Santiago Segurola.