El gobierno catalán que preside Artur Mas ha comprobado el pasado fin de semana, el último del año 2014, cómo los comerciantes incumplían la ley catalana de horarios comerciales, muy restrictiva con la apertura en domingos y festivos. Así, pese a la prohibición de abrir las tiendas el 28 de diciembre, algunos locales decidieron acogerse a la ley aprobada por el Gobierno central, que sí lo permitía. Varios comercios del centro de Barcelona desafiaron la normativa, aprobada en febrero por el Parlamento autonómico, amparados por el embrollo legal que pesa sobre los horarios comerciales, ya que el Constitucional suspendió cuatro artículos de la ley catalana.
Esta norma establece que los comercios catalanes podrán abrir ocho días festivos al año, que son fijados por la Consejería de Empresa de la Generalitat. "No tengo más remedio que abrir hasta las 22.00 en domingo porque si no mis clientes de toda la vida no pueden realizar sus compras navideñas ni para celebrar el Fin de Año", explica Carmen González, que regenta una tienda de ultramarinos en el barrio de Les Corts, muy cerca de la Diagonal.
Para estos días de festividad navideña en Cataluña, sólo estaba permitido abrir los días 6, 8 y 21 de diciembre. La suspensión cautelar del Tribunal Constitucional responde a un recurso del Gobierno presentado a finales de noviembre, al entender que la norma catalana establece un régimen más restrictivo para la libertad comercial que el contemplado en la normativa básica estatal.
Perjudicados por el secesionismo
"Lo que ha hecho tanto CiU, que gobierna en la ciudad de Barcelona con el apoyo de los independentistas de ERC, como Mas en la Generalitat es perjudicarnos e impedirnos abrir más horas por su enfrentamiento constante con el Gobierno central por la deriva secesionista”, comenta a este periódico un empresario del sector adscrito a la principal asociación comercial de Cataluña y que prefiere mantener su anonimato.
CiU siempre ha defendido al pequeño comerciante de toda la vida, lo que en Cataluña se conoce como botiguer, pues los nacionalistas entienden que la libertad de horarios favorece a las grandes cadenas comerciales, a pesar de que éstas generan mayores puestos de trabajo precisamente en estas fechas navideñas. Pues bien, precisamente las grandes cadenas, junto a determinados pequeños comercios, son los que ahora se han rebelado contra la "restrictiva” ley comercial catalana y piden renegociarla a partir de enero con el gobierno catalán.
Hace quince días se dio la primera "víctima" de esta rebelión. La firma de moda Desigual ya ha sido expedientada por la Generalitat con seis actas por reiteradas aperturas e incumplimiento de la “norma catalana”. Pero la ley de la oferta y la demanda es la que dirige los negocios de miles de comerciantes en Cataluña y en el resto de España y, ante el cierre de comercios en festivo, miles de barceloneses deciden desplazarse a grandes superficies situadas en zonas del área metropolitana que tienen la categoría de turística y, por tanto, pueden abrir en festivos.
Agravio comparativo
El presidente del grupo municipal del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández, considera un “error que Barcelona no abra los comercios todos los domingos de diciembre”, y lamenta que el alcalde nacionalista de Barcelona, Xavier Trias, "expulse a los barceloneses a comprar en el Área Metropolitana y en municipios colindantes como L’Hospitalet de Llobregat”. En opinión del dirigente del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, durante el puente de la Constitución, el pequeño comercio aumentó sus ventas entre un 3% y un 6% respecto a 2013. Asimismo, cerca del 90% de los comerciantes abrieron los días 6 y 8 de diciembre, cuando el año anterior sólo lo hicieron un 60%. Todo ello, a pesar de que el domingo día 7 no pudieron abrir al no contar con permiso municipal.
Ante este conflicto, tanto la Confederación Catalana de Comercio (CCC), que preside Miguel Ángel Fraile, como otras asociaciones comerciales que defienden los intereses del pequeño comercio piden cumplir la ley catalana.
Aunque en las próximas semanas deberán apaciguarse los ánimos de unos comercios ya sean grandes o pequeños que consideran un agravio comparativo que las tiendas turísticas puedan abrir más horas en festivos para atender a los cruceristas de lujo en Barcelona y que comercios de alimentación regentados por paquistaníes o chinos puedan abrir incluso toda la noche.
Por su parte, la Generalitat prosigue su política de conflicto constante con el Gobierno central y se personará ante el Constitucional para defender el modelo catalán de comercio. El gobierno catalán pide al Constitucional que levante la suspensión cautelar de la norma.