Tras más de una década escribiendo de viajes y hablando de ello en la radio, el reconocido periodista Carmelo Jordá (48) ha hecho lo que nunca pensó que haría: escribir un libro. Una decisión que tomó después de toparse con un concurso que le impulsó a ponerse manos a la obra. Nunca supo quién ganó aquello, pero él tuvo su recompensa final: Lugares generalmente distantes, su primer libro, publicado por Anaya Touring con gran gusto y delicadeza.
En esta ópera prima, Carmelo Jordá, amante del viaje y la fotografía, nos traslada de una manera muy personal a esos lugares, que generalmente son distantes pero a veces no lo son tanto. Lugares que han significado algo en su vida, lugares donde ha experimentado o lugares que le han sorprendido. Lugares a los que ha viajado en el mejor sentido de la expresión y a los que invita al lector a viajar.
Para ello se vale de una narración próxima, cercana, llena de experiencias y anécdotas que harán al lector un compañero más en el camino. Pero no todo son lugares, también hay un espacio para aspectos concretos del viaje (como la carretera, la gastronomía o la fotografía, intrínsecos a su viaje y al de muchos de nosotros).
Lugares generalmente distantes es un libro para disfrutar a la vez que reflexionamos sobre el viaje. Con un diseño cuidado, actual e ilustrado con una selección de las mejores fotografías del autor. Este libro es una forma amena de conocer, sentir y disfrutar de viajar en cualquier momento.
Hablamos con Carmelo Jordá sobre su libro 'Lugares generalmente distantes'
Quedamos con Carmelo Jordá en una cafetería del centro de Madrid para hablar de todo esto y más. Llega en moto y con su cámara Nikon, de la que no se desprende.
PREGUNTA. Carmelo, ¿es mejor viajar solo o acompañado?
RESPUESTA. Viajar solo es mejor para el trabajo. Trabajas más, haces mas cosas, les sacas más jugo... pero viajar en compañía es más divertido. Yo los que hago en compañía son con mi mujer y mi hija, de 14 años, y me lo paso muy bien, ya que enseñarle a un hijo el mundo es muy bonito. Vives su experiencia y también la tuya, y eso es realmente maravilloso. También, en muchas ocasiones, viajo con grupos de periodistas, y normalmente estamos todos bastante enfocados a lo que hay que hacer y suele ser muy divertido. Yo me amoldo a todas las posibilidades, pero es cierto que viajar solo es mejor porque haces lo que quieres, te tomas el tiempo que deseas para tomar las fotos (a veces te paras más tiempo, vas más rápido... a destiempo); viajas, en definitiva, con más libertad, lo que lo hace mucho más intenso.
P. ¿Desde cuándo tienes esta pasión por los viajes?
R. Desde siempre. Yo soy de una generación en la que antes, cuando tenía 20 años, viajar era un lujo. No había compañeros de Erasmus a los que ir a visitar por 20 euros en Ryanair. Los viajes eran de lujo. Antes tampoco había Airbnb (yo ahora viajo con mucho con Airbnb, porque me gusta más). Aun así, a mí viajar siempre me ha parecido algo fantástico. Tengo un tío que siempre ha sido el bohemio de la familia, el que no paraba de conocer mundo... y yo siempre le preguntaba que me contara todos los detalles de sus destinos. Pero la primera vez que salí de España fue a los 16 y luego cinco años más tarde. El primer viaje que hice con mi mujer fue a Lisboa, un fin de semana, y nos costó un dineral, y no porque fuéramos a sitios de lujo, sino porque viajar era muy caro. Ahora, con la democratización del turismo, casi todo el mundo puede viajar a un precio razonable, y es maravilloso. Todo el mundo se merece poder viajar, tener esa fuente de placer e interés en la vida.
En definitiva, podríamos decir que el interés por los viajes me viene de siempre. De hecho, entre los 10 y los 12 años me leí unas 12 veces un libro que era en mi casa que se titula Maravillas del mundo. Siempre me ha gustado viajar, y he descubierto después que me gusta compartirlo. Me he dado cuenta de que vivo el viaje varias veces: la primera, cuando lo estoy preparando; la segunda, cuando estoy en el viaje; y la tercera, cuando preparo las fotos, lo cuento en la radio, a los amigos... Y en realidad eso ha sido así siempre. Los viajeros de antaño hacían sus viajes por territorios desconocidos y luego lo contaban, o en libro so al calor del fuego; y eso es parte del viaje y es muy bonito.
