Vivimos con un frenético ritmo de vida que pocas veces nos permite pararnos a pensar si estamos atendiendo correctamente las necesidades de nuestro cuerpo. Llevar una alimentación saludable es imprescindible para mantener sano el organismo y con ello evitar enfermedades y malestares.
En los últimos tiempos, el estilo de vida, donde las prisas y el estrés mandan, y el aumento de los productos procesados han ayudado a que desatendamos un aspecto tan importante como es la alimentación.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) una alimentación sana es aquella que incluye principalmente frutas, verduras, legumbres, frutos secos y cereales integrales, y reduzca la ingesta de azúcares. Además, el organismo recomienda el consumo de grasas no saturadas por encima de las saturadas y limitar a menos de cinco gramos diarios la ingesta de sal.
Por ello, llevar una dieta saludable nos ayuda a evitar la malnutrición y prevenir de algunas enfermedades como la diabetes, las cardiopatías, el cáncer y los accidentes cerebrovasculares, tal y como apunta la OMS.
Señales que alertan de una mala alimentación
Cuando nuestro cuerpo sufre los efectos de una dieta poco saludable envía unas señales alertando de que no te estás alimentando correctamente. Unos síntomas, que aunque en ocasiones pueden confundirse con efectos derivados de nuestro estilo de vida, hay que prestarles atención.
- Cansancio: uno de los síntomas más comunes que alertan de una mala alimentación es el cansancio de forma habitual. Algo que puede confundirse con el agotamiento del día a día. Si no ingerimos los suficientes micronutrientes (vitaminas y minerales) nuestro cuerpo no tendrá la energía necesaria para cada jornada. Según los expertos, una dieta con exceso de grasas también puede ocasionar cansancio excesivo y pesadez, ya que son más difíciles de digerir.
- Estreñimiento: entre las recomendaciones de los expertos para llevar una dieta saludable se incluyen alimentos ricos en fibra, imprescindibles para regular el tránsito intestinal y mantener el sistema digestivo en buenas condiciones. La falta de hidratación también favorece el estreñimiento, por lo que es necesario seguir la recomendación de beber dos litros de agua al día para, entre otras cosas, favorecer la función intestinal.
- Cambios de humor: pocas personas relacionan una mala alimentación con los cambios de humor. Ingerir menos calorías de las necesarias o de hidratos de carbono, ocasionando una reducción del nivel de azúcar en sangre, puede ser la causa de picos de ansiedad y episodios de mal humor e irritabilidad sin razón aparente.
- Enfermas con frecuencia: llevar una alimentación saludable es clave para tener un sistema inmunológico fuerte preparado para combatir virus y bacterias. Una ingesta insuficiente de vitaminas y minerales puede afectar a nuestras defensas y hacernos enfermar con frecuencia.
- Piel y cabello apagados: dicen que el aspecto de la piel y de nuestro pelo refleja nuestra salud interior. Una carencia de vitaminas puede ocasionar que la piel luzca seca, apagada e incluso con acné, mientras que en el pelo puede provocar ausencia de brillo y abundante caída.
- Ciclo menstrual irregular: los expertos advierten que una inadecuada alimentación puede provocar también un desajuste hormonal que nos provoque desde periodos irregulares a ciclos menstruales más dolorosos de lo habitual. Si es tu caso, es recomendable consultar a un especialista y revistar tu dieta diaria.
- Vientre hinchado: entre los alimentos considerados no saludables encontramos utraprocesados cargados de grasas y azúcares y bebidas con gas que pueden provocar malestares en nuestro estómago. La acumulación de gases y una mala digestión harán que nuestro vientre esté inflado.
- Falta de concentración: diversos estudios aseguran que una mala alimentación afecta de manera importante a la concentración y a la memoria. Los nutrientes que nos ofrecen los alimentos son la principal fuente de energía del cerebro, por lo que la carencia de algunos de ellos puede ocasionarnos problemas en tareas del día a día.