Fue uno de los artistas más singulares del Cinquecento italiano. Ha sido considerado como el primer retratista preocupado por reflejar los estados de ánimo y, como tal, el primer retratista moderno. Se trata de Lorenzo Lotto (Venecia, 1480 – Loreto, 1557), del cual el Museo del Prado, en coordinación con la National Gallery de Londres, presenta la primera gran exposición monográfica dedicada a su obra: Lorenzo Lotto. Retratos.
La muestra, que estará abierta al público del 19 de junio al 30 de septiembre, exhibe 38 pinturas, diez dibujos, una estampa así como una quincena de esculturas y objetos similares a los representados en los retratos, como un rosario del 1.6000 un anillo de oro del S.XVI o una camisa masculina de encaje y lino (1650-1700). El recorrido de la selección cubre la 50 años de la vida de Lotto desde su Venecia natal, su etapa en Treviso, Bérgamo, Roma y Las Marcas.
La variedad de tipologías que empleó; el simbolismo de sus retratos; la profundidad psicológica que imprimió a los modelos, o la importancia que otorgó a los objetos para definir el estatus, las aficiones y las aspiraciones de sus efigiados confieren tal intensidad a sus retratos que podría decirse que Lotto reflejó como ningún otro artista una Italia en profunda transformación.
Lotto conoció tanto el éxito como el fracaso, cayó prácticamente en el olvido tras su muerte y fue a finales del siglo XIX cuando el historiador del arte Bernard Berenson (1865-1959) lo rescató como el primer pintor italiano preocupado por representar los estados de ánimo y, consecuentemente, como el primer retratista moderno. Esta interpretación, aún vigente, encontró terreno abonado en una sociedad cada vez más interesada por los aspectos profundos del individuo, y no parece casual que Berenson fuera coetáneo de Sigmund Freud (1856-1939) y los inicios del psicoanálisis.
Aunque esta revalorización de Lotto ha sido particularmente intensa desde la década de 1980; ninguna exposición o publicación monográfica ha abordado hasta la fecha sus retratos, lo que otorga un carácter pionero a esta iniciativa organizada con el patrocinio exclusivo de la Fundación BBVA se exhibe las salas A y B del edificio Jerónimos, y está comisariada por Enrico Maria dal Pozzolo, de la Universidad de Verona, y Miguel Falomir, director del Museo del Prado.