El corazón es el órgano al que siempre nos referimos cuando estamos enamorados, sufrimos una ruptura o una pérdida o cuando explotamos de felicidad. Pero en pocas ocasiones nos preocupamos por su salud y por cuidarlo como deberíamos para tener una mejor salud cardiovascular.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que las patologías cardiovasculares son responsables de más de 17 millones de muertes en el planeta cada año y la salud del corazón se ve comprometida por factores como la obesidad, el tabaquismo, la hipercolesterolemia y el sedentarismo. En palabras del doctor José Abellán Huerta, cardiólogo clínico e intervencionista en el Hospital General Universitario Santa Lucía de Cartagena y avalado por datos del INE, las enfermedades cardiovasculares en España son la primera causa de muerte y, de hecho, una de cada tres personas morirá de ello.
Pedro Rollán, profesor de Medicina y Cirugía del Aparato Circulatorio en la Universidad Internacional de Valencia explica que “las enfermedades cardiovasculares representan un problema de salud pública significativo en todo el mundo. La prevalencia varía según la región del mundo y depende de factores como la edad, el género, el estilo de vida y los antecedentes familiares. Casi una de cada cinco muertes se debe a enfermedades del corazón y los vasos sanguíneos”.
El profesor añade: “Sin embargo, la mayoría de las enfermedades cardiovasculares se pueden prevenir si se toman medidas para reducir los factores de riesgo, al menos el 80% de las enfermedades cardiovasculares se pueden prevenir con cambios en el estilo de vida y la adopción de medidas preventivas”. Ante estos datos irrefutables es necesario comprender cómo funciona la salud de nuestro corazón y derribar algunos mitos que pueden hacer que no lo estemos cuidando ‘como se merece’.
Corazón y mujeres
Uno de los grandes falsos mitos alrededor de la salud cardiovascular es que los hombres son mucho más susceptibles de padecer la enfermedad, pero la realidad es que el riesgo es mucho mayor para la población femenina, de hecho, mueren más mujeres que hombres por enfermedades del sistema circulatorio. Es cierto que en la edad fértil la mujer está más protegida, pero una vez que llega la menopausia la probabilidad asciende y el riesgo se equipara al del hombre.
Durante la vida de la mujer hay factores que son clave a la hora evaluar el riesgo cardiovascular y que, por tanto, es importante prestar atención:
- En la etapa fértil: haber tenido abortos de repetición, partos pretérminos, diabetes gestacional, hipertensión durante el embarazo o haber tomado anticonceptivos orales.
- Una vez llegada la menopausia: obesidad abdominal, la resistencia a insulina, colesterol o la hipertensión.
Según el doctor Abellán Huerta, para mejorar la salud cardiovascular hay que vigilar aspectos de la vida cotidiana femenina como el nivel de estrés, el tipo de alimentación (priorizar en la comida real y deshacerse de los malos procesados), el descanso y la actividad física, tanto aeróbica como de fuerza.
Pero la realidad es que un cambio en el estilo de vida no siempre es suficiente para evitar el riesgo cardiovascular y es habitual que se prescriban estatinas a las personas con el nivel de colesterol alto. En palabras del doctor, es un fármaco muy positivo para disminuir la síntesis del colesterol, pero también tiene otros efectos colaterales, como la disminución del coenzima Q10 y por tanto la aparición de dolores musculares o la sensación de agujetas.
Por este motivo, el médico apuesta por otras opciones a base de ingredientes naturales como la levadura roja de arroz, los policosanoles, el extracto de ajo negro y enriquecidas con Coenzima Q10 en las proporciones adecuadas y respaldadas por laboratorios reconocidos de prescripción farmacéutica. Existen complementos alimenticios como Arkosterol Plus que ayudan disminuir el colesterol LDL y refuerzan al mismo la protección cardiovascular.
Corazón y mayores
La edad es un factor de riesgo a la hora de desarrollar problemas cardiovasculares, como el infarto de miocardio, la hipertensión arterial y la insuficiencia cardíaca. Pero tenemos que saber que las miocardiopatías y las patologías valvulares no entienden de edad y pueden aparecer en cualquier momento de la vida. Por eso, es necesario llevar un estilo de vida saludable también cuando se es joven para luego poder evitar en la medida de lo posible enfermedades del corazón al llegar a la edad madura.
No hay infarto sin dolor en el pecho
Este es un mito muy extendido y no es del todo cierto. El infarto de miocardio puede presentarse de diferentes maneras según la persona. De hecho, en las mujeres puede aparecer de forma más sutil y con algunos síntomas como pueden ser el dolor en la espalda, el cuello o en los brazos. El dolor en el pecho puede estar motivado por otras causas como problemas pulmonares o incluso en las articulaciones, entre otras.
Eso sí, el infarto suele presentarse como un dolor opresivo en el centro del tórax que se extiende al hombro izquierdo y a la mandíbula. Suele darse ese dolor durante unos 30 minutos y a veces viene acompañado de náuseas, sudoración, dificultad respiratoria y palpitaciones. Si notas alguno de estos síntomas, siempre acude al médico con urgencia.
Tips para cuidar tu corazón
“La prevención del riesgo cardiovascular es fundamental para mantener una buena salud y prevenir enfermedades del corazón. Adoptar un estilo de vida saludable que incluya una dieta equilibrada, actividad física regular y control de los factores de riesgo, puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares”, nos explica Pedro Rollán. Algunos consejos fáciles para prevenirlas son:
- Mantener una alimentación saludable. Es importante comer una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras, granos integrales, proteínas magras y grasas saludables. Trata de limitar la ingesta de alimentos procesados, ricos en grasas saturadas, sal y azúcar.
- Realizar actividad física regularmente. La actividad física es esencial para prevenir el riesgo cardiovascular. Se recomienda hacer al menos 150 minutos de ejercicio moderado a la semana, como caminar, nadar, andar en bicicleta o bailar.
- Controlar los factores de riesgo. Es importante controlar los niveles de colesterol, presión arterial y azúcar en la sangre, así como evitar el tabaco y reducir el consumo de alcohol. También es importante mantener un peso saludable y controlar el estrés.
