Solo ha transcurrido una semana desde que el magnate Donald Trump jurase su cargo como presidente de EEUU y ya hay cineastas lanzándose a por la claqueta para dirigir largometrajes sobre su mandato. Es el caso de Rowan Athale (Wasteland, A Good Life) y el productor Michael Bay (La Roca, Pearl Harbor, Transformers) que han anunciado que llevarán a la gran pantalla Little America, una película distópica sobre un presidente de Estados Unidos del "estilo Donald Trump" que deja en la bancarrota a su país y termina dominado por China. La crisis empujará a muchos estadounidenses a emigrar al gigante asiático en busca de un empleo. El filme, según ha publicado The Hollywood Reporter, tendrá un tratamiento humorístico similar al adoptado por Jonh Carpenter en Escape From New York (1981).
El tono de las cintas sobre el magnate neoyorquino difiere de los géneros de las películas que tratan sobre su predecesor
El tono de las obras cinematográficas inspiradas por el multimillonario neoyorquino difiere de los géneros seleccionados para enmarcar las películas que tratan sobre su predecesor, Barack Obama. Si las salas de cine despidieron 2016 con Southside with you, una película sobre la primera cita entre el ya exmandatario y su esposa Michelle, y plataformas como Netflix estrenaron Barry, un biopic basado en su vida estudiantil, cuando el expresidente estudiaba en la Universidad de Columbia en los años 80, este enero ya apunta a que será la comedia el género escogido por los profesionales del cine para contar historias sobre Trump.
¿Oportunismo?
Según una encuesta de Gallup, el actual gobernante de EEUU es el único presidente del país que ha iniciado su mandato con menos del 50% de aprobación desde la investidura de Dwight D. Eisenhower en enero de 1953. El sondeo refleja que solo obtuvo el 45% de aceptación, frente al 68% que recibió Obama en 2009; el 57% de George W. Bush en 2001; el 58% concedido a Bill Clinton en 1993; el 72% de John F. Kennedy en 1961 y el 68% que logró Eisenhower en 1953. La mala percepción de algunos estadounidenses podría interpretarse como un filón para hacer taquilla: cualquier sátira sobre Trump tiene más probabilidades de triunfar que una obra de género romántico o una biografía realista. "Es puro oportunismo basado en la actualidad", opina el director, guionista y profesor de la ECAM en las Diplomaturas de Guion y Dirección Cinematográfica Borja Cobeaga.
El autor de Pagafantas y co-guionista de Ocho apellidos vascos considera que, al contrario que muchos presidentes, la figura de Trump ya ha sido parodiada en el cine antes incluso de asumir el cargo. "En Gremlins 2, el director Joe Dante introdujo un magnate que era una parodia de él y también en la saga Regreso al futuro", recuerda. "Como presidente está dando pie a muchas parodias y que no tardarán en llegar al cine", vaticina. Según Cobeaga el otro género donde podría enmarcarse una película sobre el presidente estadounidense es "la pornografía". "Como mucho, él, que se ha destacado por ser tan fanfarrón y machista, puede aspirar a salir en alguna película porno", dispara el director donostiarra.
La llegada de Donald Trump; Bush y la guerra o Clinton y el escándalo sexual han hecho bueno a Obama"
El hecho de que las propuestas en torno a Obama se enfoquen desde punto de vista más amable es, para Cobeaga, una cuestión de "contraste". De repente, Obama, que tenía muchos 'peros' como presidente nos parece un presidente muchísimo mejor aunque desde que que Trump fue elegido. El que a lo mejor no es tan bueno, se vuelve bueno porque aparece 'el malo'. Bush y la guerra o Clinton y el escándalo sexual le han hecho bueno", dice el director y profesor de la ECAM. "En EEUU hay muchas películas sobre presidentes. En España no tantas, ojalá hubiese más, del género que sea. Allí los presidentes se vuelven protagonistas, bien porque salvan al mundo en un F18 o bien por protagonizar una historia de amor, no existe género donde un presidente no haya sido objeto de convertirse en personaje", señala. Y compara: "En España, si tú no has votado a Mariano Rajoy, no sientes que es tu presidente, pero en EEUU, si no has votado al presidente también sientes que lo es por una cuestión de patriotismo".
Los otros presidentes
Además de Obama y Trump, cuyo discurso también empujó al polémico Michael Moore (Bowling for Columbine, Fahrenheit 9/11) a lanzar el documental Moore in TrumpLand en plena campaña electoral, varios son los mandatarios estadounidenses que han sido figuras clave en la cinematografía hollywoodense. En 2008, Oliver Stone (El cielo y la tierra, nacido el 4 de julio, Snowden) estrenó W, una interpretación de la vida y la presidencia de George W. Bush con Josh Brolin como protagonista. Stone ya tenía experiencia con los gobernantes pues en 1991 presentó JFK: caso abierto y cuatro años más tarde Nixon. En 2012, fue Steven Spielberg (El color púrpura, Salvar al soldado Ryan, La terminal) quien se atrevió a lanzar Lincoln, una película épica que protagoniza Daniel Day-Lewis y que repasa los últimos cuatro meses de la vida del expresidente, cuando concentró sus esfuerzos en que la Decimotercera Enmienda a la Constitución de Estados Unidos fuera aprobada por la Cámara de Representantes de Estados Unidos, aquella que abolía la esclavitud en el país.
El anti-Oscar
Michael Bay, el mismo director que caldeó la reciente campaña electoral estadounidense con el filme 13 Hours: The Secrets Soldiers of Benghazi (13 horas: los soldados secretos de Bengasi), una cinta que ha sido denominada como 'el Watergate de Hillary Clinton' por difundir el ataque mortal contra el consulado de Estados Unidos en la ciudad libia de Bengasi en 2012 cuando la entonces candidata a la presidencia ejercía como Secretaria de Estado, será el encargado de parodiar a su otrora contrincante Donald Trump, cuya relación con el mundo del cine tampoco era buena ni siquiera hace 26 años cuando él mismo ejercía de actor. En 1989, Trump debutó en el Séptimo Arte con Los fantasmas no pueden... hacerlo, un filme donde se interpretaba a sí mismo y en el que compartía reparto con la actriz Bo Derek, pero los miembros de la fundación Golden Raspberry Award Foundation, la 'tropa' que entrega los galardones conocidos como Razzies o anti-Oscars -que premian a los peores actores y actrices, guionistas, directores y películas de la industria cinematográfica estadounidense- decidió otorgarle el Razzie al peor actor de reparto, una decisión que no debió sentar bien al entonces empresario que, finalmente, no fue a recogerlo.