Palencia, una de las provincias menos conocidas de Castilla y León, es un auténtico tesoro para los amantes del arte y la historia, más concretamente para los que adoran el románico. Este legado, que se remonta a los siglos XI y XII, se manifiesta en numerosas iglesias y monasterios que se distribuyen por toda la provincia cuasi intactas convirtiéndose en auténticas obras de arquitectura medieval que merecen una visita a esta zona de Castilla.

Una visita que inicia en Palencia

Si bien la capital, Palencia, no cuenta con una obra arquitectónica única del medievo, no hay que dejar de hacer una parada en su majestuosa Catedral de San Antolín, símbolo de su ciudad y de la arquitectura gótica castellana en cuyo interior se encuentra su cripta, convertida en un ejemplo perfecto del románico de la ciudad. Esto es así porque su construcción se extendió a lo largo de varios siglos, de manera que en su interior aparecen estilos de diferentes periodos.

De Carrión de los Condes a Villalcázar de Sirga

Ubicada en el corazón del Camino de Santiago, a pocos kilómetros de Palencia, se encuentra Carrión de los Condes, un lugar que fue un importante centro de peregrinación en la Edad Media y uno de los núcleos actuales más importantes en cuanto a monumentos, arte e historia de la Ruta Jacobea. Allí se encuentra la iglesia de San Miguel, un templo del siglo XII de estilo románico que destaca por su impresionante ábside decorado con esculturas que representan escenas bíblicas.

A nueve minutos en coche se encuentra Villalcázar de Sirga, otro de los puntos fundamentales de la ruta del románico por Palencia. Aquí hay que hacer una parada en la iglesia de Santa María la Blanca, un templo del siglo XII famoso por su impresionante ábside y su bello retablo que durante siglos ha sido testigo de innumerables peregrinaciones.

Frómista, la cuna del románico

Para indispensable del románico de Palencia es la localidad de Frómista. Considerada la cuna del románico palentino, la iglesia de San Martín de Tours —perteneciente al monasterio homónimo del que no quedan restos— es el gran ejemplo sobresaliente que no se puede dejar de visitar en esta provincia. Este templo católico considerado uno de los mejor conservados erigido en la segunda mitad del siglo XI en pleno Camino de Santiago es considerado uno de los principales prototipos de románico europeo —además de uno de los mejor conservados de Europa— y una de las joyas vivas más importantes de Palencia.

Además de esta iglesia, aparecen obras arquitectónicas de otros siglos que merecen también una visita. En el casco urbano, en la Plaza de Tuy, aparece la Iglesia de San Pedro de estilo gótico con portada es renacentista en cuyo interior se encuentra el Museo de Arte Sacro de la localidad. En un paseo por sus calles aparece la iglesia de Santa María del Castillo —que recibe su nombre de su emplazamiento en la zona alta de la Villa, donde en su día se ubicó un castillo—; un templo gótico tardío declarado Monumento Histórico Nacional en el año 1944.

En las afueras del casco urbano también siguen apareciendo tesoros históricos de Frómista. Por un lado, se encuentra la Ermita de Santiago o del Otero, que conserva tan solo la zona del crucero y la escultura de la Virgen del Otero, de estilo románico, datada en el siglo XIII. Y, por otro, la cuádruple esclusa del Canal de Castilla y la antigua Casa del Esclusero, hoy rehabilitada como punto de información turística, además del embarcadero del Juan de Homar, un barco turístico que representa un fuerte atractivo turístico, convirtiéndose en el único tramo navegable del Camino de Santiago Francés.

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