En los días posteriores a su fallecimiento, se ha hablado mucho de Pepe Domingo Castaño como locutor, presentador, comunicador, cantante y como una de las armas publicitarias más eficaces para darse a conocer en la radio. Lo que no ha mencionado nadie es su valentía para enfrentarse a la red clientelar que el PSOE fue tejiendo en los ochenta para hacerse con la hegemonía cultural en España. Cuando casi todo el mundo callaba, Castaño utilizó su columna de ¡Hola! para denunciar que el PSOE envió una explícita carta a sus ayuntamientos para indicar que debían contratar en sus fiestas de verano a los artistas que habían apoyado al partido en la campaña.
Por ejemplo en la columna del siete de julio de 1984, el periodista se extrañaba de que en la lista de artistas más contratados de ese verano no figurasen clásicos como José Luis Perales, Raphael, Rocío Jurado, Mecano, Camilo Sesto y Paloma San Basilio, entre otros. "Quizá porque alguien ha aconsejado a esos ayuntamientos que contraten a quienes están más cerca del partido en el poder, ya que han ayudado en las campañas anteriores y hay que ayudarles de alguna manera", desvelaba. "Esos ayuntamientos, esas corporaciones, saben que detrás de todo eso está la política".
Castaño no abandonó aquí el asunto, sino que lo retoma al final del verano, en su columna del 8 de septiembre, al final de la temporada de galas estivales. En el texto confirma el aumento de contrataciones de artistas militantes en el partido de la rosa. "Cosas que preveíamos que iban a ocurrir y que han ocurrido". Cita, por ejemplo, que en Madrid y Barcelona, con ayuntamientos "regidos por alcaldes de izquierda, son los cantantes más inclinados a esta opción política los que cuentan con su beneplácito". Se trata de una mafia cultural en toda regla, aunque Castaño admite que el clientelismo del PSOE no sería posible sin el cambio administrativo por el que las comisiones de festejos independientes dejan de programar para pasar poder pasa a los ayuntamientos.
Pepe Domingo Castaño contra la corrupción
Sus revelaciones sentaron fatal y provocaron algún sonoro cabreo. La noticia de la existencia de la carta a los ayuntamientos "provocó un aluvión de comentarios y fue reproducida, casi siempre sin citar el medio que lo había publicado, en varios periódicos y revistas, y no precisamente de contenido musical", recordó el locutor. Castaño no daba en sus columnas nombres y apellidos, pero sí citaba un reportaje de otro periódico donde se listaban los artistas con más contratos, todos de tendencia progresista, entre ellos Miguel Ríos, Víctor Manuel, Serrat y Luis Eduardo Aute. El locutor recuerda en su libro de memorias, Hasta que se me acaben las palabras (Aguilar, 2022), que Aute tuvo una reacción furibunda. Transcribimos un fragmento del texto:
"—Pepe, está en la sala de espera Luis Eduardo Aute, dice que quiere hablar con usted y está muy excitado.
Era la voz del ordenanza anunciándome una visita inesperada. —Que pase, que pase. Y apareció Aute con los ojos inyectados en sangre, moviendo los brazos como las aspas de un molino humano, caminando a toda velocidad por el pasillo que llevaba hasta los despachos de la SER. —Te voy a matar, cabrón de mierda. Te voy a matar… Eres un hijo de puta… Y vas a pagarlo…
A continuación se abalanzó sobre mí con intención de pegarme y todos los que estaban mi lado lo impidieron, aunque les costó mucho trabajo detener a aquel hombre fuera de sí, que había venido a la radio a ajustar cuentas conmigo por aquel comentario publicado en ¡Hola! en el que él estaba involucrado. Me pareció todo muy desmesurado: creo que mi crítica no era para tanto, pero a veces las verdades duelen más de lo normal y se producen reacciones que tienen más que ver con una pataleta que con la defensa de la verdad. Lo que yo había publicado era cierto, tenía las pruebas fehacientes de que no había mentido. Y que Aute viniera a la radio a pegarme era una muestra más de que el tema había escocido, y mucho. Se armó un buen revuelo durante unos minutos muy tensos. Intenté aplacar la furia de Aute con buenas palabras, pero era imposible, seguía empeñado en tomarse la justicia por su mano. Al final, entre todos le convencimos para que se fuese por donde había venido y, mascullando improperios y amenazas, abandonó la radio".
“En Radio Televisión Española había muchos 'fachas' y muchos 'sociatas' que acabaron llevándose muy bien", recordaba el periodista José Luis Moreno-Ruiz
Lo que denunció Pepe Domingo Castaño son los albores de una maquinaria implacable de promoción de afines y censura de disidentes, que se consolidó a lo largo de los ochenta, durante la famosa Movida. Pilar Miró eliminó La bola de cristal por sus contenidos antiPSOE, Javier Krahe pagó con el ostracismo su canción "Cuervo ingenuo", donde arremetía contra Felipe González por su cambio de criterio sobre la OTAN, y el prestigioso José Luis Balbín sufrió censura de su programa sobre este mismo asunto.
Quien mejor describe el ambiente de la época es el periodista José Luis Moreno Ruiz, que denunció la complicidad entre antiguas y nuevas élites en su ensayo La Movida modernosa: crónica de una imbecilidad política (La Felguera, 2016). “En Radio Televisión Española había muchos 'fachas' y muchos 'sociatas' que acabaron llevándose muy bien. Por lo demás, la censura en ‘la casa’ era cosa asumida de toda la vida, a nadie extrañaba la nueva censura de los felipistas y guerristas después de tantos años de censura franquista. Cuando te quejabas de ello en conversación con algún fijo de la casa, se echaba a reír…”,
Auraz
Y PSOE tiene la poca vergüenza de hablar de corrupción. Hace muchos, muchos años que me llamaba la atención que los "artistas" más famosos fuesen todos tan de izquierdas. Y si un ayuntamiento del PP no les contrata los tachan con violencia de censores, fachas, etc, etc. Esa es la ética de la izquierda: no existe.
FMELENDO
No está muy distante de la práctica común del Psoe en Andalucía donde ha sido acreditado que pagan generosamente los servicios prestados para continuar en el poder. Siguen con la misma rutina, de ahí el pánico a perder las prebendas.