La variante de Pajares, el tramo más complicado de la línea de alta velocidad que prevé unir Madrid con el Principado de Asturias, ha vuelto a sufrir un revés en sus aspiraciones de ser finalmente una realidad. El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) se ha visto obligado a desistir de una importante licitación para concluir unos trabajos que comenzaron en 2003 y que se han llevado por delante 3.500 millones de euros. El contrato, relacionado con unos trabajos de revestimiento de una galería situada entre dos túneles, llevaba dos años y medio pendiente de ser adjudicado.
En concreto, se trata de las obras para el revestimiento de la denominada galería de Folledo, correspondiente al tramo del AVE Madrid-Asturias entre La Robla y Pola de Lena, más conocido como variante de Pajares. Uno de los principales problemas que ha padecido el proyecto desde su inicio ha sido el de las filtraciones, debido a los numerosos acuíferos existentes en la zona. Las sucesivas inundaciones de los túneles han eternizado las obras del túnel de Pajares, hasta el punto de que las previsiones apuntaban a que el primer trayecto de alta velocidad entre Madrid y Oviedo se realizaría en 2009. De ahí que tanto las galerías entre los tramos de los túneles y su adecuado revestimiento sean claves para el cierre con éxito de la variante.
Sin embargo, la espera tendrá que alargarse aún más. Y el presupuesto, otro tanto de lo mismo. Adif ha tomado la decisión de renunciar a la adjudicación de las obras para el revestimiento de la galería de Folledo debido a “la necesidad de redacción de un nuevo proyecto que recoja las necesidades no previstas”. La licitación, que cuenta con un presupuesto superior a los 11 millones de euros, se lanzó en diciembre de 2013. La fecha para la apertura de las ofertas sufrió diversos retrasos hasta que, 30 meses después, se ha tomado la decisión de partir de cero.
La medida supone un revés para la línea de alta velocidad, que volverá a sufrir considerables retrasos. A partir de ahora deberá ser redactado y aprobado un nuevo proyecto para el revestimiento de la galería, posteriormente proceder a su licitación y a la adjudicación definitiva. El plazo para el desarrollo de las obras previsto en la licitación original era de 9 meses.
Las prisas, malas consejeras
El problema de las filtraciones ha puesto de manifiesto la precipitación que se dio a la hora de diseñar el complicado paso del trazado de alta velocidad por el puerto de Pajares, que separa los límites de las provincias de León y Asturias. Las prisas del Gobierno por entonces encabezado por José María Aznar y del que era su ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, hicieron que los proyectos se aprobaran en tiempo récord. Algo que ha tenido posteriormente consecuencias muy caras, tanto desde el punto de vista económico como de los plazos.
Las sucesivas inundaciones que ha sufrido la infraestructura construida hasta ahora en la zona han hecho de que los diferentes proyectos se estén analizando de forma muy pormenorizada y que, además, se estén permanentemente actualizando para dar respuesta a las dificultades sobrevenidas por las filtraciones.
La decisión de Adif se ampara en el artículo 155.4 de la Ley de Contratos del Sector Público, en el que se especifica que el desistimiento de una licitación “deberá estar fundado en una infracción no subsanable de las normas de preparación del contrato o de las reguladoras del procedimiento de adjudicación”.
La normativa no impide iniciar de forma inmediata un nuevo proceso de licitación. Pero, en este caso, por muy rápido que sea el nuevo proceso no contribuirá demasiado a paliar un retraso que va ya por los siete años, en un contexto en el que aún se están buscando los proyectos adecuados para su ejecución.