En los últimos años, el consumo de bebidas vegetales ha crecido de manera notable. Según los datos aportados por Vegconomist, en 2023, las ventas europeas de estas opciones aumentaron un 49% en tan solo dos años, siendo Alemania el país con mayor volumen de negocio. Un crecimiento que también estamos viviendo en nuestro país, donde este mercado continúa en alza.
Y es que, a pesar de que la leche de origen animal continúa siendo la más demandada, cada vez son más los que incluyen las bebidas vegetales en su día a día, bien como complemento o como sustituto de la leche. Algo que, según los expertos, puede afectar a la salud.
Los riesgos para la salud de sustituir la leche por bebidas vegetales, según la OMS
Así lo señala un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en colaboración con la Iodine Global Network, que analiza la situación de la población europea con respecto al yodo. Según este estudio, el cambio en la dieta de los europeos ha provocado un importante déficit de yodo, un mineral imprescindible para el organismo, al que no se suele prestar atención.
Según los expertos, el cuerpo necesita yodo para producir hormonas tiroideas que controlan el metabolismo del cuerpo y otras funciones importantes. Además, es necesario para el correcto desarrollo de los huesos y el cerebro durante el embarazo y la infancia.
Así, es necesario garantizar el aporte necesario de yodo que obtenemos a través de la alimentación, siendo los lácteos, el pescado y la sal yodada las principales fuentes de este mineral. Y, según la OMS, el descenso en el consumo de lácteos, que en los últimos años se han sustituido por bebidas vegetales, pone en riesgo los niveles de yodo.
“La creciente popularidad y disponibilidad de alternativas de origen vegetal a fuentes clave de yodo, como la leche, los productos lácteos y el pescado, está contribuyendo a que la ingesta de yodo sea insuficiente y cada vez menor" ” señalan desde la Organización Mundial de la Salud.
Así lo advierte también el doctor Hans P.Kluge, director regional de la OMS para Europa: “El cambio hacia alternativas lácteas de origen vegetal, en particular entre las mujeres, que ya tienen un mayor riesgo de deficiencia de yodo y enfermedades tiroideas que los hombres, es preocupante para su nutrición en yodo, especialmente en los países que dependen de la leche como fuente de yodo, ya que la mayoría de las alternativas lácteas no lo contienen”.
Eso sí, aunque la OMS advierte de que la reducción del consumo de lácteos compromete la ingesta de yodo, esto no implica que el consumo de bebidas vegetales sea malo, ni que sea imprescindible el aumento de lácteos.
Desde el organismo se recomienda controlar la ingesta de este mineral, por ejemplo, con el uso de sal yodada, aunque advierten que esta “también se ve afectada por los cambios en la dieta y el estilo de vida”.
Hay que tener en cuenta que no toda la sal que encontramos a la venta está yodada, de hecho, aseguran que solo el 29% de la sal lo está. Para asegurarnos de que la que compramos lo está, es importante fijarnos en las especificaciones del producto. Pero además, el aumento del consumo de alimentos precocinados o ultraprocesados, a pesar de ser ricos en sal, no aportan yodo.
Según los expertos, en el caso de las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, es recomendable controlar aún más la ingesta de yodo. Para ello, se aconseja cubrir los requerimientos con algún suplemento pautado por el especialista. Además, muchos de los suplementos prenatales que se recomiendan durante el embarazo, como el ácido fólico, llevan incorporado este mineral.
