El sexo y su frecuencia en una relación varía de pareja a pareja, ya que cada persona tiene unas necesidades y expectativas diferentes. En general, la comunicación abierta y la comprensión mutua son clave para que una relación funcione bien en cualquier aspecto, incluido el sexual.
Muchas investigaciones sugieren que tenemos menos relaciones sexuales que hace unas décadas. Los investigadores estadounidenses Jean Twenge, Ryne Sherman y Brooke Wells publicaron un artículo en la revista académica de sexología 'Archives of Sexual Behavior' en el que demostraban que, de media, los estadounidenses practicaban sexo nueve veces menos a principios de la década de 2010 que a finales de la de 1990.
Según el último Estudio de hábitos sexuales en España, son los habitantes de La Rioja quienes más sexo tienen, 11’25 veces al mes. Por detrás se colocan Murcia, Cantabria, Extremadura, Andalucía y Castilla y León. Sin embargo, en lo que respecta a provincias, tras La Rioja es León y Jaén las zonas donde más relaciones se mantienen. Pero, ¿es importante tener más sexo o menos sexo para que una pareja funcione?
La frecuencia sexual que es satisfactoria puede variar significativamente de una pareja a otra. La clave está en la comunicación abierta y en comprender y abordar las necesidades y expectativas de ambos miembros de la pareja. Si la falta de sexo está causando problemas en la relación, es recomendable buscar la ayuda de un profesional de la salud mental o un terapeuta de pareja para abordar la situación de manera constructiva.
Tener más o menos sexo no es fundamental para que una pareja funcione dado que cada una marca sus límites y normas también a este respecto. Además, no es lo mismo una pareja que acaba de comenzar y que está en plena fase de enamoramiento, que otra que ya lleva años de convivencia en la que la pasión, es probable, habrá pasado a un segundo plano.
Hay datos que apuntan a que tener sexo una vez a la semana es lo ‘normal’ en España (según el Estudio Ulises, publicado en 2017) y según un estudio de Amy Muise, Ulrich Schimmack y Emily A. Impett, las personas que tienen relaciones sexuales más de una vez a la semana no son más felices que las que tienen relaciones sexuales una vez a la semana. Ante esto debemos tener claro que realmente no hay un número exacto de relaciones sexuales que se considere el ideal, ya que, no es tan importante el cuánto sino el cómo. Debería primar la calidad y no la cantidad.
Relaciones más allá del sexo
¿Qué deberíamos tener en cuenta más que contar el número de relaciones sexuales que se mantienen a lo largo de un mes?
-No olvides la conexión emocional. La intimidad emocional es clave para que el sexo fluya de forma natural y sea satisfactorio y pleno. La conexión emocional fortalece la conexión física y viceversa.
-La importancia de la comunicación. Hablar de manera abierta, transparente y honestamente sobre las necesidades, deseos y expectativas sexuales es esencial para que una pareja y sus relaciones sexuales funcionen. La comunicación no solo se trata de expresar tus propias necesidades, sino también de escuchar y entender las necesidades de tu pareja.
-Variedad e innovación, no te quedes parado. La monotonía puede afectar negativamente la vida sexual. La variedad y la disposición a probar cosas nuevas en el sexo pueden mantener viva la chispa. Es importante que ambas partes se sientan cómodas y consensuadas con cualquier exploración sexual.
-¿Sois compatibles sexualmente hablando? Es posible que las parejas tengan diferentes niveles de deseo sexual, pero es importante encontrar un equilibrio que satisfaga a ambos. La compatibilidad sexual no se trata solo de la frecuencia, sino también de la calidad de la intimidad y la conexión emocional.
-Respeto y consentimiento. Es fundamental respetar los límites de cada miembro de la pareja y obtener el consentimiento mutuo en cualquier actividad sexual. La falta de respeto o la presión pueden tener efectos negativos en la relación y deberíamos huir siempre que se produzcan. Una relación tóxica puede ser muy perjudicial para la salud física y mental de quien la está sufriendo.
-Saber adaptarse. Las circunstancias pueden cambiar con el tiempo, y es importante que las parejas sean adaptables a medida que enfrentan desafíos como el estrés, la fatiga o cambios en la salud.
En última instancia, lo más importante es que ambas partes estén satisfechas y cómodas con la dinámica sexual de la relación. No hay un estándar único que funcione para todas las parejas, ya que cada relación es única. La clave es la comunicación abierta y la disposición para adaptarse y crecer juntos a lo largo del tiempo no solo en lo que se refiere al sexo.
¿Qué pasa si falta sexo?
La falta de sexo en una pareja puede tener muchos y diferentes efectos, ya que la intimidad sexual es una parte importante en la mayoría de las relaciones. Los principales problemas que puede generar que no se tenga sexo en una pareja o que el deseo sexual esté en un bajo momento son:
- Distancia emocional. La intimidad sexual a menudo contribuye a una conexión emocional más profunda. La falta de sexo puede llevar a la distancia emocional entre los miembros de la pareja.
- Problemas de autoestima. La falta de interés sexual por parte de uno de los miembros puede hacer que el otro se sienta indeseado, lo que puede afectar la autoestima y la confianza en sí mismo.
- Frustración y resentimiento. La falta de satisfacción sexual puede causar frustración y resentimiento en uno o ambos miembros de la pareja. Puede generar tensiones en la relación que si no se hablan, pueden terminar en una ruptura sentimental.
- Comunicación deteriorada. La falta de sexo puede afectar la comunicación general en la relación. Las parejas pueden evitar discutir el tema, lo que lleva a una falta de comunicación en otros aspectos de la relación que terminan afectado mucho a la relación.
- Impacto en la salud mental. La falta de intimidad sexual puede contribuir al estrés y afectar la salud mental de los miembros de la pareja. La conexión física contribuye a la liberación de endorfinas y al bienestar emocional.
- Menos conexión física y afectiva. La falta de contacto físico y de sexo puede llevar a una disminución general de la conexión física y afectiva en la relación, lo que puede afectar negativamente la sensación de cercanía y conexión.
- Aumento del riesgo de infidelidad. Algunas personas pueden buscar satisfacción sexual fuera de la relación si sienten que sus necesidades no están siendo satisfechas. Esto puede aumentar el riesgo de infidelidad.