Florentino Pérez digiere mal la crítica y peor la oposición pública. Horas después de recibir una clamorosa pitada en el Santiago Bernabéu, tras caer ante el Barcelona por 0-4, el dirigente madridista recomendó a los aficionados no dejarse llevar por los gritos (de ¡Florentino, dimisión!) que habían iniciado "los violentos". Toma a los socios por tontos y echa la culpa "a los violentos". Curioso porque presume de haberlos echado del estadio, algo que es falso. Los radicales han sido trasladados al tercer y cuarto anfiteatro, donde se ubican 23 peñas dirigidas por La Clásica, Primavera Blanca, Orgullo Vikingo y Veteranos. En esta última se integra la vieja guardia de los Ultras Sur, hasta 60, con el fundador Ochaíta al frente. Otros 200 fueron dispersados por el estadio y alrededor de 30, los más violentos, esos sí, fueron expulsados.
Donde sí ha impuesto su dictadura es en la tribuna de prensa. Son varios los medios que tienen vetada su entrada al Santiago Bernabéu por el club porque denuncian las irregularidades que se producen en el Real Madrid, critican el funcionamiento deportivo caprichoso del mismo, e informan sobre la mejorable gestión del presidente de blanco a cargo de ACS, su empresa constructora. Entre ellos Vozpópuli, medio al que retiró su acreditación hace más de un año por no ser amable con el club y el presidente. De su director de comunicación, Antonio Galeano, no hay noticias. En realidad nunca las hubo. El sucesor de Antonio García Ferreras, obedece a los dictados de Florentino y de su predecesor, a quien Florentino consulta, dicen, cada una de sus decisiones.
Florentino, que ha impuesto su dictadura en la tribuna de prensa, la grada y el banquillo, dijo a sus allegados que su único error en la primera etapa como presidente del Real Madrid fue... "irme"
La dictadura sigue ganando terreno. En estos días ha surgido un movimiento de oposición, el Movimiento Ámbar, que ha mostrado su desacuerdo con el funcionamiento del club, con las decisiones del presidente y con la forma escasamente democrática de gobernarlo por parte de Florentino. Identificados con obejtos de color amarillo, los miembros del Movimiento sufren "una cacería" por parte de Prosegur, empresa encargada de la seguridad en el estadio Santiago Bernabéu.
En el día de ayer, Prosegur retiró una pancarta de un socio en la que se podía leer: "Ni violento, ni ultra. Sólo soy un madridista ya cansado de tu dictadura. ¡Florentino, dimisión!". La pancarta, que no genera ningún tipo de violencia, fue rápidamente retirada por los miembros de la eguridad del estadio. Cumpliendo así las órdenes de Florentino, que tiene pánico a que el Bernabéu le señale a él como causante de los malos del club. Él prefiere señalar a los jugadores, a quienes ha culpado en sus últimas declaraciones por su falta de compromiso y su irregularidad, o al entrenador, quien de momento tiene su favor, algo que cambiará en el momento que suponga un lastre para su gestión.
En estos días el madridismo espera la resolución de la jueza sobre el juicio el cambio irregular de Estatutos en 2012, que podría obligarle a convocar elecciones con los criterios anteriores (10 años de antigüedad sin la necesidad de avalar una parte del presupuesto por parte da cada candidato). Pérez, que no contempla convocar elecciones de ninguna manera, ha sido claro al respecto: "Eso se resolverá dentro de años porque recurriremos hasta el Supremo". Si alguien espera que Florentino se plantee una salida, está equivocado. Pérez, conocido por una incontinencia verbal que acompaña de su mal disimulada arrogancia, advirtió no hace mucho ante un grupo de allegados: "Mi único error en mi primera etapa en el Real Madrid fue... irme". Así que hay Florentino para rato. Y su dictadura sigue creciendo. La tribuna de prensa, la grada, el banquillo... Sólo le resta el vestuario. Su talón de Aquiles y el único sitio en el que ningún presidente tiene poder. Por más que Pepe le cuente todo lo que pasa dentro.