El amor en el trabajo surge más de lo que pensamos. Pasamos muchas horas en la oficina con la misma gente, en muchas ocasiones después de trabajar tomamos algo con los compañeros y la chispa del amor puede nacer en cualquier momento y cuando menos lo esperamos. Pero no es una situación fácil enamorarse de alguien a quien tienes que ver al menos ocho horas al día y esos momentos pueden superarnos si encima no somos correspondidos.
El roce hace el cariño y si empiezas a notar que entre tú y tu compañero o compañera hay algo más que camaradería laboral, deberías plantearte que quizá te estés enamorando de esa persona. Y contra el amor, no se puede luchar, para bien y para mal.
El primer paso importante que deberías dar es saber si eres correspondido y si esa otra persona está sintiendo lo mismo que tú.
El riesgo de no ser correspondido está ahí, pero cuanto antes sepas si merece la pena seguir sintiendo algo por esa persona, mejor. Deberías conocer su situación personal y/o familiar antes de declararte y saber si él está abierto a mantener una relación con otra persona. A partir de ahí, valora si es lo que quieres, si buscas algo serio y él no, si lo vuestro solo va a quedarse en una relación esporádica y tú sientes que quieres más…
Política de tu empresa
También deberías informarte sobre la política que tiene tu empresa con respecto a las relaciones personales o sentimentales entre sus empleados. Puede resultar algo antiguo como concepto, pero en muchas empresas las relaciones entre trabajadores no están aún bien vistas y deberás estar muy atento y ser muy discreto para que no te cause ningún problema en tu día a día.
Tranquilo, no serás el primero ni el último en mantener una relación sentimental con tu compañero de oficina. De acuerdo a una encuesta de Google, el 18% de las parejas se conocen en el trabajo y según un estudio realizado por InfoJobs, se estima que tres de cada 10 españoles han mantenido una relación con un compañero de trabajo.
Presta atención a sus gestos
Cuando entre dos personas hay química, se nota. Es cierto que hay veces que alguien puede enviarnos señales equívocas y podemos confundirnos con ciertos gestos cómplices, pero es casi seguro que si le gustas, te lo demostrará con pequeños detalles.
Puede que te muestre más atención que al resto de compañeros, que te hable por un chat privado (o abra un chat aparte del que tengáis con el resto de la oficina para hablar contigo de temas más superficiales o divertidos) o que se interese por tu vida privada y sentimental.
Otra señal de que ahí puede haber algo más que compañerismo es que aproveche cualquier situación para charlar contigo, invitarte a tomar un café en un descanso o que saque cualquier tema banal para acercarse a ti.
De igual modo, si estáis fuera de la oficina, seguro que se acerca a ti, te sonríe sin motivo o te presta más atención que al resto. El contacto visual es clave en este sentido: si te busca con la mirada, te hace algún gesto cómplice con los ojos o le ‘pillas’ mirándote cuando estáis con más gente, puede que la chispa sea mutua.
No te quedes con la duda
Nadie dijo que fuera fácil enamorarse y si la otra persona no da el primer paso, ¿por qué no darlo tú? Antes de que los sentimientos vayan a más, lo mejor es decirle lo que sientes y ser sincera, para que luego nadie se lleve a engaño y ninguna de las dos personas se ilusionen o se creen falsas expectativas.
Por supuesto, sopesa los pros y contras que supondrá confesarle tus sentimientos, ya que puede que vuestra buena relación cambie de una manera u otra. Una vez que hayas decidido lanzarte y explicarle que no le ves solo como un compañero o compañera más, busca un buen momento en el que estéis a solas y fuera del entorno laboral (por ejemplo tomando un café al salir de trabajar los dos solos) para abrirte y contarle lo que te está sucediendo. Ahí sabrás si eres correspondido o no.
Si la respuesta es negativa, acéptalo, no fuerces nada y deja claro que la cordialidad seguirá entre vosotros y que todo lo que hayáis hablado se quedará entre vosotros dos. La confidencialidad en estos casos debería ser primordial.
Cómo vivir el amor en la oficina
Si una vez que hayáis hablado, los dos tenéis claro que queréis intentarlo e iniciar una relación más allá de lo laboral, ahora toca disfrutarlo pero también saber que no será fácil trabajar con tu pareja sentimental. Entre las cosas positivas de salir con un compañero están que irás a trabajar con más motivación y te sentirás con más energía, serás más productivo e irás cada mañana con una sonrisa a la oficina con la ilusión de ver a la persona amada.
Muchas veces, no sabemos cómo se comporta nuestra pareja en un entorno que no sea el personal o familiar, por lo que para ti será una ventaja ver cómo actúa también en el trabajo, cómo le ven los demás, si es un líder o se deja llevar por la corriente, cómo se relaciona con los jefes…
Pero como en cualquier relación, no todo es sencillo cuando las flechas del amor te alcanzan sentado en la mesa de la oficina. Si un día discutís en casa, cuando lleguéis a la oficina será complicado disimular vuestro momento de enfado y deberéis por todos los medios mantener vuestra profesionalidad por encima de todo y dejar fuera de la oficina esos problemas personales.
Cuando compartes tiempo y espacio con tu pareja, a veces no es fácil desconectar o tener tu propio espacio y puede que la magia se desvanezca si estáis juntos 24 horas al día. Intentad buscar vuestros momentos con otra gente.
No queremos ser agoreros y está claro que cuando empiezas un romance la idea es que dure para siempre, pero no siempre es así. Cuando una pareja se rompe suele haber rencillas y si encima tenéis que veros las caras todos los días, la ruptura se hará aún más cuesta arriba.