De niños todos somos traviesos. Estamos llenos de energía y muchas veces no las podemos contener ni en las clases más importantes de nuestra etapa estudiantil. Producto de nuestra excesiva energía, en algunos casos, no siempre, nos llevan a cometer 'trastadas' que, en ese momento, consideramos una forma de combatir nuestro nerviosismo y aburrimiento.
No obstante, a veces, estas situaciones, aunque no lo sepamos en ese momento, pueden acabar siendo una parte de nuestro futuro. Así le pasó a Alejandro Delmazo. Este joven madrileño comenzó pintando, indebidamente obvio, los pupitres de la escuela donde se formó. El aún no lo sabía, pero esos fueron sus primeros lienzos que un día le llevaría a pintar otros mucho más diferentes y, sobre todo, más exclusivos.
'Delma', como le conocen sus amigos, es natural del sur de la Comunidad de Madrid. En concreto de Villaviciosa de Odón. Él, desde muy pequeño, siempre tuvo la vocación por retratar lo que le rodeaba. Lo hacía sin filtros, pasaba por dibujar a un pájaro que veía por su ventana, como también a sus héroes de cómic.
Su vocación y talento siempre estuvieron ahí, pero nunca daba el paso. Sus amigos, sabedores de su gran potencial, le animaron a dejar su trabajo de por aquel entonces repartiendo kebabs en su localidad natal, para dar rienda suelta a su sueño de tatuar. Incluso ellos mismos fueron su primer 'lienzo humano'. Y es que esos amigos, en un típico día de 'colegas' con cervezas, se dejaron tatuar por este, sabiendo que sería el primero de muchos, aunque no el mejor.
Tras estos, muchos llegaron y finalmente Delma comenzó a destacar en el mundo del tatuaje por su capacidad de realizar 'tattoos' de realismo. A su vez, seguía realizando dibujos de sus ídolos. Uno de estos llegó al mismísimo Conor McGregor, siendo expuesto en el domicilio del peleador irlandés.
Tatuar a Toni Kroos, el gran premio de carrera
No obstante, esta no sería su única obra que le llegaría a un famoso. Un día cualquiera, cuando se encontraba en el estudio de tatuajes donde trabaja, le llegó un mensaje. Este, nada más y nada menos, era Toni Kroos. Su número le había llegado al mediocentro alemán gracias a un jóven que Delma tatuó durante su etapa en Alemania.
Este sin duda, fue el premio al trabajo y constancia de este tatuador que, sin dejar de soñar y, sobre todo, sin dudar ni un momento de su talento, llegó a realizar el último tatuaje de Kroos de su carrera futbolística. Un retrato en la piel del talentoso metrónomo alemán que no será el último.
Alejandro Delmazo atiende Vozpópuli para hablarnos de su carrera en el mundo del tatuaje, el crecimiento de este gremio y de su cada vez más incipiente aceptación dentro de nuestra sociedad.
Nomerindo
A veces, los sueños se cumplen.
qwerty
Objetividad? Objetividad es que el estafermo trajo a este enfermo que tenemos ahora, por no dimitir y convocar elecciones. Eso si que es objetividad. Harto de los peperos cibervoluntarios