Jarro de agua fría para la Capital del Ajo. La localidad conquense de Las Pedroñeras, cuna "del mejor ajo del mundo", encara la nueva campaña de cultivo de su producto estrella con grandes dosis de preocupación después de que la Unión Europea y China sellaran hace apenas unas semanas un acuerdo por el que se añaden 12.375 toneladas de ajo al contingente arancelario que Bruselas asigna a Pekín.
Un acuerdo que se ha adoptado como compensación por la adhesión a la UE en 2007 de Bulgaria y Rumanía, lo que en la práctica supone un aumento del 21% con respecto al total del contingente ya existente de casi 60.000 toneladas y una subida del 36% respecto al de 33.700 toneladas asignado a China. "La incorporación de Bulgaria y Rumanía nos afectó en determinados productos como los champiñones, el chocolate y el ajo", explica Juan Martínez, director técnico de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Ajo Morado de Las Pedroñeras.
"Bulgaria y Rumanía antes de la adhesión importaban unas cantidades bajas, en el período de incorporación a la UE estas cuotas se han inflado extraordinariamente y de forma posterior a su incorporación, las cifras han vuelto a cantidades normales. Aquí China se ha beneficiado de un inflado artificial de la cifra de importación y nos ha colado unas cantidades que nunca han existido realmente, de eso nos quejamos, de esa manipulación", critica Martínez a 'Vozpópuli'.
"El ajo chino puede arruinar al pueblo, perfectamente. La situación que se vive en Las Pedroñeras es de tremenda alarma", sostienen desde la IGP Ajo Morado
Sin embargo, el malestar de esta localidad no queda ahí y aparte del fondo, cuestionan la forma. Tanto la Mesa Nacional del Ajo como la Asociación Nacional de Productores y Comercializadores de Ajo reprochan que las negociaciones se han llevado a cabo "casi en secreto". "Estamos en contra de la ampliación del arancel porque pone en peligro nuestro cultivo local y también porque se ha negociado ignorando nuestros intereses y sólo hemos tenido conocimiento de ello a última hora, cuando nuestra capacidad de reacción era prácticamente nula", zanja Martínez a este respecto.
"Esto pone en peligro nuestra propia supervivencia. Pensábamos que el contingente era un mecanismo de defensa que teníamos frente a las importaciones de ajo chino pero vemos que con sus continuos aumentos de contingente se está dañando nuestro producto y destruyendo empleo y economía", sentencian desde la IGP.
"Esto va a hacer mucho daño a la comarca"
En una localidad de alrededor de 7.000 habitantes en la que el 95% "vive por y para el ajo", la llegada masiva de ajo chino está haciendo añicos la economía local. La ampliación del contingente afecta especialmente a España por ser el principal país productor de ajos de la UE y sobre todo a Castilla-La Mancha, donde existen unas 15.000 hectáreas de cultivo que producen unas 85.000 toneladas de producto. Familias que llevan toda una vida de dedicación al afamado ajo morado ven imposible competir con los precios tan bajos del ajo procedente de China.
"El ajo importado arrasa con todo, es un producto cuyo precio se forma en base a unos salarios casi miserables y a la ausencia de unos controles sanitarios. Contra eso no podemos competir", sentencia Martínez. El suyo es un punto de vista compartido por Miguel Ángel Hoyos, gerente de la Cooperativa San Isidro El Santo de Las Pedroñeras: "En China los controles sanitarios y de riesgos son nulos mientras que nosotros estamos condicionados a seguir una política de garantía de nuestro ajo desde que se cría hasta que llega a la mesa del consumidor y eso tiene un coste".
"Todo lo que sea comprar un producto como el ajo procedente de China es destruir nuestra economía y empleo"
Desde la Cooperativa San Isidro El Santo, la más importante de Europa en cuanto a ajo, sostienen que la campaña del año pasado fue excepcional en cuanto a calidad y cantidad pero no en lo relativo a precios ya que mientras que a un un agricultor de Las Pedroñeras le cuesta producir un kilo de ajo en torno a 1,20 euros, el ajo chino que está entrando en la UE lo hace en una horquilla de entre 0,60 y 0,70 euros.
"Pese al buen rendimiento del campo, el precio del ajo está súper bajo, lo que está provocando que los agricultores no sólo no ganen dinero, sino que pierdan. Es una paradoja". Y añaden: "Esto es un riesgo muy elevado para la comarca porque la mayoría de nuestra economía se fundamenta en el ajo. Si los agricultores siguen así... la ruina no sé, pero desde luego se va a hacer mucho daño a la comarca".
"Es fácil que un par de años malos se lleven a más de un agricultor por delante", concluye Miguel Ángel Hoyos. Mientras, Juan Martínez va más un poco más allá: "El ajo chino puede arruinar al pueblo, perfectamente. La situación que ahora mismo se vive en Las Pedroñeras es de tremenda alarma. Hay mucho producto almacenado por lo que nos presentamos dentro de pocas semanas ante una campaña nueva con el producto de la temporada pasada sin vender".
"El gazpacho sin mi ajo no es lo mismo"
Con lemas como 'No permitas que el gazpacho de este verano no sea con ajo español' y 'Ayudadme a que no me metan un gol los ajos chinos', la Mesa Nacional del Ajo ha puesto en marcha una campaña para promocionar su consumo y concienciar a la sociedad de su calidad, tanto en el proceso productivo como en su sabor y cualidades alimentarias. Su misión pasa por subrayar la necesidad de consumir producto español por ser "el sustento de miles de familias y el motor económico de decenas de comarcas rurales de nuestro país".
Y es que, "en última instancia, es el consumidor quien decide el ajo que quiere comprar y consumir. Deberíamos valorar si merece la pena comprar un ajo que no sigue ningún control sanitario, en el que se utilizan aguas residuales y cuya tierra contiene metales pesados o pagar un poco más y tener la garantía de un ajo controlado como el de Las Pedroñeras", defiende Hoyos. "Es un valor añadido que no tiene precio".