Cultura

'Titane': la revolución que provoca desmayos en los cines

Mareos, náuseas e incluso desmayos. La proyección de Titane en la pasada edición del Festival de Cannes fue todo un acontecimiento con consecuencias físicas que tienen su réplica en todo

Mareos, náuseas e incluso desmayos. La proyección de Titane en la pasada edición del Festival de Cannes fue todo un acontecimiento con consecuencias físicas que tienen su réplica en todo el mundo a medida que la cinta de la directora francesa Julia Ducournau conquista nuevos territorios. Su participación en la sección oficial del certamen sirvió para romper barreras, acabar con estereotipos y transgredir las convenciones del cine de género. Inclasificable y rompedora, esta película, de una naturaleza que encaja más en el Festival de Sitges que en la Croisette, fue la flamante ganadora de la Palma de Oro y este viernes llega a los cines españoles.

Nadie imaginó aquel palmarés aunque el volumen de los aplausos tras su puesta de largo podría haber dado algunas pistas. Lo cierto es que, si se puede hablar de predecesores, David Cronenbergh, clara influencia en Ducournau, solo consiguió el premio especial del jurado en 1996 con Crash, la adaptación de la novela homónima de J.G. Ballard, en la que sus protagonistas buscan la excitación a partir de accidentes de coche, y que fue tildada entonces de "pornográfica", "pervertida" y "subversiva".

Ahora, la cineasta francesa retoma aquellas extrañas filias sexuales y suma grandes dosis de violencia. Un riesgo incluso mayor que ha supuesto toda una revolución, a la que contribuyen las notables interpretaciones de sus actores protagonistas: Agathe Rousselle y Vincent Lindon. Ella, un joven con la cara magullada que dice ser un niño que desapareció hace tiempo. Él, un padre obsesionado con encontrar a su hijo.

La maternidad, la representación de los géneros en el cuerpo o la lucha contra la vejez son algunos de los temas que aborda Titane, muchos de ellos de plena actualidad. Sin embargo, más allá de los debates anclados en el presente, tanto si se quiere hacer una lectura política y social como si se opta por prescindir de ella, la segunda película de la directora de Raw (Crudo, 2016) habla de un asunto más universal y de mayor calado: la necesidad de amar y ser amado.

Precisamente, el amor es el motor de Titane, tal y como reconoció la propia Ducournau a Vozpópuli durante la pasada edición del Festival de San Sebastián, donde la película formó parte de la sección Perlas del certamen. Lo curioso del filme, eso sí, es la forma extraña, retorcida y perturbadora -así como interesante y brillante, ante todo- que tiene la directora gala de llegar a un fin de viaje que, por otro lado, tanto merece la pena, y que tratamos de desentrañar en esta entrevista.

Pregunta: Titane ha pasado de estar considerada una película críptica, compleja y difícil a convertirse en uno de los títulos que más expectación ha generado, especialmente por la Palma de Oro. ¿Cree que el espectador estará condicionado por estas expectativas?

Respuesta: Un director no debe pensar nunca en esto porque se puede asustar. De hecho, durante todo un año no fui capaz de escribir el guion porque estaba petrificada por el miedo, al saber que mi segunda película era muy esperada y tenía más expectativas que la anterior, algo muy difícil de asumir. De todas formas, creo que todo esto tiene aspectos positivos que amplían el público al que se dirige la película, algo de lo que me di cuenta después de su proyección en Cannes.

P: ¿Cuánto se ha avanzado en el cine de género y en el cine dirigido por mujeres?¿Esta Palma de Oro es un empujón más?

R: Desde que rodé Raw ya quería llevar a Cannes mi cine, que no es académico ni entra en los estándares de género, con el fin de confrontar a diferentes tipos de público. Con Titane, este desafío era todavía mayor, aunque lo cierto es que había soñado con llevar un filme que no solo es un drama corporal, sino que en sí mismo es bastante indefinido para la competición. Así que cuando fui seleccionada ya supuso una gran victoria, porque cuando uno crea una película desarrolla un lenguaje propio y tu deseo es comunicarlo y que sea escuchado, aunque no necesariamente sea entendido. Pero ahora sé que creará debates y suscitará preguntas, y que mi lenguaje es universal porque arranca un debate más allá de los códigos del cine. También me hace ilusión pensar que esta competición queda abierta ahora a las películas de género.

