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Al quirófano para masculinizar la voz, una cirugía cada vez más frecuente

La voz forma parte de nuestra carta de presentación junto con nuestra imagen física. Actualmente existen intervenciones quirúrgicas bien porque exista alguna alteración o trastorno orgánico (pólipo, quiste, edema, etc.)

  • Un hombre hablando

La voz forma parte de nuestra carta de presentación junto con nuestra imagen física. Actualmente existen intervenciones quirúrgicas bien porque exista alguna alteración o trastorno orgánico (pólipo, quiste, edema, etc.) o bien para modificar el tono vocal (es lo que se ha denominado Cirugía estética de la Voz) De hecho, según datos de la Federación Internacional de Sociedades de Otorrinolaringología, un 5% de la población mundial padece alguna alteración de la voz, que precisa de asistencia especializada.

Así, a la hora de realizar intervenciones quirúrgicas para cambiar la voz de una persona, lo más frecuente suele ser que se aumente el tono vocal, es decir, feminización de la voz. Esto lo solicitan mujeres transgénero que desean feminizar su voz, que ésta sea más aguda.

También existe la posibilidad de desear una voz más grave, es decir, una masculinización de la voz.

Esta cirugía estética de voz, para agravar el tono, se llama en términos médicos ‘tiroplastia tipo III de Issihiki’, y su principal demanda procede de pacientes con un tono vocal muy agudo, como son los trastornos de la muda vocal, o en lesiones congénitas con gran rigidez cordal, según explica el doctor Juan Carlos Casado, codirector del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Quirónsalud Marbella y del Hospital Quirónsalud Campo de Gibraltar. También puede ser útil en ciertas disfonías espasmódicas para reducir los síntomas responsables del espasmo vocal.

Este especialista resalta que masculinizar la voz no suele ser necesario en el caso de hombres transgénero, ya que la toma de andrógenos (testosterona) produce una reducción de la frecuencia fundamental a los 3-4 meses, que suele ser suficiente para conseguir una voz más masculina, “un avance que perdura aunque se deje la medicación". No obstante, en casos seleccionados se puede realizar.

Precisamente, el equipo de Otorrinolaringología del Hospital Quirónsalud Marbella y del Hospital Quirónsalud Campo de Gibraltar, que codirigen el doctor Casado y el especialista Carlos O’Connor, es un referente nacional de feminización de la voz desde hace años, y recientemente ha realizado, y con éxito, las primeras intervenciones de ‘tiroplastia tipo III’ en Andalucía.

Masculinizar la voz

En concreto, se trata de una técnica para masculinizar la voz mediante la relajación de las cuerdas vocales, lo que hace que la voz se convierta en más grave. Se realiza bajo anestesia general, y mediante una mínima incisión en la línea media del cuello. “El cambio del tono vocal se puede apreciar de forma inmediata, aunque se aconseja un reposo vocal de siete días", precisa el doctor O’Connor por su parte.

La tiroplastia tipo III también se denomina Tiroplastia de Retrusión. Técnicamente consiste en retraer la comisura anterior hacia atrás y de esta forma las cuerdas vocales se acortan, disminuye su tensión y aumenta su masa o grosor.

“Antes de sentar la opción quirúrgica definitiva, es imperativo que el paciente lleve a cabo previamente un periodo de reeducación vocal, de al menos cuatro meses de duración”

Esta técnica recibe su nombre, según recuerda la Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL-CCC) gracias al fonocirujano japonés Nobuhiko Isshiki,  de la Universidad de Kyoto, ya que fue el primero en introducir el término ‘tiroplastia’ en 1974, y ha sistematizado para el mundo las cuatro técnicas básicas de tiroplastias, con el objetivo de  acortar o alargar las cuerdas vocales, y comprimir o expandir la endolaringe.

Las tiroplastias tipo III de Issihiki, para masculinizar la voz, suelen estar indicadas en los casos de­ tono vocal agudo, que puede ser debido a una excesiva rigidez congénita de las cuerdas, o bien a un fracaso de la mutación vocal en varones jóvenes, especifica la SEORL-CCC.

 “Antes de sentar la opción quirúrgica definitiva, es imperativo que el paciente lleve a cabo previamente un periodo de reeducación vocal, de al menos cuatro meses de duración”, mantiene la SEORL.

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