Correr por la playa puede resultar de lo más atractivo e incluso hasta de película. Es habitual que aquellos a los que les gusta el running cambien o quieran cambiar el asfalto por la arena de la playa cuando llegan las vacaciones para no perder el ritmo del resto del año o sencillamente para cambiar de lugar y rutina.
El sonido de mar de fondo, estar al aire libre en plena naturaleza y hasta broncearte pueden ser algunos de los motivos para practicar running en la playa, pero ojo porque también entraña algunos riesgos.
Seguro que si has pensado en salir a correr por la playa este verano te habrán surgido algunas dudas sobre si es bueno para tus pies y rodillas, si es mejor correr descalzo o con zapatillas, si es mejor hacerlo por la mañana o al atardecer, con la arena seca o mojada… Son preguntas muy típicas para las que debemos encontrar una respuesta antes de ponernos a trotar al lado del mar.
Lo primero que debemos saber es que en la arena el impacto sobre músculos y articulaciones también se produce. Debes escuchar a tu cuerpo y saber si te conviene o no hacer esta práctica durante los días que estés de vacaciones. Una buena opción es cambiar el running por un paseo a buena marcha con el que hacer algo de ejercicio sin posibilidad de sufrir molestias e incluso lesiones. Además, igual que haces el resto del año, debes calentar unos cinco o 10 minutos antes de comenzar a correr y al terminar es recomendable hacer algunos estiramientos.
Intenta no forzar la máquina y disfrutar al máximo de ese ratito solo para ti. Estarás en un entorno natural, sin coches, sin distracciones y podrás así disfrutar de un momento de desconexión física y mental de lo más apetecible. Si no consigues marcar tu tiempo o entrenar tan bien como en la ciudad, no te frustres y trata de disfrutar de lo que tienes alrededor.
Consejos para correr por la playa
- Menos agarre. “No se puede comparar el agarre del pie cuando se corre con zapatillas de running que el que tiene cuando se desliza descalzo y sobre una superficie menos uniforme. En ese sentido, hay que tener más cuidado”, advierte Sara Álvarez, co-fundadora y creadora de la metodología Reto48. La suela de las zapatillas para correr por asfalto está pensada para devolver una parte de la energía que se proyecta sobre el suelo. Pero al correr descalzo, se pierde ese retorno de energía y son los músculos los que tienen que hacer ese trabajo extra.
- ¿Zona húmeda o seca? Si vas a correr en la playa, es mejor hacerlo cuando la arena esté húmeda, por lo que deberás tener en cuenta las mareas para saber a qué hora la arena estará mojada. La zona húmeda de la arena es más estable, en la seca, el pie se hundiría más y haría que hubiera un trabajo muscular mayor. Además, en la arena seca te puedes quemar si corres a una hora en la que el sol pega fuerte.
- Menor impacto. Como explica la experta, “sobre el asfalto el impacto en las articulaciones es mucho mayor, mientras que sobre una superficie como la arena, este es mucho menor y las articulaciones sufren menos”. Pero no te confíes, también los músculos del pie y de la pierna trabajan con intensidad en una superficie menos estable.
- ¿Qué beneficios tiene? Tanto caminar como correr por la playa descalzos ayuda a reforzar la musculatura del pie y a ganar equilibrio. Entre las desventajas de esta práctica debemos saber que es bueno hacerlo pero sobre todo si hablamos de un runner con experiencia, si eres principiante, será más complicado que en pocos días te adaptes al nuevo medio. Correr descalzo por la playa si no sabes bien cómo hacerlo puede producir algunas lesiones durante los escasos días que lo practiques, que será como mucho un mes de vacaciones.
- ¿Descalzo o con zapatillas? Aunque depende de ti y de lo que te sea más cómodo, los expertos recomiendan correr por la playa descalzo. Además, es recomendable empezar poco a poco combinando paseos a buena marcha con carreras cortas. Eso sí, ten cuidado porque en la playa puede haber piedras u otros objetos con los que te puedes golpear, tropezar o cortar, por lo que tendrás que ir bien atento a lo que te encuentras por el camino.
- Lesiones comunes. Las lesiones más habituales que se suelen producir durante las semanas de vacaciones en las que se sale a correr por la arena son las que tiene que ver con la excesiva carga muscular. Una de las más comunes es la fascitis plantar. La fascia plantar es el tejido grueso en la planta del pie que conecta el calcáneo a los dedos y crea el arco del pie. Cuando este tejido se inflama o se hincha, se denomina fascitis plantar y puede ser muy molesto. Pueden darse también sobrecargas en los gemelos, los isquiotibiales y se pueden dar esguinces de tobillo y rodilla si no se tiene cuidado.
- Máxima concentración. Corriendo sobre pista podemos mantener la mirada fija en el infinito, pero sobre la arena conviene mirar hacia abajo. “Se trata de una superficie inestable en la que puede haber hoyos o piedras y resulta más fácil torcerse un tobillo si no vamos concentrados en el camino”, añade Álvarez. De todas formas, como añade la experta, “también se puede correr por la arena con zapatillas, ya que ofrecen mayor sujeción y menos posibilidades de clavarte algo en el pie”.
- Mismo tiempo, peores resultados. No te obsesiones con las marcas. “Correr en la arena nos exige más esfuerzo, ya que tenemos menos agarre y estabilidad, por lo tanto, la velocidad y la distancia recorrida siempre van a ser menores que sobre el asfalto tomando como punto de partida un mismo tiempo”.
- ¿Mañana o tarde? Eso depende de ti, pero ten en cuenta que en las horas centrales del día en verano no se recomienda hacer ningún tipo de ejercicio porque corres el riesgo de sufrir un golpe de calor. Lo mejor sería hacerlo a primera hora de la mañana o a última de la tarde, cuando ya el sol está cayendo y las temperaturas son más llevaderas. Lleva siempre agua para mantenerte hidratado.