El Museo Guggenheim Bilbao presenta la exposición Chagall. Los años decisivos, 1911–1919, una selección de más de 80 pinturas y dibujos realizados en los inicios de su obra. La muestra aporta las claves del imaginario de su obra y el singular proceso de creación.
Chagall crece en un entorno confinado, donde las limitaciones para acceder al arte y a la cultura rusa vienen dadas tanto por su comunidad -pertenece a una familia judía- como por las políticas de la época que marginan en guetos a los judíos y les privan de sus derechos. Aún así, el joven Marc Chagall pronto rompe con lo establecido accediendo a la escuela rusa, después estudiando arte con Yuri Pen en Vitebsk y más tarde trasladándose a San Petersburgo.
A raíz de su traslado a París y de su nueva vida allí, comienza un proceso de transformación que se refleja en la selección de las obras presentadas. Durante tres años, hasta mayo de 1914, Chagall trabaja en la capital francesa creando un conjunto de obras en las que se combinan los recuerdos de la vida en la comunidad jasídica de Vitebsk con los iconos de la metrópolis moderna. Así, las reminiscencias del arte popular ruso y de su cultura familiar se mezclan con los experimentos estilísticos más avanzados que le ofrece la vanguardia parisina, incluyendo a Pablo Picasso, Robert y Sonia Delaunay, y Jacques Lipchitz.
A su llegada a París Chagall vive unos meses en un estudio en Montparnasse, pero pronto se traslada a La Ruche, o La Colmena, ubicada por la misma zona, donde, en palabras del propio artista, se concentraba “la bohemia artística de todas las tierras. Allí entra en contacto con el impresionismo y otros movimientos de la modernidad
Aunque en su pintura se aprecia la influencia de los “ismos” que le rodean, Chagall narra su mundo personal, compuesto de diferentes universos. Al igual que ocurre con el yidis, la obra de Chagall constituye un lenguaje de fusión, singular, que no puede percibirse como cubista, expresionista, órfico o surrealista, sino como una amalgama de estilos que él transforma de forma personal para contar su propia historia.
Esta etapa puede apreciarse a partir de obras como La habitación amarilla (La chambre jaune, 1911), o Yo y mi aldea (Moi et mon village, 1911), y otras pintadas desde su estudio en La Ruche como el El Poeta Mazin (Le poète Mazin, 1911-12), El vendedor de ganado (Le marchand de bestiaux, 1912) o París a
En su regreso a Rusia durante la gran guerra reincorpora en su imaginario los elementos de la cultura rusa, que comienza a expresarse dentro de un complejo sistema poético que domina su pintura, A través de la ventana (Paris par la fenêtre, 1913), representa dentro de la muestra un claro ejemplo de su percepción de la urbe parisina, en el que, sin embargo, se incluyen recuerdos e imágenes de su Vitebsk natal.