En más de una ocasión hemos intentado hacer dieta pero vemos que no podemos parar de comer o que no seguimos las pautas marcadas. Si no nos ha sucedido a nosotros, seguro que conocemos algún caso de cerca. ¿Cómo es posible que no pueda controlarse? ¿Tan difícil es seguir una dieta o unas restricciones alimentarias?
Para mucha gente el mero hecho de controlar lo que ingieren es un suplicio. Es entonces cuando aparecen problemas derivados que pueden desembocar en trastornos de la conducta alimentaria más graves. Muchos individuos no saben qué les ocurre y por qué no tienen autocontrol. Otros hablan de "adicción a la comida". Veamos si esto existe y qué podemos hacer al respecto.
¿Existe la adicción a la comida?
En los últimos años, la existencia de la adicción a la comida se ha estado debatiendo. Algunos investigadores que creen que efectivamente existe sostienen que ciertos alimentos con alto contenido en grasas, azúcar y sal son adictivos y provocan cambios en el cerebro similares a los producidos por las drogas. Los estudios en animales han demostrado que las ratas que se dan atracones de azúcar, por ejemplo, pueden desarrollar signos de dependencia, algo que ya se comprobó con ciertos tipos de refrescos populares.
No obstante, la idea de que exista adicción a la comida es controvertida. "No hay duda de que comer puede estimular la liberación de sustancias químicas que nos hacen sentir bien, pero eso no hace que la comida sea una sustancia adictiva. Hay evidencia de que en realidad es el comportamiento, el ciclo de restricción-atracón, lo que causa los signos de dependencia, no la comida en sí misma", afirma Marsha Hudnall, expresidenta de Green Mountain, en Vermont, un centro para mujeres que luchan contra comer en exceso, a la revista médica WebMD. "Adicción a la alimentación es un término más exacto que adicción a la comida", matiza.
Al margen, en un artículo publicado en Current Obesity Reports se considera la adicción a la comida como una forma más patológica y aguda de un trastorno de atracones. Tanto en el atracón como en la adicción por la comida están presentes los déficits en el sistema de la recompensa, los “tirones”, las dificultades en la regulación de las emociones y la impulsividad, detallan desde la Fundación Recal, especializada en el tratamiento de adicciones.
El psicólogo Boris C. Rodríguez-Martín, de la mencionada fundación, recuerda con acierto que "la adicción a la comida se relaciona con otros trastornos de la conducta alimentaria como la bulimia, la anorexia y el síndrome del comer nocturno".
Al respecto, un estudio realizado en España y publicado en la revista European Eating Disorders Review, detalló que más del 80% de las pacientes diagnosticadas con anorexia nerviosa purgativa, bulimia nerviosa y trastorno de atracones, reunieron los criterios de adicción a la comida.
Como vemos, la adicción a la comida o a la alimentación al final es una falta de control relacionada con otros factores y que puede desencadenar en trastornos de la conducta alimentaria, los cuales siempre encierran otros problemas subyacentes de la persona y que requieren tratamiento médico.
¿Qué hacer si se cree que se tiene adicción a la comida?
Alrededor de 400.000 personas padecen en España algún trastorno de la conducta alimentaria (TCA). Si crees que podrías padecer uno o que tu relación con la comida no es todo lo sana que debiera, ya que no te comportas con la alimentación como antes, acude sin duda a tu médico y que él te derive al especialista correspondiente. No sientas vergüenza: es un problema que, si te impide vivir bien, es mejor atajarlo cuanto antes. De lo contrario, podría ser mucho más difícil salir de él, sobre todo porque suele ser una vía de escape de problemas emocionales no resueltos.
Además de buscar ayuda, o si crees que aún no te hace falta, te ofrecemos otros consejos ofrecidos por los expertos:
Hacer una pausa
Cuando tengas ganas de comer haz una pausa y pregúntate si de verdad tienes hambre. "A veces las personas se concentran tanto en lo que quieren comer que no se detienen y se preguntan por qué quieren comer”, asegura Michelle May, doctora y autora de Eat What You Love, Love What You Eat .
Cambia de hábitos
Aunque cada día tomamos cientos de decisiones sobre lo que vamos a comer, la mayoría no aparecen en el radar de la conciencia. Suceden casi automáticamente, sin reflexión, deliberación o conciencia siquiera. "Sin embargo, quizá podamos usar esta ingesta inconsciente en nuestro beneficio si aprovechamos el poder de la formación de hábitos. Se dice que la mayoría de las veces hacemos lo que hacemos la mayoría de las veces. Muchos de nuestros hábitos de alimentación son eso, hábitos. Y cuanto más ocupados o distraídos estamos, más probable es que nos dejemos llevar por la fuerza de la costumbre. Para eso está", advierte el doctor Michael Greger en su libro Comer para no engordar (Ed. Paidós).
"Los hábitos son como subrutinas reflejas que el cerebro usa como mecanismos para liberar recursos mentales. Y eso puede jugar en nuestra contra, cuando se trata de malos hábitos, o a nuestro favor, si se trata de buenos hábitos. Imagine que tuviera que añadir “ponerme el cinturón de seguridad” en su lista de tareas diarias. ¿Se ve pegando una nota adhesiva en el salpicadero o atando un cordel a las llaves del coche? Si, por el contrario, ha convertido en hábito la acción de ponerse el cinturón, la mano se alzará para buscarlo sin necesidad de dedicarle ni un pensamiento", añade.
En otras palabras: póntelo fácil para perder peso de forma sencilla. Cuando tenemos un hábito, lo hacemos de manera inconsciente, así la sensación de estar 'haciendo un esfuerzo' se reduce al mínimo porque, simplemente, hacemos lo de siempre. Esto te ayudará a quitarte esa 'obsesión' de encima, pues el truco es convertir los malos hábitos en buenos y repetirlos para ganar también en salud y no sólo en estética.
No te restrinjas demasiado
Prohibirte ciertos alimentos o seguir una dieta demasiado restrictiva puede desatar tu ansiedad y tus ganas de atacar la nevera y boicotearte. Todos sabemos que lo prohibido atrae, y en temas de comida la cosa no cambia. Por eso, para empezar a dominar el tema y tus impulsos, lo mejor es que si te apetece algo lo comas en una pequeña cantidad. Si no puedes parar una vez que has empezado, es posible que estemos hablando de un trastorno o de un problema de estrés o ansiedad.
Y esto es todo por hoy, lector. Recuerda que la comida no es buena ni mala, y que en el primer mundo la facilidad de acceso que tenemos a ella nos causa problemas 'secundarios' como los descritos anteriormente, cuando en realidad la alimentación es sólo una materia prima que necesitamos los seres humanos para seguir viviendo. No dejes que lo que nutra te destruya, y si notas que la situación puede contigo, pide ayuda: hay muchas personas en la misma situación.