Leo Messi abrió el pasado jueves junto a sus hermanos un nuevo restaurante en Barcelona, a escasos metros del Camp Nou. El nuevo proyecto de los Messi cuanta con los hermanos restauradores Juan Carlos, Borja y Pedro Iglesias, de los más influyentes en la ciudad, y cuenta con una carta variada que tiene como estrella el plato preferido de Leo: milanesa napolitana a caballo. Un plato de solomillo de buey con lacón que cuesta 10,50 euros. El restaurante pretende ser un homenaje a la vida de pueblo y, en especial, a la ciudad de Rosario, de donde proceden los Messi.
El local abre de 9 a 23.30 de martes a domingo y está diseñado como un pueblo imaginario. Se entra por una especie de florería y posteriormente se ingresa a un sector en donde se ofrecen desayunos y vermuts. Enfrente hay un quiosco de diarios deportivos antiguos y un futbolín. Las mesas son de color verde y los asientos un banquillo de fútbol. En la zona apodada como "la iglesia"hay un bar que tiene una réplica de la campana del Vaticano hecha por el maestro fallero Piñero. Hay también una peluquería, un enorme jardín y cuatro reservados para diez o doce personas que disponen de una gran televisor y la PlayStation 4. Todo esto ilustrado en tiza por el artista David Buisan, con lámparas que recuerdan los fuegos artificiales. En la carta se puede elegir desde un ceviche a unas "bravas", todo elaborado por el chef ejecutivo Rafa Morales.
Problemas con los vecinos
Sin embargo no todo es felicidad en el restaurante de los Messi. La Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB) rechaza la instalación del establecimiento en el barrio del Eixample e incluso han recogido firmas en su contra. El motivo de las quejas es una terraza en la calle para unas 48 personas que, según la carta de los vecinos, "romperá el silencio actual del entorno, actuando como una caja de resonancia, como ya sucede con las terrazas de hoteles próximos situados en otras islas del Eixample". Según la FAVB la licencia que ha otorgado el ayuntamiento al restaurante de Messi se limita a la superficie situada en el interior del edificio y no debería incluir el espacio interior de la manzana.
Según la Asociación de Vecinos, de seguir adelante esta práctica supondría "una agresión frontal contra el derecho al descanso y a la tranquilidad de los vecinos residentes". La superficie útil del restaurante es de 905,69 metros cuadrados y un aforo simultáneo para 298 personas, el cual se vería elevado por la terraza del conflicto, en la cual habría música de fondo ambiental y otras actuaciones en directo. La isla donde se situaría la terraza afecta a las calles Còrsega, Enric Granados, Balmes y Rosselló.