Viajar solo es mejor porque haces lo que quieres, te tomas el tiempo que deseas para tomar las fotos, tienes más libertad y es todo mucho más intenso
P. ¿Por qué escribir este libro ahora?
R. Esta es una pregunta que yo me he hecho mucho, y estaba convencido de que nunca iba a escribir un libro, por varias razones, y una de las principales es que creo que hay demasiados libros. Pero, como ves, me gusta mucho hablar de viajes [ríe], y hubo un momento en el que sentí que tenía la necesidad de ponerme a escribir.
P. ¿Esa necesidad por escribir te vino en la pandemia, como a tantas personas, o fue anterior?
R. No, no, fue anterior. De hecho, el libro lo acabé de escribir justo cuando comenzó la pandemia. Fue una especie de oportunidad, una chispa que me dio ese empujoncito: un concurso, que al final se ha fallado y no sé qué ha pasado con él... Y fue gracias a esa puesta en marcha cuando descubrí que me apetecía mucho hacerlo. Y he disfrutado mucho del proceso, lo que me ha sorprendido, la verdad. Supongo que debió estar latente ese deseo y al final salió. Aunque, como todo proceso, ha sido duro y lleva un trabajo. No sé qué te habrá parecido el libro...
P. Me ha gustado mucho, sobre todo, y aparte de la cuidada edición, porque hay mucho de ti. Es personal, le das tu toque, tu enfoque... Digamos que no es como la Wikipedia o cualquier página de guías de viajes que la lees y ya y que hay cien mil iguales.
R. Gracias, sí, esa era la intención. Cuando empecé a escribir de viajes en internet, hace años, me di cuenta de que los periodistas/escritores de viajes no necesitamos dar consejos concretos (como ve a este restaurante, visita esta exposición, da una vuelta por tal barrio...). Obviamente, podemos comentar ciertas cosas al respecto, pero al final la gente se va a encontrar ese artículo sabe Dios cuándo y la información práctica cambia cada día: por ejemplo, el restaurante que hoy es bueno puede no existir en unos años cuando ese lector lea el artículo. Yo he sentido siempre que ese no era mi trabajo porque ya hay muchas páginas web y guías que lo hacen de maravilla. Entonces, mi idea siempre ha sido hablar de viajes y que a la gente le apetezca viajar. Que tú leas el libro y digas "me apetece ir a Egipto", "ir a Roma", "conocer esta parte de España que no es tan conocida"... Y cuando me puse a escribir este libro me di cuenta de que hay muchos libros de viajes pero de un solo destino, y yo ese libro no podía hacerlo porque tienes que hacer el viaje durante muchas semanas y hacerlo mientras piensas en cómo contarlo en el libro.
Con la democratización del turismo, casi todo el mundo puede viajar a un precio razonable, y eso es maravilloso. Todo el mundo merece poder viajar, tener esa fuente de placer e interés en la vida
P. Sí, te entiendo, pues lo has conseguido: al leerlo se ve claramente tu pasión por los viajes y esa pasión la transmites.
R. Mira, hace unos días quedé con unos amigos que me dijeron que me escucharon en la radio hablar de Irlanda, y que tras ello hicieron el viaje porque les entraron muchas ganas. Y eso es lo más bonito que pueden decirme de mi trabajo. Eso es lo que más me llena. Otra amiga, que estaba pasando el covid y que justo le ha pillado leyendo el libro. Y me dijo que le había venido de maravilla porque ha sido como viajar desde casa, despejarse. Y qué bonito también. Y ahora con el libro me está pasando y mucha gente me dice que le ha gustado mucho y es una satisfacción tremenda; luego se venderá o no, pero... [ríe]. Bueno, lo cierto es que está yendo muy bien en ventas, estoy contento.
P. También hay un apartado a la gastronomía.
R. Sí. La idea de eso, cuando estaba desarrollando el libro, es que me parecía que podía ser interesante que hubiese entremedias de los destinos algo distinto. Y me di cuenta que hablando de destinos puros me dejaba fuera muchas cosas, como lo es la mesa, con sus peculiaridades. También hay otro apartado dedicado a la carretera (a mí me encanta conducir, y hay muchos grandes momentos que he vivido en el coche) y otro es la fotografía (una de mis pasiones, hoy en día sería incapaz de viajar sin mi cámara). [Mira su Nikon, apoyada en la mesa]. Esas cosas pensé que debían estar.
P. Y en cuanto a tu pasión por la fotografía, ¿has estudiado, hecho cursos o algo?
R. Nada, soy autodidacta total. En la fotografía y en casi todo. De hecho, tengo bastantes lagunas en cuanto a la técnica. Pero nunca he hecho cursos, y esto no es invitar a la gente a no hacerlos (de hecho hoy hay muchos y muy buenos). Pero ahora también, con la fotografías digital, puedes hacer muchísimas fotos a coste cero, no como antes, que había que llevarlos a revelar y era un pastizal, una barbaridad. Y no era tanto el coste en sí, sino que cada foto que hacías te costaba dinero, entonces, claro, hacías muy pocas fotos y te perdías muchas fotos buenas.
