Tres de cada cuatro niños, niñas y adolescentes (75,4%) se han visto envueltos en al menos una situación de violencia sexual a través de dispositivos electrónicos. Es la principal conclusión del “Violencia sexual contra la infancia y la adolescencia en el ámbito digital”, un estudio realizado por la Fundación Mutua Madrileña, para el que ha contado con la colaboración del Equipo Mujer-Menor (EMUME) Central de la Guardia Civil, y que acaba de ser presentado en Madrid,
Según esta investigación, las agresiones más frecuentes en el ámbito digital son recibir imágenes con contenido sexual sin haberlas solicitado (43,2% de los casos), recibir mensajes insistentes para quedar o buscar una relación (41,8%), ser objeto de comentarios sexuales no solicitados (40,2%) o acceder involuntariamente a contenidos pornográficos (39,6%). Cuatro de cada diez niños o adolescentes en España han sufrido alguno de estos episodios.
Menos frecuentes, pero con mayor impacto en la vida de los menores de edad, son otras situaciones como las relacionadas con la vulneración de la intimidad y la imagen. Entre ellas, la presión para enviar contenido sexual personal (ha afectado al 24,2% de los encuestados), ser espiado/a o controlado por la pareja/expareja u otra persona (23,3%), el chantaje con difundir contenido sexual (17,8%), el reenvío de contenido sexual personal sin consentimiento (15,1%) y la creación de imágenes con Inteligencia Artificial (IA) para mostrar a la persona menor de edad desnuda (12,9%).
Menos frecuentes, pero con mayor impacto en la vida de los menores de edad, son las situaciones de violencia sexual relacionadas con la vulneración de la intimidad y la imagen
Primera adolescencia
Según se extrae del estudio, los episodios de violencia sexual digital comienzan en la primera adolescencia, entre los 13,5 y los 15 años, una etapa de la vida en la que “no se dispone de tantas herramientas ni de tanta resiliencia para prevenir y afrontar este tipo de situaciones”, ha dicho Lorenzo Cooklin, director general de la Fundación Mutua Madrileña, durante la presentación del trabajo.
Por género, las mujeres son más proclives que los hombres a sufrir este tipo de situaciones, aunque no a tanta distancia como cabría suponer (53% frente a 47%). Donde sí se aprecian diferencias por cuestión de género es en el tipo de violencia sufrida, Así, mientras que en ellas son más frecuentes situaciones como recibir fotos o comentarios sexuales sin haberlos solicitado, en ellos son más habituales los insultos o las burlas por contenidos publicados.
Los episodios de violencia sexual digital comienzan en la primera adolescencia, entre los 13,5 y los 15 años
En la mayor parte de los casos (52,2%), el agresor en violencia sexual digital es conocido de la víctima y pertenece a su entorno. Pueden ser amigos, pareja, expareja, conocidos, compañeros de estudio y familiares. Los desconocidos suponen en torno al 19% de los agresores y, en un 13,4% de los casos, son conocidos únicamente del mundo digital. En su mayor parte son hombres (52,2%) y de una edad similar a la de la víctima o algo mayores (57,6%).
Impacto psicológico
Un 29,5% de los menores de edad que han sufrido algún tipo de violencia sexual digital necesitó acudir al psicólogo. A pesar del sufrimiento ocasionado, el estudio encontró que casi uno de cada tres afectados/as (29,5%) no lo compartió con nadie y tres de cada cuatro (75,8%) no se lo contaron a sus padres. La vergüenza, la falta de confianza o el temor a una reprimenda supusieron el principal motivo para el 54,3% de los menores de edad. Si bien, el 76,2% de los que sí se lo contaron a sus progenitores manifestaron que se sintieron apoyados por éstos.
Otro dato preocupante es que el 30,6% no consideró que lo que le había ocurrido fuera tan grave como para necesitar contarlo. Esta cierta normalización de la violencia sexual contrasta con el hecho de que el porcentaje de padres que califican los episodios sufridos por sus hijos como “graves” o “muy graves” es mayor que el de los propios menores. Solo una de cada cinco experiencias de violencia sexual digital en la infancia y adolescencia en España se acaban convirtiendo en una denuncia a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
Casi uno de cada tres afectados/as (29,5%) no lo compartió con nadie y tres de cada cuatro (75,8%) no se lo contaron a sus padres
Lorenzo Cooklin recordó que cuanto más tiempo se tarda en contar estas situaciones, más se tarda en encontrar soluciones y las consecuencias psicológicas asociados a las mismas pueden agravarse. Y es que, reflexionó, “más allá de las cifras, hay situaciones estremecedoras que te hacen ver la verdadera dimensión del problema y cómo afecta a los menores, que son los que menos defensas tienen y más proclives son a sufrir estas experiencias”. Por esa razón, aseguró, “hay que poner todos los medios posibles para tratar de evitarlas”.
Recomendaciones
Precisamente para prevenir estas situaciones, el Equipo Mujer-Menor (EMUME) Central de la Guardia Civil La Guardia Civil ha aprovechado la presentación de estos datos para ofrecer una serie de pautas dirigidas a padres, educadores y a los propios jóvenes.
Por lo que respecta a los progenitores, la Guardia Civil les insta a acompañar a sus hijos e hijas en el uso de los dispositivos, comenzando por saber dónde navegan y con quién se relacionan. En caso de enterarse de alguna situación anómala, la recomendación es no juzgarles ni culpabilizarles por lo ocurrido, sino hacer que se sientan apoyados en ese momento en el que acuden a pedir ayuda y acompañarlos en todo el proceso.
Por su parte, a los educadores les invita a informar, formar y sensibilizar a sus alumnos sobre estas situaciones para aprender a detectarlas. Y es que, como recordó la teniente coronel de la Guardia Civil, María Dolores Gimeno, jefa del Departamento de Investigación Criminal y Coordinación, de la Unidad Técnica de Polícía Judicial, “los educadores son influencers de nuestros hijos y así tienen que actuar. No se trata de demonizar las tecnologías, pero sí de enseñarles los peligros de hacer un mal uso de las mismas”.
Por último, a los menores de edad la Guardia Civil les advierte de que deben tener la máxima precaución a la hora de compartir datos personales y hacerlo solo con personas de máxima confianza. Sobre este punto, la teniente coronel María Dolores Gimeno hizo especial énfasis en los peligros de compartir imágenes o vídeos por medios digitales, “ya que en el momento en que lo hacen los jóvenes pierden el control sobre ese material”.
El estudio sobre “Violencia sexual contra la infancia y la adolescencia en el ámbito digital” se enmarca dentro de la nueva línea de acción transversal en infancia de Mutua Madrileña. El trabajo tiene un enfoque metodológico mixto en dos fases, cualitativa y cuantitativa, que se han llevado a cabo durante los meses de entre los meses de febrero y mayo de 2024. La fase cuantitativa ha consistido en dos encuestas paralelas con 1.000 progenitores de menores de edad de entre 8 y 17 años y 2.000 jóvenes de entre 16 y 22 años. En ellas se recoge tanto la experiencia de estos en situaciones de violencia digital como la visión de sus padres.