No es un almuerzo, tampoco desayuno, pero encierra ambas cosas en una. El brunch, una costumbre de origen americano reservada a los domingos, tiene cada vez más adeptos en nuestro país.
¿Lujo o funcionalidad?
El periodista Guy Beringer lo dio a conocer en las páginas del refinado y elitista “Hunter's Weekly”, una revista dedicada a la caza y sus placeres. Corría el año 1895 y, en el reportaje, describía cómo algunas familias de la alta sociedad neoyorkina se entregaban al placer del brunch tras volver, a media mañana, de una jornada cinegética.
Además de su origen elitista, otra teoría mantiene que su origen se encuentra entre los granjeros americanos cuando, tras volver de los oficios religiosos los domingos, festejaban con su familia un almuerzo temprano con alimentos extraordinarios
Un poco más tarde, el semanario británico Punch, le otorgaba glamour y ciertas dosis de esnobismo al proclamar en sus páginas una nueva consigna: “To be fashionable nowadays, we must brunch” o, lo que es lo mismo, “Para ser modernos, debemos “hacer” el brunch”.
Otra teoría, también plausible, mantiene que el origen de éste ágape hay que buscarlo entre los granjeros americanos cuando, tras volver de los oficios religiosos los domingos, festejaban con su familia un almuerzo temprano con alimentos extraordinarios para celebrar su día de descanso.
De la espuma de trufa al cóctel Bellini
Con el tiempo, esta costumbre encontró nuevos horizontes y España no es una excepción. Esta semana ha comenzado la temporada ‘The Brunch’ en el restaurante Hielo y Carbón del hotel Hyatt Centric Gran Vía Madrid.
Con un menú dividido en fríos y calientes, se pueden encontrar especialidades como espuma de boletus y trufa, baos o hamburguesas de salmón. Deliciosos postres como tortitas con chocolate y plátano o gofre con frutos rojos. Para acompañar, siempre música en vivo de fondo. Su precio es de 35 euros.
Glamour y elegancia
Todos los domingos el hotel Orfila (cinco estrellas) ofrece un lujoso brunch, acorde a su entorno, diseñado por el cocinero biestrellado Michelin Mario Sandoval. Hilo, plata o el más fino cristal para disfrutar de un elegante buffet en el que no faltan salados y dulces, como la bollería variada hecha en la casa, ibéricos o tartas caseras.
Entre los platos principales, tartar de salmón, steak tartar e, incluso, un arroz meloso de setas. No falta el champagne ni el cóctel Bellini junto a zumos naturales. Su precio es de 62 euros y 29 para niños. Se sirve en su recoleto y bonito jardín o en el restaurante.
Huevos Benedictine, un 'must'
Este año Martinete se alía con el mítico Café Oliver madrileño, uno de los primeros que ofrecieron el brunch en Madrid. Ahora éste local del barrio de Salamanca toma el relevo y, entre su oferta, no faltan los famosos huevos Benedictine, servidos con blinis, salmón o jamón de york y napados con salsa holandesa.
Además de esta especialidad clave, todo tipo de dulces como mermeladas caseras, ensalada de frutas, pancakes… Entre los platos principales se puede elegir entre cuatro opciones, como la hamburguesa Oliver o la ensalada de pollo crujiente. Champgne, Bloody Mary, Mimosa… Todo para disfrutar en su bonita terraza, descubierta y acristalada, o en el interior, decorado por Lázaro Rosa Violán.
Mediterráneo e internacional
El hotel Majestic, un cinco estrellas de Barcelona, recibió el pasado año el premio al ‘Mejor Desayuno de Hotel de Europa’ en la XVI edición de los Prix Villégiature, todo un honor para un hotel hoy totalmente actualizado y modernizado que en 2018 celebró sus 100 años. Y la misma fama que posee su desayuno lo tiene el brunch de los domingos del Majestic, celebrado de 12,45 a 16 horas.
Ideado por su chef asesor Nandu Jubany, en los dos distintos menús que se van alternando semana tras semana, se mezclan con sabiduría productos de proximidad típicos de la dieta mediterránea junto especialidades catalanas y toques internacionales. Un espléndido buffet con platos calientes en el ‘showcooking’ como los huevos Benedictine o el 'canelón de Nandu' con una cuidada elaboración diaria de más de 100 referencias, entre las que no faltan ahumados, pastelería casera, mariscos como los langostinos o carnes como el carpaccio de ternera Harry’s Bar. Espectacular apartado dulce. Y por supuesto, champagne. Su precio es de 59 euros por persona.