Quien más quien menos ha tenido momentos malos en este mes de confinamiento a causa del coronavirus. Temor a ser contagiado o a contagiar, ansiedad, sensación de frustración y aburrimiento, saturación por la abundancia de informaciones negativas y preocupación por la situación de los familiares y amigos y por las consecuencias económicas de la pandemia son solo algunas de las manifestaciones más frecuentes derivadas del aislamiento social que llevamos para intentar frenar la Covid-19.
Las investigaciones realizadas hasta la fecha revelan que el aislamiento social, cuanto más se prolongue en el tiempo, más factura pasará a nuestro bienestar emocional e incrementará los casos de estrés y ansiedad. Así se desprende del estudio El impacto psicológico de la cuarentena y cómo reducirlo: rápida revisión de la evidencia, publicado recientemente por la revista Lancet.
El impacto psicológico de la cuarentena: qué vamos sufrir
La investigación mencionada ha analizado comparativamente estudios realizados durante anteriores periodos de confinamiento como la crisis del SARS en 2003, que obligó a guardar cuarentenas a localidades de China y Canadá, o la más reciente del ébola en 2014, que forzó a permanecer aislados a habitantes de diversas aldeas de África occidental.
Prorrogar la duración del distanciamiento por fases, como están haciendo la mayoría de los países europeos, parece mejor estrategia para el bienestar emocional que anunciar un confinamiento finito pero muy largo
Los estudios utilizados en la investigación comparativa de Lancet coinciden en detectar un incremento de síntomas psicológicos generales entre quienes padecen cuarentenas. Las manifestaciones más comunes son: trastornos emocionales, depresión, estrés, bajo estado de ánimo, irritabilidad, insomnio, síndrome de estrés postraumático, ira y agotamiento emocional.
El trabajo permite establecer, al menos, cuatro conclusiones:
- Cuanto más se prolongue el confinamiento en el tiempo, mayores efectos tendrá sobre la salud psicológica de la población.
- Prorrogar la duración del distanciamiento por fases, como están haciendo la mayoría de los países europeos, parece mejor estrategia para el bienestar emocional que anunciar un confinamiento finito pero muy largo.
- Los efectos psicológicos no terminan cuando acaba el aislamiento, sino que pueden durar meses e incluso años. En este sentido, y más allá del virus, la pérdida del trabajo o el miedo a perderlo o la incapacidad para hacer frente a pagos como la hipoteca o el alquiler generan una angustia extra que puede derivar en problemas psicológicos agudizados a medida que pasan los meses.
- Las probabilidades de desarrollar manifestaciones emocionales adversas son mayores entre los trabajadores sanitarios. Sensaciones como la frustración, la culpa, la impotencia, la soledad y la tristeza se han descrito con frecuencia en anteriores emergencias sanitarias.
Recomendaciones para paliar los efectos de la pandemia
La revisión de evidencias de la revista científica ofrece algunas recomendaciones para tratar de paliar, en la medida de lo posible, las consecuencias psicológicas de la pandemia en la población.
Así, los autores del trabajo aconsejan trasladar a la población lo que está sucediendo y por qué, explicar cuánto tiempo durará, proporcionar actividades para realizar mientras están en cuarentena, facilitar una información clara, garantizar que estén disponibles suministros básicos –alimentos, agua y atención sanitaria– y reforzar la sensación de altruismo que las personas deberían sentir.
En este contexto, hay varias cosas que podemos nosotros hacer para pasar lo mejor posible el confinamiento, como mantener una alimentación equilibrada y practicar ejercicio físico nos ayudarán a pasar mejor estos días de cuarentena.
[Ejercicios para hacer en casa]
Algunos alimentos contienen nutrientes que contribuyen a regular nuestro estado de ánimo. Además, podemos recurrir a productos naturales –como infusiones de melisa o tila– o a complementos alimenticios –como el conocido Relahep–, que incluyan ingredientes como la L-Teanina, vitaminas B y E, minerales como el zinc y el magnesio, aminoácidos como el triptófano o plantas como la melisa para ayudarnos a mantener el bienestar emocional.
Y esto es todo, lector. ¿Estás ya sintiendo alguno de estos efectos secundarios derivados del confinamiento?