La sal se ha convertido en uno de los condimentos favoritos de nuestra cocina. Sin embargo, desde hace años, expertos e instituciones advierten del excesivo consumo que hacemos de este producto, responsable en parte de numerosas enfermedades e incluso de miles de muertes.
Así lo asegura la Organización Mundial de la Salud que lleva años alertando de los peligros que este abuso supone para nuestra salud. Según apuntan “un elevado consumo de sal, superior a cinco gramos al día, contribuye a la hipertensión arterial y aumenta el riesgo de cardiopatía y accidente cerebrovascular”.
Según la OMS consumimos demasiada sal. Entre nueve y doce gramos al día de promedio, o lo que es lo mismo, el doble de a ingesta máxima recomendada. Por ello, los Estados Miembros se comprometieron en 2020 ha conseguir reducir en un 30 por ciento el consumo de sal de la población en un plazo de cinco años. Y es que, según aseguran, así se podrían evitar 2,5 millones de muerte al año.
La alerta sobre el abusivo consumo de sal no se limita solo a la cantidad que añadimos a nuestros platos. Muchos de los procesados que consumimos a diario cuentan con altos niveles de este elemento. Una sal ‘camuflada’ que no solemos tener en cuenta pero que está afectando a nuestra salud. Es lo que la Fundación Española del Corazón llama “sal invisible”, aquella que supone entre el 70 y el 80 por ciento de la que consumimos diariamente.
Los sustitutos saludables de la sal
Desde la FEC se suman a la recomendación de reducir la sal de nuestra dieta y remarcan los peligros que tiene para nuestra salud. Por ello, entre otras medidas, aconsejan fijarnos en el etiquetado de los productos procesados que consumimos, para controlar la sal añadida, y también sustituirla de nuestra cocina por otros condimentos. Y es que, además de reeducar a nuestro paladar a comidas menos saladas, existen numerosos sustitutos saludables para dar sabor a nuestros platos.
Tal y como desvelan diferentes estudios, sustituir la sal por algún otro condimento natural mejora la salud reduciendo el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y afecciones relacionadas.
- Ajo: en polvo, picado o asado, el ajo es, gracias a su imponente sabor, uno de los alimentos que más sabor pueden dar a tus comidas. Además, es muy saludable y ofrece importantes propiedades.
- Hierbas y especias: son una de las opciones más populares para sustituir a la sal dando un toque aromático. Y es que las variedades son infinitas. Podemos optar desde el tomillo, el cilantro, el clavo, el orégano, la nuez moscada, el romero o el curry. Existe una hierba o especia perfecta para cada tipo de alimento.
- Aceites especiados: aromatizar aceites puede ser una auténtica revolución para tus platos. Para ello solo tienes que sumergir tus hierbas y especias favoritas en un buen aceite de oliva virgen extra con el que aderezar con mucho sabor los alimentos.
- Cebolla: al igual que con el ajo, la cebolla potencia mucho el sabor de la comida. Podemos optar por la versión en polvo o cruda.
- Salsa de soja: aunque existen opiniones contradictorias, para muchos, la salsa de soja es un buen sustituto de la sal. Y es que con apenas unas gotas, ofrece un intenso sabor a los platos. Eso sí, es importarte elegir una buena opción que no contenga un alto porcentaje de sal.
- Picante: además de la pimienta, una de las especias más utilizadas en cocina para dar sabor a los platos, podemos optar por otros alimentos que den un toque picante a la comida como la cayena o la guindilla.
- Limón: el zumo de limón se ha convertido en un gran sustituto de la sal, y una de las opciones más recomendadas por los especialistas. Es perfecto para dar sabor tanto a un pesado como a una ensalada, o para crear un sabroso aliño.
