Oír la palabra craneotomía puede llegar a asustar. Sólo con el simple hecho de pensar que nos pueden abrir la cabeza y seccionar el cráneo se nos remueve el estómago. No obstante, hay que estar tranquilo porque se trata de una intervención segura que, si se realiza por profesionales del ramo, tiene poco peligro. Aquí intentamos resolver las principales dudas que pueden surgir frente a las craneotomías, además de mostrarte los últimos avances.
En primer lugar, hay que conocer que el cráneo está formado por 22 huesos y éste tiene dos funciones: proteger el cerebro y apoyar el tejido blando craneal. "La craneotomía es un procedimiento quirúrgico que permite entrar al cerebro a través del cráneo. Para ello, se practica una incisión en la piel, para después perforar el cráneo y realizar una ventana en él.. A través de esta ventana se opera el cerebro. Finalmente, se vuelve a colocar el hueso del cráneo antes de suturar el cuero cabelludo", explica el doctor Julio Albisua, jefe del Servicio de Neurocirugía de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid.
Concretamente, este experto detalla que se puede realizar una craneotomía en casos de tumores cerebrales, traumatismos cerebrales, reparación de aneurismas, coágulos de sangre, anomalías en los vasos sanguíneos, inflamación cerebral, hidrocefalias, epilepsias, o Parkinson, por ejemplo.
Con ello, celebra que una de las ventajas de esta intervención es que puede realizarse en pacientes conscientes, aunque todo depende del caso que se trate. "Permite valorar los cambios neurológicos durante la cirugía de la epilepsia, por ejemplo, o bien la localización de los electrodos durante la cirugía de estimulación cerebral profunda, además de la extirpación tumoral en áreas elocuentes del cerebro. La craneotomía con el paciente consciente es útil para minimizar el daño en las zonas funcionales del cerebro", señala en este sentido la Sociedad Española de Anestesiología y Reanimación.
¿Cuáles son los riesgos asociados con la craneotomía? Aunque no tienen por qué suceder y es bastante poco probable que tengan lugar, el neurocirujano de la Fundación Jiménez Díaz remarca que sí existen riesgos y efectos secundarios relacionados con las craneotomías. Entre otros apunta a una infección; sangrado; neumonía; hinchazón del cerebro; convulsiones; reacción a la anestesia; debilidad o parálisis muscular; dificultades en la memoria, el equilibrio, la visión, la audición, los intestinos, o la vejiga y el habla, por ejemplo.
En cuanto a la recuperación, el facultativo señala que ésta dependerá de la extensión del procedimiento que se haya realizado. Generalmente, sostiene que se necesitan de 3 a 7 días en el hospital.
Últimos avances en estas invervenciones
No obstante, cada vez son menos invasivas las craneotomías y menor, por tanto, el tiempo de recuperación del paciente. Los últimos avances en este campo están facilitados normalmente por los quirófanos híbridos, como en otros campos de la medicina. Son salas quirúrgicas equipadas con sistemas avanzados de imagen de radiodiagnóstico, que ayudan a los cirujanos a realizar procedimientos complejos de forma más sencilla y rápida, y de forma mínimamente invasiva. Entre sus ventajas destaca también la mayor seguridad y calidad de imagen con la que se realizan los procedimientos.
Precisamente, el jefe del Servicio de Neurocirugía de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid ha realizado con éxito recientemente una innovadora craneotomía, combinada con Neurorradiología intervencionista y Neurocirugía, gracias a las ventajas que ofrecen estos quirófanos híbridos.
Realizar esta intervención en un quirófano híbrido ofrece importantes y claras ventajas de cara al resultado
Se trataba de una compleja malformación vascular cerebral, en la que la intervención conjunta, y el equipo utilizado permitió realizar una angiografía terapéutica, así como la embolización y la cirugía, en el mismo procedimiento y quirófano, para operar una malformación cerebral en un paciente que fue dado de alta, sin rastro de malformaciones vasculares cerebrales, y además con un pronóstico positivo.
Gracias a estos avances, y tras la intervención y las primeras 24 horas en la UCI, el paciente pasó a hospitalización, donde evolucionó satisfactoriamente. Esto permitió darle el alta tras tan solo 6 días de ingreso, un periodo que estuvo exento de focalidades neurológicas sobreañadidas.
"Realizar esta intervención en un quirófano híbrido ofrece importantes y claras ventajas de cara al resultado", asegura Julio Albisua, Y es que, ante la complejidad de la malformación, que tenía componentes agravantes como una fístula dural y un nido de malformación arteriovenosa que requerían tratamiento por Neurocirugía y Radiología Intervencionista a la vez, la cirugía combinada y el equipo utilizado para ello facilitaron la visualización y localización de la misma, su resección completa, y la curación y buen pronóstico del paciente.