Volver a la rutina es algo que puede hacerse muy cuesta arriba cuando llega el final del verano o cuando se terminan las vacaciones. Nos hemos pasado todo el año esperando que llegaran los ansiados días de relax y cuando toca regresar a casa y volver a ponernos en marcha puede ser una tarea muy costosa. Hablamos del conocido como síndrome postvacacional que en mayor o menor medida a todos nos ha afectado en alguna ocasión.
Según el Grupo de Salud Mental de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, el 15 por ciento de los adultos y entre el 5 y el 8 por ciento de niños sufren episodios de este estado anímico cuando toca volver al trabajo o las responsabilidades escolares. Pero es cierto también que la rutina y llevar una vida más estructurada son necesarias para tener una vida estable y plena, así que afronta estos días que están por venir con una actitud positiva. No te agobies, es normal sentir cierta pereza por la vuelta y le sucede a casi todo el mundo, pero si sigues estos diez consejos seguro que el regreso a ‘la realidad’ será mucho más llevadero.
Volver a la rutina sin dramas
Vuelve de forma progresiva. No te agobies intentando hacer el primer día todas las tareas que se han acumulado durante tu ausencia, esto podría suponer una fuente de estrés que echaría por tierra de un plumazo los avances conseguidos durante las vacaciones. Establece tareas por prioridades y ve poco a poco. Empieza a leer los mails, marca los que te parezcan importantes y necesiten una respuesta y deja para más adelante aquellos que no sean urgentes.
Desconecta también el resto del año. Ya que has probado las mieles de la desconexión, proponte una meta: guardar una ventana de espacio y tiempo para ti cada semana, también durante el resto del año y no solo en esas semanas de vacaciones que han volado. Según el equipo de psicólogos de Affor Health, es bueno anotarlo en el calendario y ser estricto con su cumplimiento.
Ya sea practicar tu deporte favorito, meditar o ejercitar tu mente con un buen libro, salir a cenar con tu pareja, quedar con amigos cada semana y hablar de temas que no estén relacionados con el trabajo, esos pequeños momentos para uno mismo suponen un parón en la vorágine de la rutina y pueden devolvernos las sensaciones de un retiro estival.
Agradece lo que has vivido en vacaciones. Desconectar presencial y digitalmente de nuestro trabajo hará de nuestras vacaciones un tiempo refrescante no solo para nuestro cuerpo, sino también para nuestra mente. Relajarnos nos permitirá reincorporarnos a la rutina con una sensación de agradecimiento y en las mejores condiciones para retomar cualquier reto personal y laboral.
Ten objetivos. Septiembre (igual que enero) es el mes ideal para plantearnos posibles cambios que queramos hacer en nuestra vida o para marcarnos retos. ¿Por qué no apuntarte a clases de inglés? ¿Por qué no sacarte el carné de conducir ahora? ¿Y qué nos dices de empezar a hacer ejercicio? Tener un objetivo en la vida más allá del trabajo es fundamental y te hará estar más motivado tras las vacaciones y tener más cosas en la cabeza que el estrés diario de ir a la oficina y cumplir con tus responsabilidades.
Vuelve a tus hábitos. Durante las vacaciones, lo más normal es saltarnos la dieta, acostarnos más tarde, tener horarios poco rutinarios o cometer pequeños ‘pecaditos’ a la hora de comer cosas que seguramente no comemos el resto del año. Vuelve cuanto antes a los hábitos más saludables.
Sigue una alimentación equilibrada. Llevar una buena alimentación nos hace estar más fuertes, tener más energía y unas digestiones más rápidas que nos hagan caer en el letargo. Come ensaladas variadas, algo de carne o pescado a la plancha y recuerda volver a beber al menos un litro y medio de agua al día. Evita los dulces, el alcohol y los productos precocinados o fritos. Hazte una lista de lo que tienes que comprar al volver para no caer en la tentación de comprar aquellos alimentos que no son buenos para tu salud.
Intenta recuperar las horas de sueño y tu rutina a la hora de irte a dormir. Seguro que durante las semanas de vacaciones te has levantado a las mil, has dormido más de una siesta mientras estabas tumbado en la hamaca de la playa o has trasnochado más de un día. Recupera los hábitos para irte a dormir, intenta hacerlo durante al menos siete u ocho horas y vuelve a acostarte a la misma hora que lo hacías antes de irte de descanso. Tu cuerpo es sabio y te lo agradecerá.
Empieza cuanto antes a practicar ejercicio de nuevo. No trates de remolonear y el mismo lunes que regreses a trabajar vuelve al gimnasio o a hacer el ejercicio que hacías antes de irte. Ve poco a poco, no trates de estar al ritmo que tenías antes de irte de vacaciones y si eres de los que deja por completo el ejercicio durante esos días, empieza con una clase más corta, con menos peso en las mancuernas y recuperarás la forma física en apenas una semana.
Piensa en positivo. La actitud lo es todo. Si no eres de los afortunados que no necesita trabajar para vivir, piensa que es necesario volver a la rutina para luego poder disfrutar de unas nuevas vacaciones. Agobiarse pensando en lo que queda por delante durante los próximos meses solo servirá para generar ansiedad. Al fin y al cabo todos regresamos al trabajo, no eres el único.
Sé amable contigo y con los demás. Cuando uno vuelve de vacaciones, el primer día está eufórico pero esa euforia de haber vivido unos días estupendos puede transformarse en bajón y estrés ante las tareas pendientes. Trata de ser amable contigo mismo y con los que tienes alrededor, de tener paciencia y no mostrarte frustrado a la primera de cambio. Si necesitas tomarte un descanso, hazlo, pero no hagas caer en los demás tu malestar a la hora de volver a la rutina laboral.