P: Uno de los temas de la película es la maternidad no deseada. La película ganadora del León de Oro -L'évènement, de Audrey Diwan- habla sobre este asunto. ¿Cree que es una coincidencia o que tiene que ver con el hecho de que las mujeres tengan más peso en el cine?

R: Quizás hay un poco de coincidencia, pero también creo en el hecho de que las ideas pueden ser compartidas sin conocer lo que ocurre alrededor, porque cuando creas intentas captar lo que ocurre en la sociedad. Pienso que cuanto más visibilidad tienen las mujeres cineastas más hablan de sus miedos, sus intereses o sus deseos. La maternidad o el embarazo, quieras o no quieras tener niños, es algo en lo que puedes pensar como mujer y puedes mostrarlo en una obra de arte. Por otro lado, quizás también hay un miedo a perder esa posibilidad, esa elección, al ver algunas mujeres en algunos países perder esa opción, a pesar de que no ocurra en tu propio país.

Titane cuestiona si el género es relevante cuando vamos a definir una identidad o si alguien va a convertirse en otra cosa", ha señalado la directora

P: Otro de los temas que aborda Titane es un retrato de géneros que rompe con el cliché de la representación ligada al cuerpo. ¿Fue ese el germen para rodar una película como esta?

R: Titane comenzó de una manera muy natural. Es totalmente intencional desbancar estereotipos de género en mi película, lo hago ya en el guion pero también con las luces, con la manera en la que siento los cuerpos con mi cámara. Pero no me froto pensando que voy a hacer eso, es parte de mi visión, de mi ira, y cuestiona si el género es relevante cuando vamos a definir una identidad o si alguien va a convertirse en otra cosa. Creo que no es importante y lo que quiero es crear personajes que son libres en la construcción social relacionada con el género, porque quiero liberarlos. Era intencional pero también está relacionado con la manera en la que yo veo el mundo.

P: A pesar de ser una película compleja, al final es una cinta que habla sobre la necesidad de amar y de ser amado. ¿Fue este un objetivo desde el principio?

R: El amor siempre estaba en el centro de mi película. Fue mi primer impulso y quiero hablar del amor porque no es un tema con el que sienta confianza. Es un reto, por eso no hay muchas palabras en esta película, sino más bien miradas. Desde las mentiras hasta la verdad, fuera de cualquier representación, de cualquier determinación, de género, los protagonistas conectan porque se necesitan, es un amor incondicional. Empecé con la última escena en mi cabeza e hice todo el camino hacia atrás. Es el centro de la película. Es verdad que también hay otra capa que habla de aceptarse a sí mismo y enseñar cómo es uno de la manera más vulnerable, lo que le convierte en humano. Hay una parte de aceptación de uno mismo y de aceptación de la persona que está enfrente con su vulnerabilidad.

Cineastas como Cronenberg, Pasolini, Fellini o también fotógrafos como Mapplethorpe me han enseñado esa llamada a la libertad en su forma pero también en su visión", comenta Ducournau

P: La transgresión se mezcla en Titane con el canon de representación del cine popular. Más allá de cineastas como David Cronenberg o Paul Verhoeven, ¿qué nombres le inspiran?

No solo directores, sino también pintores y fotógrafos de quienes admiro su libertad. Cineastas como Cronenberg, Pasolini, Fellini o también fotógrafos como Mapplethorpe me han enseñado esa llamada a la libertad en su forma pero también en su visión. Mi gusto por romper códigos tiene que venir de esos artistas, cuyas confrontaciones me hacen pensar en la posibilidad de ser tan libre en el mundo.

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