Desde que la vicepresidenta de Gobierno y ministra de Igualdad Carmen Calvo propuso reescribir la Constitución en clave de lenguaje inclusivo, más de un académico ha subrayado las razones por cuales la institución no puede acometer una tarea de ese tipo. Ahora, cuando la Real Academia ha remitido el informe al gobierno, se reabre el debate no sólo sobre el lenguaje inclusivo, sino también otros matices.
Después de recibir la petición formal por parte del Gobierno para que realice el estudio de la lengua de la Constitución, la RAE dispuso una agenda de trabajo y encargó la ponencia del informe al académico Ignacio Bosque, ponente también del informe Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer, aprobado por la RAE en 2012 y autor también de la última gramática de la RAE.
En su Libro de estilo del español, presentado por la RAE el año pasado, se mantuvo el criterio según el cual la mención explícita del femenino solo se justifica cuando la oposición de sexos es relevante en el contexto, mientras que la actual tendencia al desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su forma masculina y femenina va contra el principio de economía del lenguaje y se funda en razones extralingüísticas.Y
"La Constitución española de 1978 no está escrita en masculino ni en femenino, sino en español, una lengua hija del latín, decantada en su estructura gramatical y enriquecida en su léxico a lo largo de un recorrido milenario que ha hecho de ella, además, una lengua global, extendida por cuatro continentes y hablada por más de quinientos millones de personas, pero dotada asombrosamente de una rara unidad enriquecida por una gran diversidad de acentos", dijo en su momento el ex director Darío Villanueva. .
Un debate que viene de lejos
No es una nueva la reticencia de la RAE a los cambios coyunturales en el lenguaje. Así lo ha planteado, tanto en boca de sus portavoces, como en sus publicaciones: “Este tipo de desdoblamientos son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico. En los sustantivos que designan seres animados existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar la clase, es decir, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos: Todos los ciudadanos mayores de edad tienen derecho a voto”, explica el diccionario Panhispánico. La mención explícita del femenino, explica la institución, solo se justifica cuando la oposición de sexos es relevante en el contexto, mientras que la actual tendencia “al desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su forma masculina y femenina va contra el principio de economía del lenguaje y se funda en razones extralingüísticas”.
En muchas ocasiones las autoridades de la RAE han insistido en el hecho de que su papel es recoger el pulso del lenguaje, no censurar ni abolir las que se usan en el diccionario. Ese mensaje ha aparecido en distintas ocasiones: desde la modificación de acepciones atribuidas a determinados colectivos, el caso de gitano con trapacero, o lo concerniente a temas de género. Este debate, en otras sociedades, ha generado respuestas mucho más radicales. En octubre de este año, la Academia Francesa acordó plantar cara al lenguaje inclusivo, todo ocurrió a raíz del manual escolar firmado por Sophie Le Callennec, profesora de geografía. La respuesta fue contundente.
Los 40 integrantes de la Academia Francesa, los llamados inmortales,difundieron un comunicado donde se declaraban opuestos al uso de un lenguaje igualitario. "Ante esta aberración inclusiva, la lengua francesa se encuentra, a partir de ahora, en peligro mortal. Nuestra nación es responsable ante las generaciones futuras", sostuvo la institución, fundado en 1763. La Academia francesa no sólo se negaba a atender el femenino como uso genérico, sino que plantaba cara directa a una discusión que se debate entre lo lingüístico y lo ideológico. Una nueva lucha de poder que emplea el lenguaje como campo de batalla.
El tema no es nuevo, pero sí se expande y cobra interés con una inflamación cada vez más mediática y en las que las raciones de frivolidad y gresca se reparten en raciones contundentes cuando se trata de debates de orden político y de no poca tragicomedia, porque algo de eso resumen el historial de palabra del año que retratan la forma de nombrar aquellas cosas que cobran presencia en la vida de un determinado corpus social.