Creo que se hacen demasiadas fotos de personas. Sigo sin entender esas instantáneas de la persona frente al monumento, nunca le he visto demasiado sentido. Pero bueno, hay quien siente la necesidad de demostrar que han estado ahí
P. ¿Y no crees que ahora se hacen demasiadas fotos, todo el rato y de todo?
R. Bueno, yo creo que se hacen demasiadas fotos de personas. Ojo, que es mi percepción personal, que cada cual haga lo que quiera. Pero sigo sin entender esas instantáneas de la persona frente al monumento, nunca le he visto demasiado sentido. Pero bueno, hay personas que sienten la necesidad de demostrar que han estado ahí. Pero oye, que cada uno disfruta como quiere y puede.
P. ¿Qué le dirías a la gente que no le gusta viajar? Hay muchas personas que no le ven el sentido, que no lo disfrutan, y que dicen ¿para qué me voy a ir a tal sitio pudiendo verlo en Viajeros Cuatro?
R. [Suspira y sonríe]. A ver, yo tengo amigos a los que no les gusta viajar, y a mí me resulta algo inconcebible. Viajar, para el común de los mortales, puede ser algo incómodo: la mayoría no podemos pagarnos hoteles de 5 estrellas; puede ser cansado (tienes que estar andando todo el día y llegas por la noche y estás reventado)... pero se aprende tanto viajando, se disfruta tanto, se ve tanta belleza... Viajar es un show continuo. Y no es como verlo en la tele: es palparlo, olerlo, sentirlo... Pero a ver, nosotros estamos por la libertad: si a uno no le gusta viajar pues que no viaje [sonríe], pero a mí me resulta inconcebible. Viajar es de las pocas de la vida que valen la pena.
P. ¿Y no crees que hay cierta presión social por viajar? Por ejemplo, yo me cojo vacaciones y a la vuelta todo el mundo me hace la misma pregunta: "¿Dónde te has ido?". Parece que es obligatorio hacer un viaje si te coges días libres...
R. Sí, hay cierta competición los destinos. De hecho, yo dedico un capítulo del libro a Madrid, que es una ciudad maravillosa y no se dice todo lo que debería. Y porque me apetecía decirla a los lectores que no hace falta irse a Tombuctú para viajar, sino que simplemente si te das una vuelta por la capital estás viajando. Lo que pasa es que, eso sí, tienes que poner de tu parte para que te guste. Hay mucha gente a la que no le gusta viajar y que luego cuando viaja realmente no lo disfruta porque tampoco ellos están poniendo de su parte, no se esfuerzan... Pero si le pones un poco de esfuerzo, de interés, te informas... eso te tiene que gustar.
Tengo amigos a los que no les gusta viajar, y a mí me resulta algo inconcebible
P. Imagina que una persona que nunca ha viajado solo pudiera hacer un viaje en su vida: ¿cuál le recomendarías?
R. Tendría que conocer a la persona, sin duda. Es importante porque cada uno de nosotros tiene una serie de preferencias en la vida y esas marcan tu gran destino, por así decirlo. Entonces, tendría que conocer a una persona. Pero, por ejemplo, si a esa persona le gustan las ciudades y el entorno urbano, sin duda le recomendaría Nueva York. Y si es más de campo, la naturaleza... pues Suiza o Irlanda.
P. Por último, ¿por qué los lectores de Vozpópuli deberían leer tu libro?
R. Lo primero, porque cada uno que lo compre me generará un pequeño beneficio económico que yo agradezco [ríe], porque como digo en el prólogo soy un periodista pobre y si me ayudan a ser menos pobre... [ríe]. Y ahora, fuera de bromas, es un libro muy agradable. El simple hecho de ojearlo ya es maravilloso, también para regalar. Y, al margen, como está dividido en capítulos y cada uno de ellos es individual, puedes leerlos por días. Que un día estás en casa y te aparece airearte pero no puedes salir, pues eliges uno de los capítulos de un destino concreto. Tiene esa forma de consumo que es muy fácil, que no hace falta leerlo entero del tirón. Entonces, es un libro muy agradable, con una edición y formato muy bonita, que se puede disfrutar en cualquier momento. Y la mezcla de texto y fotos, que han sido elegidas con mucho cuidado, hace de la lectura algo muy agradable. Creo que es una propuesta bastante diferente entre los habituales libros de viajes, y siendo más sencillo no deja de ser bastante de autor y todo ello hace del libro muy interesante.